Capítulo XIX

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Tras una peculiar mañana en la Tierra, en la que Alan le provocó otro desmayo para que fuera ella misma y su madre la colmó de saludos y abrazos efusivos, le pusieron al día en lo ocurrido. Al parecer, su tapadera consistía en que a Alicia le había surgido un proyecto como arquitecto en un lugar remoto de Australia donde no tenían ningún medio para comunicarse. Lo cierto era que lo único que sabía el resto era que había estado en el extranjero por el trabajo de su madre, así que María podía inventarse cualquier anécdota mínimamente verosímil para que el resto no sospechara de la situación, ya muy extraña en sí.

Decidió que sorprendería a sus amigos esa tarde. Como era viernes, Alan les había propuesto quedar a merendar en una cafetería como excusa para que se reuniesen todos en un mismo lugar, y una vez estuvieron todos, María entró al lugar con una amplia sonrisa. Las caras de sorpresa de Elena y Eric no tenían precio; Sara también fingió hacerse la sorprendida y cumplió con todo el paripé, aunque la muchacha ya había hablado con ella en Arcanum.

A María le resultaba raro estar cerca de esa gente; les conocía, eran sus amigos, pero se sentía diferente de como recordaba que se sentía antes, y era muy consciente de que la causa de ello era el hechizo de Melaneia que todavía acechaba su mente. No dejaba de maldecir a esa mujer.

Se inventó unas pocas cosas sobre esos meses, arguyendo que habían sido muy aburridos, e inquirió a su vez sobre la vida de sus amigos.

–¿Y bien? ¿Alguna novedad?

–Elena tiene novio. –anunció Amaranthi con una sonrisa de lado. La otra enrojeció ligeramente.

–Todavía no es oficial, pero...– la muchacha le estuvo contando sobre el chico, un universitario de su mismo campus, enseñándole fotos y hablando sin parar. María sólo asentía a lo que le decía, divertida.

–¿Y el curso? ¿Qué tal?

La chica era consciente de que, tras perderse cinco meses de segundo de bachillerato, no podría reincorporarse a las clases y tendría que repetir el año escolar, pero se abstuvo de comentarlo.

–En unas pocas semanas tendremos los exámenes, la graduación... y se acabó. –contestó Eric. –Nos queda, claro está, el examen de acceso a la...

–Por Dios, no me lo recuerdes. –masculló Alan con tono quejumbroso. –Como vuelva a oír hablar sobre esas dichosas pruebas...

–¿A ti cómo te va en la universidad, Elena? –inquirió María para desviar el tema.

–Bien, supongo. Igual que los primeros meses, que es cuando tú estabas, a decir verdad. Nada fuera de lo común. Bueno– añadió como si se acabara de acordar de algo importante. –el otro día falleció la profesora de biología de Max.–así se llamaba el chico que le gustaba– Una llamada Begoña nosequé. Creo que empezaba por ce, pero no estoy segura.

–Vaya. –replicó ella, sin saber qué decir ante eso.

–Es irónico. Se atragantó con un filete de carne, ¿sabes? Y, según Max, el primer día anunció que era vegetariana.

Todo el mundo se quedó en un silencio muy elocuente. Alan agachó la cabeza, apretando los labios con fuerza para evitar estallar en carcajadas, y Eric se limitó a sorber su batido, con un inicio de sonrisa en los labios. María y Sara se encontraban en situaciones parecidas.

–¿Qué? –se extrañó Elena. –Es verdad, se atragantó con...

–Te creemos Elena. –aclaró Eric, no sin antes soltar una pequeña risita. –Pero mejor vamos a dejar ese tema porque no queremos... ser irrespetuosos.

–No hay que burlarse de los muertos, no hay que burlarse de los muertos...– oyó María que se repetía Axel para sí mismo mientras sus hombros se sacudían ligeramente.

Arcanum: la princesa cautivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora