Al día siguiente, dos guardias se aseguraron de que Kyla bajase a desayunar, puesto que el día anterior no se había dignado a aparecer siquiera en el comedor.
Tomó asiento en el sitio vacante junto a Leinen, sin dirigirle la mirada, enfrente de Tyssa y Melaneia, con el rey en el cabecero de la mesa, y asintió en agradecimiento cuando un sirviente le trajo una taza humeante de café con canela.
-Buenos días.- Saludó Lovidius después de un momento de silencio. Ella no contestó, sino que se concentró en su bebida.
Antes de que el rey pudiese decir algo con respecto a su comportamiento, Tyssa se dirigió a su madre con una pregunta.
-Madre, ¿sabemos ya la fecha de la ceremonia de unión de lord Capuli y lady Viera?
-Sí, se celebrará dentro de una semana y media. Pero antes, debemos atender a otra ceremonia.- Hubo una pausa.- La princesa Menesre ha de presentarse al reino.- Concluyó, mirando fijamente a Kyla, como retándola a negarse.
El brazo de la aludida se congeló a medio camino de llevar la taza a sus labios. La depositó de nuevo en el plato con algo más de fuerza de la que era necesaria.
-No. -Masculló en tono cortante.- No pienso presentarme como princesa de una familia real que me repugna y no hace más que mentir y matar para mantener o incrementar su poder.- Recibió una sonora bofetada por parte de Leinen, pero se limitó a mantener la mirada fija en los ojos negros de Melaneia, ignorando el picor de su mejilla.
-Oh, querida, ya verás cómo lo harás. Y, lo que es mejor, lo disfrutarás. Sólo necesitas el incentivo adecuado.
-Otra cosa más, madre.- Dijo Leinen, haciendo que la mirada de la reina se posara en él.- ¿Consideraste lo que te propuse?
-Sí, hijo, y creo que tienes toda la razón. Trasladaremos hoy mismo las cosas de Menesre para que pueda acomodarse junto con el resto de los aposentos reales. Es donde debe estar, a fin de cuentas.
Kyla pensó en sus habitaciones en lo alto de la torre, y en la hermosa vista que tenía desde su ventana, donde podía respirar lo más parecido a libertad que tenía. Se giró hacia Leinen, fulminándolo con los ojos.
-Ayer parecías particularmente interesada en estar junto a nosotros, haciendo que ese guardia te llevase hasta ahí.- Se encogió de hombros, sonriendo sarcásticamente.- Pensé que podía hacerte un favor. Y que sepas- Se acercó a ella para murmurar sin que nadie más pudiera oírle.- que no me he olvidado de lo de ayer. Ninguna falta de respeto puede quedar impune, Menesre.
Kyla no entendía lo que pretendía el chico. A decir verdad, no entendía nada de lo que pretendía cualquiera de esa familia.
Se pasó el resto del desayuno con la mirada fija en su café, tomando sorbos de vez en cuando y pensando en el iris de ese mismo color de otra persona, quien probablemente estaría a kilómetros de allí, tal vez bastante enfadado con ella, pero por lo menos libre.
***
Axel golpeó otra vez con fuerza los barrotes, furioso. No soportaba aquello, Llevaban ya tres días ahí dentro, recibiendo una ración escasa de comida y avanzando por kilómetros y kilómetros sin descanso. Incluso por la noche, aquella cárcel con ruedas seguía en marcha. Suponía que se estarían turnando varios cocheros.
***
-¡Tú!- Le gritó Melaneia antes de que pudiese abandonar el comedor.- Ven conmigo.
Kyla consideró negarse, pero obedeció, sabiendo que terminaría haciéndolo de una manera o de otra.
Siguió a la reina por pasillos interminables de fría piedra gris, bajando escalones y metiéndose en corredores cada vez más estrechos. En un momento dado, Melaneia se giró, tendiéndole una gruesa cinta de terciopelo negro.
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Arcanum: la princesa cautiva
FantasyLIBRO DOS (📚 saga Arcanum) Tras el trato que hizo Kyla con la reina Melaneia, la situación de la chica cambia radicalmente: vestidos, joyas, guardias y una constante actuación para esconder su miedo se convierten en su inevitable rutina mientras, e...