El Inicio

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Harry no entendía. ¿Por qué después de la guerra, todos suponían que aún después de darlo todo por todos, incluso su vida, y una vez que había logrado sobrevivir a la guerra, había atestiguado en los juicios, había consolado a sus amigos por sus pérdidas y había llorado él también a sus muertos, todos aún esperaban que él siguiera dando más y más, como si nunca fuera suficiente...?

Parecía que las expectativas de los demás eran imposibles de cumplir.

La mayoría esperaba que él fuera un Auror, y que dedicara el resto de su vida a atrapar a los remanentes Mortífagos que pudieron haber escapado de la Batalla de Hogwarts, sus amigos Hermione y Ron, incluso McGonagall y Shacklebolt le apremiaban para que sacara sus ÉXTASIS o empezara a trabajar en el Ministerio incluso sin ellos, como si no importara el riesgo que eso implicaba para él y la comunidad mágica... Un Mago de 18 años, sin preparación suficiente y enfrentando a magos adultos y con mucha más experiencia, en especial en el uso de magia negra, no era algo que él pensara fuera prudente, en especial luego de ver cuántas personas fallecieron en la batalla de Hogwarts y durante la guerra.

Otros, como sus amigos Seamus y Dean Thomas e incluso su novia Ginny, esperaban que se volviera una estrella del Quidditch. Su ex Capitán Oliver Wood le programaba entrevistas con el Puddlemere United, la ex Capitana Angelina Johnson con las Avispas de Wimbourne, y de otros países, le invitaban a participar en equipos famosos ofreciéndole grandiosos contratos, ser la imagen de marcas reconocidas de productos deportivos, sueldos millonarios. En fin, ese era el sueño de muchos deportistas y jugadores de Quidditch de Hogwarts, pero por lo visto, no era el suyo.

Nada de eso le entusiasmaba, Harry no sentía que era necesario, prudente o inteligente de su parte seguir en el ojo del huracán, ¿por qué creía todo el mundo que él quería seguir en el foco de la atención de todos en el mundo mágico?

Así que luego de un tiempo – que se terminó volviendo desagradable como nunca pensó que lo sería – Harry se fue de la Madriguera y rompió su relación con Ginny, cosa por la cual Ron y George se enojaron mucho con él. Harry se fue a esa fea y desolada casa de Grimmauld Place, se encerró a rumiar su rabia e inconformidad con el mundo que le había tocado vivir luego de salvarse de una horrible guerra, en especial cuando pensaba que por fin podría alcanzar paz y una vida 'normal'

Harry bloqueó la red Flú de la casa y puso barreras para evitar que llegaran lechuzas. Se dedicó primero a dormir mucho, luego intentó por unos días ordenar la casa, pero tanto por hacer y tan poco incentivo le hizo desistir prontamente, así que se dedicó a algo que Harry jamás se había permitido (o le habían permitido) hacer en su vida: holgazanear.

Harry comía toda la comida chatarra que quería y pudiera ordenar por lechuza o por teléfono – había puesto una línea telefónica en la casa de Grimmauld Place, y por lo menos, eso funcionaba bien, - consumía cerveza de mantequilla en cantidades, y cuando le provocaba bebidas gaseosas en mayor cantidades aún ya que nunca pudo disfrutarlas en casa de su tía, veía televisión por días y noches enteras – consiguió un modelo híbrido que quién sabe quién inventó, no era eléctrico sino mágico pero sintonizaba los canales de TV abierta - incluso hizo cosas que jamás pudo de adolescente, como ver revistas porno, masturbarse cuando le provocaba, levantarse a la una de la tarde, se bañaba si quería ese día y si no, pues que se jodiera el mundo, que total, nadie lo iba a oler en su casa; seguía apestoso y sin afeitar todo el tiempo que le daba la gana, se cambiaba de ropa cuando le provocaba y a veces deambulaba en una franela de algodón o una camisa abierta y en ropa interior sin molestarse en ponerse pantalones, comía tartas de melaza hasta saciarse, chocolates, caramelos, palomitas de maíz y varitas de regaliz hasta reventar.

Pero nada de eso llenó de satisfacción a Harry, al contario, cada día, se sentía más vacío aunque iba ganando peso, se veía más ojeroso, hinchado, aletargado y cansado que nunca.

Perdido y Encontrado en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora