Lucy | Harlivy

Especial de Halloween

Era una noche de Halloween perfecta. El viento soplaba suavemente y las hojas crujían bajo los pies de los niños disfrazados mientras recorrían las calles, pidiendo dulces. Harley, Ivy, Lucy y la demás pandilla —King Shark y Clayface— formaban un grupo formidable, mientras se dirigían a un vecindario cercano para disfrutar de la diversión de pedir dulces o truco.

Lucy saltaba de emoción mientras llamaba a la puerta de una casa.

—¡Dulce o truco!

Ivy y Harley se rieron al ver a su hija tan emocionada. La gente del vecindario les ofreció una gran variedad de golosinas, desde chocolates hasta caramelos y galletas.

Después de llenar sus bolsas de dulces, el grupo regresó a casa. Con sus botines de Halloween en la sala, Harley miró a su alrededor con una sonrisa traviesa.

—¡Chicos, hemos vuelto con un botín impresionante de dulces! —anunció con entusiasmo. —¿Qué les parece si después de disfrutar de estos dulces, contamos historias de terror?

Lucy saltó emocionada mientras se sentaba en el suelo junto a sus amigos.

—¡Sí, mamá, eso suena increíble! —dijo, mostrando su entusiasmo.

King Shark y Clayface asintieron, listos para participar en esta aventura de contar historias. Ivy se acomodó en el sofá, sonriendo.

—Bien, chicas y chicos, parece que va a ser una noche espeluznante. ¿Quién quiere comenzar?

Con las luces apagadas y la luna llena iluminando la habitación, comenzaron a compartir sus historias de Halloween, creando un ambiente perfecto para una noche llena de sustos y risas.

El tiburón dio un paso adelante, sonriendo de aleta a aleta.

—Esta se llama "la venganza del tiburón gigante" —y sólo con decir el nombre, los demás prestaron atención inmediatamente.

King Shark, con voz ronca y seria, comenzó a contar su historia. Estaba completamente inmerso en su relato, y sus compañeros escuchaban lo que decía con una mezcla de curiosidad y anticipación. El oscuro entorno de la sala solo realzaba el ambiente espeluznante que el tiburón estaba creando.

—Hace mucho tiempo, en las profundidades más oscuras del océano, un tiburón gigante acechaba. Su hogar, el mágico reino submarino, había sido invadido por los seres humanos, quienes habían contaminado y destruido su hogar. El tiburón había sido testigo de cómo los mares se llenaban de basura y cómo otros tiburones eran cazados sin piedad.

La mirada de King Shark se volvió intensa, sus aletas se movieron como si estuviera nadando mientras continuaba su relato.

—Este tiburón gigante no podía soportar más la destrucción de su hogar y decidió tomar venganza. Emergió de las profundidades del océano, su aleta dorsal rompiendo la superficie del agua como un coloso. Sus ojos eran fríos como el abismo y su cuerpo poderoso aterrizó en un barco humano. Los que lo vieron afirmaron que sus mandíbulas eran capaces de triturar acero y su furia era incontrolable.

El suspense crecía en la sala mientras King Shark narraba cómo el tiburón gigante atacaba los barcos y aterrorizaba a los invasores. Las miradas de los demás miembros de la pandilla estaban clavadas en él.

—La venganza del tiburón gigante continuó durante semanas. Nunca se arrepintió de lo que hizo, comenzó a tomar medidas para limpiar los océanos y proteger a las criaturas marinas, y cuando el tiburón gigante, habiendo hecho su punto, regresó a las profundidades del océano, comenzó a volverse loco. Dicen que, si lo veías y no eras de su especie, te atacaba sin piedad hasta despedazarte, pues creía que harías lo mismo que los demás... Nunca más se supo de él, simplemente desapareció, y ahora solo es una leyenda, que, si tienes mala suerte de pisar sus tierras, el fantasma del animal te hará lo mismo que a los otros que no tuvieron suerte.