Perdido y Encontrado en París

Una Visita Inesperada

El lunes siguiente, Harry se quedó hasta tarde en el estudio de la Academia. Estaba haciendo un dibujo de Luna que quería darle de regalo a Draco en dos días y aún no estaba satisfecho con algunos detalles.

Cuando sintió que ya el cuello le dolía, recogió todas sus cosas y salió a la calle. Se Apareció cerca de su casa y cuando llegó a la acera su sorpresa no pudo ser mayor: Hermione Granger estaba sentada frente a los escalones de su edificio. Se veía cansada y abatida y tenía señales de haber llorado. Se levantó cuando le vio llegar y Harry casi corrió hacia ella.

"¡Harry!... oh, Harry", gimió la bruja, y sin pensarlo se lanzó hacia él, que la atrapó en un abrazo. Ella se puso a llorar a moco suelto mientras Harry se sentía aterrado pensando qué le podía haber pasado.

"Tranquila, Herm, tranquila... ya estamos juntos... lo que sea que haya pasado, lo arreglaremos en equipo, te lo prometo", le besó la cabeza y le acarició la espalda, y la bruja se calmó un poco.

"Perdóname, Harry, lamento mucho haber venido sin avisar... pero es que no sabía a dónde más ir... sé que debes estar molesto conmigo, y me lo merezco... pero aún eres mi mejor amigo, Harry... no tengo a nadie más a quién acudir y..." lágrimas corrían por sus mejillas y Harry negó frenético.

"Hermione Granger, deja ya de decir idioteces... eso no es algo que vaya contigo... vamos, subamos a mi residencia y hablemos con calma... hiciste lo correcto, por supuesto, siempre que me necesites sabes que cuentas conmigo", Hermione suspiró aliviada e intentó coger su bolso del suelo, pero Harry se lo quitó y se lo puso al hombro, abrió la puerta y la dejó pasar, luego llegaron al segundo piso y abrió su pequeño apartamento de un cuarto y sala-cocina de un solo ambiente.

"Pasa, por favor, estás en tu casa... disculpa el desorden... ya me conoces, nunca he sido demasiado ordenado y se necesitan montones de cosas para mis clases...", colgó su bolso en un perchero y pasó a su habitación y puso el bolso de Hermione en una silla y salió, le hizo señas de que se sentara en el pequeño sofá, y luego fue a poner la tetera.

"Es lindo", dijo ella mirando alrededor, "me gusta... tiene todo y se siente cómodo a pesar de ser pequeño", fue a asomarse por la ventana y sonrió al ver la calle. A Harry le gustaba mucho la vista aunque en realidad no tenía nada especial.

"Puedes abrir la ventana completa, esta época del año es cálida, la brisa nos sentará bien", le dijo. El celular de Harry sonó y este lo convocó desde la cocina con su varita.

"Bonjour mon amour, j'ai peur qu'on ne puisse pas se voir aujourd'hui... c'est compliqué, mais Hermione est là, elle est venue à l'improviste, je pense qu'il lui arrive quelque chose de grave et qu'elle a besoin de moi... Je promets que je te le dirai plus en détail plus tard... (1)", Harry oyó a Hannah sorprenderse y decirle que entendía y que por favor, le dijera si podía ayudar en algo.

"Bien sûr chérie, c'est comme ça que ça se passera... s'il te plaît, excuse-moi avec Théo et Draco... ok, je t'aime au revoir (2)", colgó la llamada y cuando vio a Hermione esta le observaba maravillada y risueña.

"Oh, pero mira nada más... no solo te ves fabuloso, Harry, eres... ¡hablas francés!", dijo ella riendo encantada, Harry se ruborizó.

"Oh, no muy bien, la verdad aún hablo como un niño de cinco años, pero gracias por el halago... tú te ves muy bien también... ese corte de cabello te queda genial", ella tenía el cabello más corto y cortado en capas de una forma moderna y no se veía alborotado o esponjoso sino que caía elegantemente, solo ligeramente ondulado sobre sus hombros. Usaba un traje más ejecutivo que casual y zapatos de tacón. Se veía como una bruja profesional. Sin embargo, su rostro lucía cansado y ojeroso y Harry no sabía si eran ideas suyas, pero una arruga marcaba su frente más acentuada que cuando se vieron por última vez. Era su arruga de la preocupación, la que mostraba cuando tenía un problema entre manos que no acertaba aún a resolver.