21.

586 66 11
                                    

Otro lunes más junto a las caras exhaustas de los alumnos de la universidad, luego de cualquier finde semana libre. Aún peor estando en semana de finales, donde la mayoría de estudiantes optaba por estudiar toda la noche a no dormir.

Allí, en una de las primeras filas, se encontraba un Bill jugueteando con un lápiz, solo que esta vez estaba demasiado sumido en sus pensamientos como para si quiera pretender que le estaba prestando atención a lo que decía el profesor. Aún seguía pensando en lo que sucedió aquella noche entre Tom y él, debía admitirlo, se estaba haciendo el difícil con él a propósito, necesitaba recuperar algo de valor propio y no dejarse entregar tan fácilmente.

Ahora mismo, para Bill, Tom no existía, y seguiría siendo así por un buen rato, hasta que el trenzado tenga las bolas para salir del clóset de una buena vez por todas. Detestaba siempre ser el gay que hacía descubrir a otros chicos heteros que también les gustaban los hombres.

Interrumpiendo sus pensamientos de odio, su celular vibro de una forma que lo despertó, no solo a Bill pero a todo el salón, entre ellos, incluyendo a su profesor. Bill reaccionó saltando sobre su asiento por sorpresa, mientras sentía todas las miradas de los alumnos sobre él, hasta la de un tal trenzado quien lo estuvo asechando por toda la clase.

- Kaulitz, apague el celular por favor.- Sentenció el profesor al ver de donde provenía el molesto sonido, mirándole de reojo para ni un segundo luego, retomar su enseñanza. Los profesores nunca se enojaron con Bill ya que él siempre sabía demostrar interés en la clase.

- Si. Disculpe.- Simplemente asintió, cogiendo el celular en una mano, luego de notar como ya nadie se encontraba observándole. Tenía que aprovechar para revisar quien se había dignado en escribirle en hora de clase, si era Natalie con algun tema de conversación absurdo, o era algo importante. Sabía que de Tom ya no recibiría mensaje, así que le extrañaba recibir alguno.

Se sorprendió al ver como su amigo Elias saltaba sobre su pantalla, así que rápidamente abrió el mensaje para ver lo que tenía que decir.

Elias
Bill, ya se que estás en clase, pero luego podemos hablar?

Joder, era muy extraño recibir un mensaje de su amigo, ya que se veían todos los días, y era más cercano con Gustav que con él. Además, sonaba muy serio cuando se refirió al tema "hablar". Ahora Bill se asustó, ¿Y si lo vio a él con Tom luego de la carrera? ¿Sabrá algo que él no sabe? Mierda, las posibilidades eran infinitas.

Bill
Si, q pasó?
Te veo en el patio trasero luego de clase

Realmente el mensaje de Elias lo había dejado desconcertado, se preguntaba qué debía ser tan importante que lo tenían que discutir en persona antes que en un simple mensaje de texto. Así que para hacer pasar el tiempo más fácil, devolvió su atención a lo que sea que el profesor estaba diciendo, sin necesidad de pensar en aquel mensaje.

Pero si había una sensación que persistía en el salón, y era la mirada constante de Tom. El pelinegro sabía que había una mirada observándole cautelosamente desde atrás, y no había dudas de que era él, pero su mente le repetía que enfocara su mira en cualquier cosa que no sea Tom. Aunque era en vano ya que sus pensamientos siempre terminaban recayendo en Tom, como lo hicieron desde que apareció en su vida. ¿Por qué de todos los seres humanos en la tierra, se tuvo que enamorar de uno en negación de su homosexualidad?

...

Para su suerte, el timbre no tardó mucho en sonar así que eso permitía a Bill retirarse sin más, sin despedirse de su profesor y aún sin dirigirle la mierda a Tom, quien parecía aún estar mirándole.

corredores | TOLLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora