Un nudo se me forma en mi garganta. Cojo la botella de vino y bebo lo
que queda de golpe. No puedo desesperarme de esta manera y permitir que un psicópata me trate
de esta manera, ni si quiera he firmado el contrato así que no puede ponerse así de histérico.Un momento... ¡El contrato! Corro a mi cuarto, lo busco en mi bolso grande y cuando lo encuentro le hago una foto y se lo envío.
Hoy 20:45 yo
Error de jefe novato por lo que parece, no firmé nada con lo cual
aún no trabajo para ti, y tú, no tienes ninguna copia firmada.Hoy 20:50 Christian
¿Quieres jugar? Está bien.
Cuando percibo que no va a hablar más respiro hondo más relajada.
No sabe donde vivo así que está totalmente perdido, riendo orgullosa por haberle dejado claras las cosas,
aplaudo mi éxito en silencio y sintiéndome invencible.Tengo una corazonada y algo me dice que no va ha estarse quieto y dejarlo estar.
No lo conozco de nada... ¡Dios mío! No puede pretender controlarme porque es un obsesivo de las normas y además creído.
Pasa el rato y me siento en la cama.
En el fondo admito que es un tanto sexy. Cuando vuelvo al comedor, estoy a punto de desmayarme al ver
a Christian de pie y muy... muy enfadado. Trago saliva avergonzada
y temblando de miedo.Su cara es todo un poema con un tono rojo del mosqueo que tiene. Respira con dificultad y fija sus ojos verdes en los míos. Su frente se marca con algunas arrugas y no se inmuta, está como una estatua petrificada.
—¡¿Cómo has entrado?! —grito espantada.
—Por la ventana.
Se quitaron mis ganas de reírme y quiero salir corriendo y pedir ayuda.
Es un ladrón muy inteligente y ágil.
—¿De fiesta? —supone, señalando la botella
de vino en mi mano todavía.
—No —contesto manteniendo las agallas.
Se pasa una mano por su cabello castaño y gruñe frustrado. Se acerca
a mí con paso decidido, me quita la botella y coge la manga del cuello de mi camiseta con brusquedad.Su nariz roza la mía y me obliga ha mirarlo, de súbdito mi cabeza duele con intensidad.
No le importa en absoluto la presencia de mi mejor amiga,
sabe que está tan borracha que
no despertará hasta mañana.Pero me mantengo fría y desafío su ira.
—Por mucho que leas mi mente
—añado en voz baja —, no vas
ha darme órdenes.—¿Aún no te doy miedo? ¿No soy
para ti un psicópata? —cuestiona rencoroso —. Fui amable contigo y dejé que me conocieras anoche, ¿qué más quieres?—Conocerte —respondo,
sintiendo su aliento que me
produce escalofríos —.Saber que de verdad eres un vampiro.
El contacto de su piel con la mía me deja bloqueada, es fría y pálida.
Su rostro redondo da aspecto de bonachón, pero su carácter le lleva
la contraria. Finalmente me suelta
y deja que ponga los pies en el suelo.Me pone frente a un espejo que tengo
en el pasillo de la entrada y me tapo la boca para no gritar escandalizada, no se refleja su silueta, no se puede ver en el cristal y no aparece a mi lado.
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Las Flores de los Vampiros
Vampire¿Desde cuando la sangre de una rosa puede convertirme en vampiresa? ¿Las rosas tienen sangre? Un vampiro llamativo y abrasador, quiere que inyecte sangre en sus rosas, ¿Por qué yo? ¿Y Por qué quiere que lo haga? ¡Oh, Dios! Sus ojos verdes me ...