Perdido y Encontrado en París

Como Volver a Casa

Al día siguiente se levantó temprano y dedicó hasta la hora de ir a clases a escribir una carta para Hannah. Una vez que quedó satisfecho, la envió con una lechuza y se fue a la Academia.

Cuando salió de clases, Harry se dirigió a la casa de Hannah a visitar a Draco pues por mensaje de texto este le confirmó que seguía con un poco de malestar y había tenido que suspender la atención de sus clientes de la tarde.

Cuando llegó, se encontró al mago con la mirada triste hacia el cielo y acostado en la hamaca que estaba en la parte trasera.

"Draco", le dijo preocupado al ver las ojeras bajo sus ojos. "¿Cómo te sientes hoy? ¿Cómo es que ese resfriado te ha durado tantos días?", Draco le miró con sus pálidos ojos con una expresión neutral y se encogió de hombros.

"Harry... creo que no estoy hecho para el surf... tal vez debamos olvidarnos de esas lecciones al amanecer, de igual forma no soy nada bueno con la tabla", dijo simplemente y siguió mirando a la nada. Harry sospechó que algo estaba mal. Algo le decía que no era solo el resfriado y que Draco tal vez... estaba principalmente triste... creía que podía estar relacionado con la partida de Luna aunque no podría asegurarlo.

"Te equivocas", le dijo Harry con sinceridad, "A decir verdad, has avanzado más rápido de lo que yo hice cuando aprendí. Con solo dos visitas al mar, ya puedes evitar que la tabla se voltee con cualquier ola mientras descansas sobre ella... yo con dos semanas aun me volteaba por cualquier olita traicionera", Draco sonrió un poco y le miró con ojos de picardía.

"Eso es porque eres un enano torpe y falto de gracia", Harry rió y asintió.

"Seh... seguramente es por eso... y no voy a aceptar un no a las lecciones que faltan porque lo prometiste... a menos que me digas que odias el surfing y que no tienes ganas de volver al mar a intentarlo con honestidad" Draco no replicó así que continuó, "cuando te mejores volveremos a ir para seguir tus lecciones", Harry le miró inquisitivamente y Draco puso los ojos en blanco pero no discutió, sin embargo, tuvo un poco de tos cuando iba a hablar.

"¿Has tomado poción pimientónica, Draco?", este le miró con fastidio.

"¿Quién te crees que eres, mi madre?", le contestó el mago con cara de hastío.

"No, solo tu amigo, pendejo", le dijo Harry en el mismo tono de irritación. Draco rió.

"No, no he tomado", aceptó este y se encogió de hombro, "Solo algunos antigripales Muggles", Harry le miró sorprendido.

"Pero Draco... esos medicamentos no hacen efecto en nosotros... o al menos tienen uno muy leve... necesitas pociones, no me extraña que no hayas mejorado aún...", se quejó Harry por su descuido. Draco se encogió de hombros nuevamente.

"Bueno, no es como que me encante ir a la zona de París donde venden pociones, Potter, siempre me consigo algún idiota que me reconoce y amenaza con armar un lío... prefiero aguantarme el resfriado sino tengo pociones..."

"Pero... ¿por qué no le pediste a Theo que te trajera los ingredientes para hacerla tú mismo... o que te la comprara ya hecha? Él va todos los días a la zona mágica de París...", Draco le miró con el ceño arrugado.

"Potter, no sé si lo sabías, pero es necesario tener un permiso para fabricar pociones en Francia si eres extranjero, yo no soy ciudadano francés aún... perdí la nacionalidad francesa junto al apellido Malfoy... Draco Prince solo tiene visa de trabajo en el mundo Muggle; en el mágico, no puedo trabajar ni de barbero porque no hay TIMOS o EXTASIS a ni nombre, mucho menos hacer pociones sin que me lleven a prisión...", Harry le miró sorprendido.

"Oh, no lo sabía, pero Theo podría hacerla o comprarla para ti..."

"Theo está muy ocupado, Harry. Su trabajo no es de horario tan libre como el tuyo o el mío... él es un funcionario del Ministerio, y anoche, luego de cenar contigo, volvió a trabajar hasta tarde... apenas si nos hemos visto esta semana... y Nanette, por tu culpa, asumo, no está en casa desde el domingo", Harry le miró con el ceño arrugado.