4.

782 80 109
                                    


Luego de aquella larga noche la cual se basó de únicamente tomar y cojer con su novia. Tom, obtuvó las consecuencias de hacer ello, levantarse con una resaca de la puta madre.

Lo peor era que hoy tenía que cursar en la universidad, y no podía faltar así que, quejándose por el dolor de cabeza, Tom se levantó, frotándose los ojos con sus dedos.

- Dios, por qué elegí esto...- Se cogió la cabeza frustrado.

A regañadientes, se incorporó de la cama, en dirección al baño que se encontraba a unos pocos pasos de su cuarto, para lavarse la cara.

El chico todavía se encontraba pensando en la situación de ayer, aún no comprendía como en su sano juicio tuvo las bolas para pedirle perdón a su oponente que había salido perdedor en la carrera. ¿Quien haría eso?

Y en el medio de sus pensamientos mientras se enjuagaba el rostro, escuchó el sonido de su celular. Alguien lo llamaba. Sabía que si era Ria la ignoraría inmediatamente. Se secó la cara y se dirigió de vuelta a su cuarto, atendiendo el celular.

- ¿Hola?- Preguntó el chico distraído.

- ¡Hijo! Me alegra escucharte de nuevo.- Y al escuchar su voz tan intolerable, se comenzó a acariciar el puente de su nariz poniéndose nervioso.

- Hola padre...-

- ¿Como te va en la universidad hijo?- Se ríe.

- Bien supongo, no lo sé.-

- Preparandote para manejar y trabajar conmigo en la empresa?-

- Sabes que no estoy muy seguro si eso es lo que quiero...- Contestó nervioso, sentándose en el borde de la cama para poder hablar apropiadamente.

- ¿Escuché bien? Sabes que no tienes palabra en esto, ya lo hablamos.-

Tom simplemente suspiró, era demasiado temprano para él como para debatirle a su padre en algo que ya sabía donde acabaría. - Si, si.- Volvió a suspirar. - Sabes, se me hace tarde para la uni, te llamo luego, adiós.- No dejó que su padre contestara y simplemente le colgó.

Ya estresado a las 7 de la mañana, se cambió directo para ir a la universidad. Una camiseta ancha junto a unos jeans igual de anchos. Perfecto. Cuando vio que estaba bien de tiempo, cogió sus llaves, listo para retirarse.









Al estacionar su auto en su lugar habitual, se encontró con Ria hablando con Chantelle, pero, lo diferente era que, esta vez no tenía ni la más mínima de intenciones de hablarle.

Ella se creía mejor que el resto por estar con él, creía que su relación iba en serio, pero para él ella solo era otro polvo más. Así que, al verla muy sumida obviamente, hablando de ella, siguió de largo, evitándola a toda costa.

Al entrar al salón habitual, pudo notar que no había nadie, aún faltaban 4 minutos para que todos entraran al salón, se ubicó en un lugar más razonable que la anterior vez, no tan cerca ni tan lejos del profesor, tampoco tenía intenciones de que le fuera mal en las materias.

Y al sentarse, logró recordar al chico de la clase anterior, ese chico que no paraba de hablar, que se sentó en la primera fila, con la única intención de chuparle las medias al profesor. Se le escapó una risa al recordarlo, hoy lo vería de nuevo.

Y hablando del rey de Roma, sintió la puerta abrirse, al darse vuelta y vió a...

- ¿BILL?- Lo miró impresionado.

- ¿TÚ?- el otro chico también lo miraba completamente sorprendido, estando arriba de todas las gradas del salón.

- ¿Que carajos haces aquí?- Preguntó el menor, bajando las gradas para ubicarse en su lugar habitual, la primera fila.

corredores | TOLLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora