Noviazgo y Cartas

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Harry y Hannah pasaron la tarde conversando sobre sus vidas desde que los tres se reunieron en París: los altibajos de Prince, el duro esfuerzo de Theo para ser aceptado en la Academia, lo duro que Prince debió estudiar para ponerse al día en las ciencias Muggles mientras trabajaba dando clases de piano, búlgaro y ruso, a fin de poder aspirar a ingresar a un instituto formativo en Fisioterapia y Rehabilitación, lo incómodo que era encontrarse a algún mago o bruja inglés en París y los malos tratos y comentarios que habían recibido todos, en especial Prince, a pesar de estar en otro país... mientras más oía Harry, más encariñado y solidario se sentía con ellos y más agradecido de que Hannah le hubiera contado sinceramente sobre sus vidas y sus luchas individuales y familiares.

Luego, ambos prepararon la cena para todos y comieron juntos, hablando de sus respectivos días, riendo, tomando vino y tomándole el pelo a Harry insinuando que se estaba mudando poco a poco en la casa para quedarse y no seguir pagando la costosa renta que seguro pagaba en su residencia de París.

Después de esa noche, Harry se sintió parte oficial de la vida Hannah, y de alguna forma muy, muy extraña, se identificó como parte de su particular pero hermoso círculo familiar y deseó pertenecer a él con sinceridad.

Harry sintió que deseaba que Draco Prince y Theodore Nott se volvieran sus amigos, sobre todo porque ellos habían sido inmensamente amables con él al no juzgarle por sus pasados días un tanto libertinos, y además, no volver a la rivalidad de su infancia que se podría haber acentuado luego de la guerra; ellos se habían vuelto totalmente sinceros sobre todos sus problemas personales y su vida diaria de una forma a veces desgarradora con la que Harry de alguna forma se podía identificar y él se sentía honrado de que ellos le hubieran permitido saber más de sus vidas.

Una meta que Harry se planteó, fue aprovechar la primera oportunidad que tuviera para sincerar y hacer más formal su relación con Hannah. Un día que ella aceptó cenar con él luego de varios días esperando que pudiera tener la noche disponible, la invitó a un bonito restaurante que su Profesor de Arte le recomendó, se vistió y arregló lo mejor que pudo, comieron una rica cena, y luego le pidió formalmente que fuera su novia, ella aceptó encantada y emocionada.

Brindaron con champán y Harry le dio un lindo regalo esa noche: una cadena con un dije en forma de girasol que tenía pequeñas piedrecillas en los pétalos y en el centro. Hannah pareció extasiada con él y dejó que él se lo pusiera en el cuello. Harry sabía que Hannah tenía que haber recibido joyas mucho más costosas y bellas cuando fue parte de los Abbott y por eso le costó mucho elegir algo bonito para darle. Al ver su alegría y encanto con el dije se sintió muy feliz y satisfecho de haber dado ese paso importante. Cada día se sentía más pleno en su vida en París.

Esa noche, Hannah le permitió entrar a la casa cuando la acompañó al salir del restaurante, y luego le invitó a subir a su cuarto; Harry no se tuvo que ir a media noche o en la madrugada.

Definitivamente, fue extraño al día siguiente bajar con ella a desayunar antes de que ambos salieran a la calle, ella a trabajar y él a prepararse para sus clases.

Se sintió un poco abochornado al ver la ceja alzada de Prince cuando entraron a la cocina juntos y el ceño fruncido de Nott, pero ninguno dijo nada hiriente o fue grosero con él; solo les ofrecieron café, tostadas y mermelada de fresa, luego, Nott le dijo a Nina al despedirse de ella con un beso en la mejilla.

"Esta noche los tres hablaremos en serio, ma chère petite soeur (1)", ella asintió mirándole a los ojos y les besó a ambos otra vez con efusión lisonjera antes de irse con Harry tomados de la mano.

Ambos se separaron no sin antes despedirse con un beso. Harry le había preguntado si pensaba que ellos iban a hacerle algún llamado de atención o algo así sintiéndose un poco preocupado, pero ella solo dijo, "Ya quisieran", luciendo muy seria. Eso lo tranquilizó y lo hizo reír un poco pero igual le pidió que le contara cómo le iba con ellos esa noche, ella asintió sonriente y se Apareció. Harry sonrió al notar que ella seguía usando el dije debajo de la blusa que vestía para su trabajo y sintió que este sería un gran día.

Perdido y Encontrado en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora