14.

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- Bill.- Preguntó Tom mientras observaba el cielo estrellado en el que se encontraban ambos.

- ¿Hmm?- Contestó el pelinegro, también admirando boca arriba, sin prestarle mucha atención a la conversación.

- Me gustas.- Habló sin aún dirigirle la mirada al otro, como si ambos estuvieran absortos por el cielo.

Se encontraban ahora acostados sobre el pastizal, donde se podía observar con perfección el cielo negro acompañado por múltiples estrellas visibles.

Al escuchar las palabras de Tom, Bill no pudo evitar cerrar sus ojos y reírse por lo escuchado. - Ya lo sé.-

Al escuchar su respuesta, se incorporó sobre sus hombros. - ¿No me vas a preguntar por qué?- Cuestionó elevando una de sus cejas.

- No lo sé, ¿Debería preguntarte?- Inició a jugar con él, dándole una mirada pícara mientras mostraba su sonrisa de ambos lados. - No me gustaría saber que lo único que te gusta de mi es mi pene.-

- ¡No lo es!- Exclamó enfadado, sabía que Bill estaba jugando con él, y lo estaba logrando.

- ¿Ah entonces no te gusta mi denominado miembro reproductor, Kaulitz?- Se burló el pelinegro, colocando una mano sobre su pecho, como mostrándose a sí mismo indignado por su respuesta.

- ¡Si que me gusta!- Contestó ahora dirigiéndole contacto directo a Bill con la mirada. - Vamos, pregúntame que me gusta de ti.-

- A ver, Tom Kaulitz...- Suspiró reprimiendo su risa por dentro. - ¿Qué te gusta de mi?-

- Todo.- Habló mirándole los ojos almendrados de Bill, provocándole un sonrojo intenso.

- ¡Eso no cuenta!- Exclamó el otro rompiendo el momento que se había dado, ahora Tom parecía ponerle nervioso a él. - Vamos, sé más específico.-

- Me gusta...- Habló mirando de reojo al pelinegro. - Tu personalidad, tu autonomía para hacer cosas, como nunca le tienes miedo a nada.-

- Eso no es cierto.- Acotó el pelinegro, cruzando sus brazos y haciendo un gesto enfurecido.

- Puede ser que pienses que no, pero haces cosas que muchos nunca se atreverían a hacer.- Contestó ahora, acercándose a él cada vez más solamente para acojonar sus mechones de cabello y mirarlo bien.
- También me gusta tu rostro, es como delicado y podría estar mirándolo por horas.-

Lo que había dicho el trenzado había dejado a Bill con la boca semi-abierta, mostrando sus labios superiores desprendidos de los menores y exponiendo su notorio sonrojo.

- Pero...- Volvió a hablar. - Más que nada me gustan tus ojos.- Dijo manteniendo su mirada sobre los ojos del pelinegro, que ahora solamente se le habían abierto aún más los ojos.

- ¿M-Mis ojos?- Parpadeó varias veces mientras sostenía el contacto con Tom.

Ahora siendo envuelto por sus brazos, y con los Bill colocados sobre sobre sus hombros, el mayor optó por continuar observando sus hermosos ojos.

- Son como...- Se intentaba explicar a sí mismo mientras admiraba su vista, removiendo cabello por cabello que se encontraba alrededor del rostro del menor. - No lo sé, me gustan.- 

Al decir esas palabras, la respuesta que recibió Tom fue unos dulce labios sobre los suyos, impactados por el rostro de Bill, para que luego le cogiera el rostro en orden a profundizar su beso.

corredores | TOLLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora