Arcanum: la princesa cautiva

Prólogo

En algún lugar de Arcanum...

...un niño y una niña esperan ansiosos la llegada de su hermano mayor, cobijados en su cabaña del refugio de las montañas. Hace varios días que llegó un grupo de personas que venían del Pinar, pero él no estaba entre ellos. Saben que se ha debido retrasar, es algo común en él. Pronto vendrá a darles un fuerte abrazo y contarles cuentos antes de que se duerman. Además, si hay suerte, lo acompañará su primo, y podrán molestarle y hacer todo lo posible para que juegue con ellos a idear batallas y a revolcarse por la hierba...

...un líder reúne a sus hombres, listo para la violencia y el derramamiento de sangre, mientras piensa enojado en el desgraciado que se la llevó, y en cómo confió en él para mantenerla con su bando. No cometerá el mismo error ni dejará que nadie se le escape esta vez. Ya sabe dónde se encuentra la chica, y es consciente también de que es el peor sitio en el que podría estar. Irán a por ella y se la llevarán, tanto si la muchacha quiere como si no. Tiene un propósito que cumplir...

...un chico sale despedido hacia atrás y choca con una mesa, con la cara roja y la boca ensangrentada. Escupe a un lado, sabiendo que esto va a continuar por un buen rato. Sabiendo que lo merece. No se puede desobedecer. Todo tiene consecuencias. Aprieta los puños para aguantar el siguiente golpe, consciente de que él mismo ha empleado ese método, que juró no usar nunca porque quería ser distinto de su agresor, con una persona que lo había tratado bien, y que probablemente no lo perdonará nunca, con toda la razón. Ni siquiera él se perdona a sí mismo por ello...

...un muchacho asiente fervientemente a lo que le proponen, sin apenas escuchar nada. Confía en que nunca tengan que recurrir a él, y en que nadie se entere de lo que está aceptando. Necesita desesperadamente lo que le ofrecen. Cuando le otorgan el cuchillo, no lo piensa dos veces antes de trazar con él la runa mágica sobre su corazón, que lo mantendrá unido a su amo y ese acuerdo eternamente...

...un anciano reza apasionadamente con la vista clavada en el cielo. Conoce lo que está por venir y también lo crucial de todo lo que va a pasar, así como el propósito de ello, una causa incierta que espera que se cumpla por el bien de todo el mundo. Pero no sabe si será capaz de pagar el precio.