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A partir de ese día, la relacion de aquellos jóvenes solamente se había fortificado completamente. Ambos seguían sin querer hablar del tema del "beso", solamente continuaron su relación como si aquello no hubiera sucedido. 

Lo que seguía igual era su relación pública. Dentro de la universidad o alguna fiesta, ellos no se conocían para el mundo exterior. Tom prefería mantenerlo así, algo secreto.

Pero a Bill no le gustaba del todo tener que reprimir sus sentimientos y pretender que no sabía de la existencia de Tom. Finalmente, el joven tenía la razón, él solamente era un uso para el mayor, sabía que avergonzaría completamente si lo vieran con él en público. Pero cuando se encontraban ellos dos solos, era totalmente diferente. Tom era un ser dulce y amable, pero en cuanto a su grupo de amigos, era un casanova y totalmente sin sentimientos.

Al menor nunca le terminó de gustar la hipocresía por parte de Tom. Parecía querer complacer a todo el mundo mientras habla mal de todos al mismo tiempo. No entendía por qué continuaba estando con esos amigos si cuando estaba con él, se quejaba de lo hipócritas y mierdas que eran. Sin duda a Tom solo le preocupaba quedar bien con todos.

Aunque tampoco sabía por qué se preocupaba por esta situación. No tenían ningún compromiso juntos, si él quería le dejaría de hablar en cualquier momento y no habría reproches ya que no es que eran novios, ni algo parecido, aquel beso fue un simple error el cual Bill no pudo evitar ceder. Porque era verdad, a Bill le gustaba Tom, pero estaba en esa etapa de negación de sus sentimientos.

Hablando del rey de Roma, se escuchó el timbre de su casa, y era obvio quien estaba detrás de aquella puerta.

- ¡Bill! ¡Esta tu novio!- Gritó Andy desde la planta baja, esperando a que fuera a abrirle la puerta.

- ¡Abre tú! ¡Y no es mi novio!- Hizo énfasis en la palabra "no" para que su hermano ya parara de joder con eso.

Andreas dejó de prestarle atención a Eli y se dirigió a la puerta para abrirle al "amiguito" de Bill que visitaba al menos una vez a la semana.

- Ey.- Saludó Andreas al abrir la puerta y ver la silueta del rapero.

- H-Hola.- Habló nervioso el chico al ver al hermano de Bill en la puerta. Andreas cargaba con una vestimenta metalera, con piercings por todo el rostro, pelo largo y lacio, y remeras que parecían de una banda de metal que seguramente ni dios conoce.

Lo invitó a pasar y nervioso entró, si bien ya había visitado la casa de Bill incontables veces, todavía le asustaba la presencia de su hermano mayor. Ahí se percató de que Bill había bajado las escaleras para darle la bienvenida al mayor.

- Hola.- Se encontraba sin maquillaje, con el pelo atado y... sin remera.

- ¡Bill! Ponte algo por dios.- Gritó Andreas ahora viéndolo. - Vas a asustar al invitado.-

Tom continuaba sin decir nada, aprovechando para observar el cuerpo de Bill, y notó un tatuaje en su abdomen de estrella. Era divino.

- Yaa.- Y volvió a subir las escaleras para encerrarse en su habitación. Parecía un nene caprichoso.

Al quedar completamente solo en la sala de estar, se quedó silbando hasta que Bill viniera a salvarlo de la incómoda situación en la que estaba. Allí, se acercó la pequeña Eli la cual nunca se atrevió a acercarse a Tom por las pintas que llevaba, le aterraba.

- Oh, hola.- Le sonrió Tom a la niña, no sabía realmente como reaccionar.

Eli simplemente le devolvió el saludo con la mano mientras con la otra sostenía a un peluche. Tom se agachó para poder estar a la altura de la niña.

corredores | TOLLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora