JungKook había empacado sus cosas cuando escucha el típico chillido de su madre. Al salir a investigar, toda la familia estaba rodeando a una pequeña niña de cinco años que se había caído del columpio.
Secretamente mientras que estaba dormida en el cuarto, le coloco una curita encima, y sin poder evitarlo, una ansiedad creciente cargada de posesión dominaba por completo su cuerpo.
Era extraño.
.
La fría noche de Grunwald se convertía en viento que entraba por la ventana, que hacía a su piel estremecer. La habitación podía ser como el cuarto de una reina y aun así no podía evitar sentirse tan extraña alrededor de las paredes de lugar.
Quizás por su costumbre a los mares, a la playa y el ambiente thai. La esposa del señor Jeon nunca se paró a admirar verdaderamente lo que era este país, de los últimos este era el que menos llego a considerar, si era honesta con ella misma.
Eran las cuatro de la mañana cuando la sensación de perderlo todo en su sueño hizo que despertara, a pesar de las horas en las que estuvo teniendo las caricias apasionadas que le revolvían la piel y la hacían estremecer, fue difícil conciliar el sueño.
Y no era la culpa de la decisión que había tomado, tampoco la desgracia de obtener un pasado horrible que se arrimaba —a veces—, para atormentarla.
Lalisa había aprendido que de alguna forma, los tienes clavados en la espalda y no puedes arrancártelo de la piel, siquiera para dormir como una princesa.
Aunque, sentirse como una era poco, era una reina que obtenía la atención de un hombre al que jamás en su vida pensó en volverlo tan necesitado de su presencia. ¿Ella misma se explica? Aún no puede creer todo lo que ha pasado en su vida durante estos meses, de tener que desvelarse para completar sola, sin nadie a su lado las recetas y la comida…
… A caer en los brazos tatuados que rodeaban su cintura, y la lujuria que lo poseía.
Un hombre que no acepta no por respuesta, que la envuelve en un capullo y no la deja salir hasta estar complacido, el que al mismo tiempo por horas se pasaba mirándola, como si algo en su cabeza se revelo y no quisiera decírselo porque le daba… vergüenza.
Lisa estaba en la terraza de la habitación, bebiéndose un té de orégano, sus pensamientos iban y venían sobre todo lo que hizo, y tal vez sea un fastidio en su otra parte, pero no podía parar de pensar en ese rostro que quedo traumatizado, como si ella hubiera asesinado a una familia entera.
Lo único que hizo fue vengarse, ¿no? de poder obtener lo que esa mujer ha sentido por años cuando la dominaba.
Se pasa las manos delicadas por el rostro, cerrando sus ojos. Por eso no había dormido, claro que la calidez y el querer de su esposo desbordaba tanto que ella no pudo evitar sonreír como una tonta mientras que lo besaba mientras dormía. Pero venía de golpe ese sentimiento y así no podía.
Todo acabó, ya Rosé sabe que JungKook y ella están juntos, ya no va a haber ningún contrato de por medio, ya no le quitará la tienda de su abuelo. La finca está a nombre de JungKook, sí, porque no fue capaz de quedarse ella con él, pero aun así tiene la sensación de que apartarse no será fácil.
Y no habla de sinceramente eso, son de sus sentimientos, son de su decisión, son de las confesiones que ambos se hacen durante la cama y luego los cariños continúan, las palabras también, sin embargo, Lisa pedía más.
Lisa pedía un Te amo de su parte. Sabía que era imposible, JungKook la puede querer, y tal vez la a ama en la cama pero… ¿A Rosé le decía te amo? Siente que le palpita la cabeza e intenta levantarse con el dolor de piernas que él mismo le provoco durante los salvajes momentos.
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❝the other woman❞ liskook.
RomantizmLisa había aceptado casarse con Jeon JungKook, ya que el negocio entre familia se había logrado a la perfección, la presión era grande y el hijo mayor no tuvo otra opción que aceptar, ambos dejándose llevar por los lamentos de Park Roseanne. Pero L...