Lucy | Harlivy

Especial de Navidad

Faltaban unos días para Nochebuena, y Gotham estaba cubierta por una manta de nieve que convertía la ciudad en un lugar mágico. Harley, Ivy y su hija estaban en casa, decorando el árbol con luces brillantes y ornamentos coloridos. La emoción de la temporada llenaba el aire, y la familia quería compartir esa alegría con sus amigos más cercanos.

—¡Miren, mamis! —gritó Lucy, sosteniendo un adorno en forma de muñeco de nieve. — ¿Dónde deberíamos poner esto?

Ivy sonrió mientras observaba a su hija, disfrutando de la magia que la Navidad traía consigo. Harley estaba ocupada colgando guirnaldas y canturreando villancicos.

—Creo que el muñeco de nieve se vería perfecto justo aquí —sugirió Harley, señalando un espacio en el árbol.

Mientras terminaban de decorar, Harley tuvo una idea.

—Oye, ¿qué les parece si invitamos a King Shark y a Clayface para pasar Nochebuena y Navidad con nosotros?

Su esposa asintió con entusiasmo.

—¡Me encanta la idea! Será genial tener a toda la pandilla reunida para celebrar.

Harley agarró su teléfono y llamó a sus amigos para invitarlos. Ambos aceptaron encantados y prometieron llevar algunos platos para compartir en la cena.

Nochebuena llegó con una mezcla de risas y preparativos. Clayface se transformó en un árbol de Navidad animado, deleitando a Lucy con sus habilidades.

—¡Esto es increíble, tío Clayface! ¿Puedes hacerlo parpadear?

Él asintió y comenzó a parpadear con luces de colores, provocando risas y aplausos de todos.

Más tarde, la cena estuvo llena de platillos deliciosos y risas contagiosas. King Shark no dejaba de elogiar la cocina de Ivy, especialmente su ensalada de algas.

Después de cenar, la pelirroja propuso un brindis.

—A la familia y a la amistad. Que este tiempo de celebración nos recuerde la importancia de estar juntos.

Todos chocaron sus copas y disfrutaron del cálido espíritu navideño que llenaba la sala.

Cuando el reloj marcó la medianoche, Harley sugirió salir al balcón que estaba en la segunda planta para ver los fuegos artificiales en el horizonte. La ciudad estaba iluminada con destellos de colores, y el aire fresco de la noche llevaba consigo la promesa de un nuevo comienzo.

Una vez afuera, Harley se tomó de la mano con Ivy, y ambas se quedaron en silencio admirando la belleza de la escena.

—¿Recuerdas nuestras primeras Navidades juntas, amor?

Ivy sonrió, recordando esos momentos llenos de inocencia y descubrimiento.

—Eran más simples, pero cada una ha sido especial a su manera. Y ésta, con Lucy y nuestros amigos, es la mejor hasta ahora.

La rubia la miró con ternura.

—Tienes razón. Tenemos mucho que celebrar, y estoy agradecida de tener a alguien tan increíble a mi lado.

Ivy acarició la mejilla de Harley.

—La gratitud es mutua, Harls. Eres mi mayor regalo, te amo.

En ese momento, los fuegos artificiales explotaron en el cielo, iluminando sus rostros con destellos de colores.

Al dar las doce campanadas, Harley se acercó a Ivy y la besó suavemente bajo la luz de las estrellas.

—También te amo —respondió la rubia en un susurro, tomándola después de la mano y guiándola adentro, a su habitación.