Capítulo XV

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Menesre sonrió ampliamente al ver a Tylen por el pasillo. Tenía muchísimas cosas que contarle, en especial sobre su relación con Leinen.

Llevaba casi dos sectios sin verle. Según le habían explicado, a pesar de que comúnmente se empleaba el mismo calendario que en el mundo paralelo del que Arcanum recibía Viajeros, la Tierra (basado en meses y semanas), en la cultura aracniense se dividían los años en diez sectios, de treinta y seis días, cada uno de ellos subdividido en tres etapas de doce días. Estos doce días correspondían cada uno a un dios, o más bien a una de las separaciones que los arcanienses hacían de los dominios del Espíritu de Arcanum: Nublae, Calide, Silva, Bolwar, Oscurd, Ventor, Ilamea, Telera, Nemeiah, Seseshareeh, Hondior y el propio Espíritu, respectivamente. Además, cada dos sectios se celebraba un día de Vandior, la Muerte, los oscuros días en los que los arcanienses veneraban a quienes habían muerto en ese periodo. Aunque de manera informal la gente se refería a meses, semanas y demás, todo arcaniense debía conocer el calendario de sectios, puesto que los comunicados reales, entre otros, empleaban esa medida.

Sonrió para sus adentros, orgullosa de lo rápido que se había reintegrado en la corte arcaniense tras su pérdida de memoria.

Miró a Tylen de nuevo. Por su pelo húmedo, supo que se acababa de lavar, pero según se acercaba a él fue vislumbrando varios cortes y moratones en su piel, algunos de ellos alarmantemente recientes. Corrió hasta donde estaba.

–¡Tylen! ¿Qué...?

–No te preocupes, Ky... Menesre. –La tranquilizó, su rostro fatigado. –Estaba en una misión. Estas cosas pasan.

Algo en el rostro del chico le dijo que no quería seguir hablando sobre sus heridas y golpes, de modo que evitó el tema, aunque no disminuyó su inquietud por ellos, en especial por los que parecían tan recientes que podría haber jurado que se los había hecho ese mismo día.

–Ven, tengo algo que contarte. –Dijo cambiando de tema, emocionada por compartir su secreto con el guardia. Tomándole de la mano, lo guió hasta un pequeño escobero. Allí podrían hablar tranquilos.

Tylen le sonrió, divertido ante el semblante ansioso de su amiga.

–¿Y bien?

–No sé si te contaría esto antes de todo lo de la memoria pero... estoy saliendo con Leinen. –Sonrió. –Bueno, más bien, he vuelto a salir con Leinen, porque resulta que antes ya teníamos algo pero ya sabes,...

–¡¿Qué?! –La interrumpió el guardia, sus ojos como platos. –¡¿Estás loca?! ¡Odias a Leinen!

La princesa se sobresaltó ante la reacción de su amigo.

–¿Pero cómo voy a odiar a Leinen, tonto? –Rio. –Es mi hermanastro, y es agradable y...

–¡Kyla, es un psicópata que sólo te ha enredado para que pienses...! –El guardia se pasó la mano por el pelo, frustrado, sin darse cuenta de que la muchacha se había tensado al oír ese nombre. –Le odias. Sólo te ha hecho daño. Él... –A Tylen le costaba encontrar las palabras.

Un pitido sonó en los oídos de Menesre mientras empezaba otra de sus frecuentes jaquecas. Puso una mueca. Llevaba mucho tiempo sin tenerlas.

Comenzó a acercarse a la puerta, no queriendo estar cerca de Tylen después de todo lo que había dicho. Ella no odiaba a Leinen, sino más bien todo lo contrario. El único recuerdo, o trazo de recuerdo, que conservaba de su vida anterior se lo decía. No besaba así a alguien que...

–Escúchame, Kyla. –La voz del guardia le retumbó en los tímpanos y envió más dolor a las profundidades de su mente, donde algo luchaba ferozmente contra barreras invisibles, agitándose contra las paredes de su cabeza. El chico la agarró de los hombros para asegurarse de que lo miraba.

Arcanum: la princesa cautivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora