22.

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Ya era otro día más donde Tom se levantaba por la mañana consciente de que Bill no estaba a su lado, y saber eso lo estaba matando. Cada día su necesidad de volver a sentirlo junto a él, incrementaba, y su estabilidad emocional ahora se encontraba por los suelos.

Al sonar su alarma solo la apagó para ni si quiera hacerle caso y continuar su sueño. Amaba dormir, era como desaparecer del mundo por un rato. Pero su siesta no pudo continuar ni un minuto más ya que el teléfono volvió a sonar, solo que esta vez con el sonido de una llamada, así que sin si quiera ver quien lo estaba llamando, atendió.

- ¿Hola?- Dijo entre medio de un bostezo.

- Te estuve llamando todo el día, ¿Tienes idea que hora es?- Era su padre, quien ya iniciaba con sus regaños matutinos, pensaba que al menos al vivir solo esas cosas dejarían de pasar, pero resultaba que no. Rápidamente, Tom revisó la hora y era ya el mediodía. Joder, no quería recordarse a sí mismo que ayer estuvo hasta tarde llorando por Bill y mirando películas románticas de Julia Roberts mientras se morfaba un pote de helado para compensar sus penas.

- Mhm, si, ya me estaba levantando.- Le afirmó mientras se frotaba los ojos con el dorso de su mano.

- Bien, espero que estés estudiando.- (No lo hizo en todo el año). - Te llamaba especialmente para avisarte que hoy tenemos una cena...-

- Bien...- Asintió Tom como si estuviera prestando atención, pero en realidad se estaba golpeando a sí mismo la frente de rabia de tener que asistir a todas las cenas que su padre lo mandaba.

— Con los Zimmerman.- Mierda, no de nuevo. Haría cualquier cosa por evitar algún encuentro con esa familia, por la única razón de tener que ver a Chantelle, ya la veía todos los días en la universidad, ¿acaso no era suficiente para su padre tener que pretender sentir algo por ella?

- Carajo.- Dijo para sí mismo, solo que resultó murmurarlo demasiado bajo, así que su padre lo logró escuchar.

- ¿Perdón?- Contestó rápidamente al escuchar a su hijo. - No quiero quejas, es importante.-

- Si, lo sé, perdón.- Se retractó inmediatamente suspirando por lo bajo luego de que su padre lo sermoneara como si tuviera diez años.

- Bien, ya que estamos en la misma página.- Continuó hablando. - Me gustaría que inicies a involucrarte en nuestras conversaciones, ¿Sabes?-

- Pero padre... yo no sé mucho de eso.- Era verdad, nunca realmente le interesó la empresa de su padre, o cualquier cosa que se relacione con ello, y no pretendía demostrar que le importaba ya que para él ya era suficiente con tener que estudiar la carrera que su padre le obligó.

- Era solamente eso, si algún día vas a encargarte de esto, vas a tener que aprender, quieras o no.- Y sin dejar contestar a su hijo, le cortó la llamada, dejando a Tom en un estado apenado. Parecía que nadie en su familia notaba el esfuerzo que él estaba haciendo en adaptarse a lo que su padre le obligaba aunque él no quisiera, ya era un adulto y aún seguía las órdenes de sus padres, era penoso.

Así que se volvió a recostar en la cama tirando su celular lejos de su vista, se aferró a su almohada como si su vida dependiese de ella y tomó un suspiro por lo alto para volver a dormir luego de que su padre le interrumpiese su sueño.

...

Recién fue a las 6 de la tarde cuando optó por finalmente levantarse ya que ahora le era imposible continuar su sueño, pero no hizo más que sentarse para jugar con su celular y revisar su galería de fotos, no sacaba muchas fotos, solo cuando le parecía una ocasión especial o quería tener un recuerdo de algo, fotos suyas no tenia muchas, solamente salía en algunas que sus amigos le sacaban o alguna selfie con alguien más. Rebuscando un poco, logró encontrar sus fotos con Bill que nunca había publicado. Si se trataba del pelinegro, adoraba tomarle fotos, ya sea dormido o haciendo cualquier cosa. Entre ellas, encontró una foto de Bill, quien estaba aferrado a su cuerpo de espaldas y solo se podía ver su cabellera extensa y el cuerpo de Tom. Se veía claramente que el pelinegro estaba sobre Tom, y al ver esa imagen pudo recobrar el momento.

corredores | TOLLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora