Perdido y Encontrado en París

Las Cartas y el Diario

La semana fue pasando y fue maravillosa.

Neville y Harry se quedaron conversando por horas sobre sus vidas, sueños y planes cada noche. Neville se quedó encantado con los dibujos de Harry y le pidió de regalo una caricatura que este hizo de él mostrándole lo que estaba aprendiendo. Harry se sintió avergonzado pero se la dio con mucho gusto y le prometió que le invitaría a su graduación para que viera sus trabajos terminados.

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Theo se turnó con Hannah para llevar de paseo por las noches a sus invitados, aunque no siempre podían estar todos juntos por sus diversas ocupaciones.

Anthony Goldstein había resultado ser un mago amable, cordial y nunca hizo referencia a ninguna rencilla del pasado. Esto le hizo ganar un montón de puntos a los ojos de Harry.

A veces sentía un poco de celos por la confianza y el afecto que Hannah le mostraba, luego recordaba que para ojos de los Goldsteins, el hecho de que Anthony fuera un hijo reconocido por haber nacido fuera del matrimonio le hacía valer menos que el resto de la familia, y que este luchaba por abrirse paso en su carrera sin contar con el apoyo de sus parientes paternos, quienes le exigían que a cambio del apellido, su crianza, educación y una pequeña dote, se dedicara a trabajar en una empresa menor del legado del cual no podría heredar realmente nada.

El mago se había negado y no había aceptado la dote que por ser un Goldstein le correspondía, gracias a su inteligencia y trabajo duro, se había ganado la beca completa para estudiar dos carreras, se había graduado con honores en ambas y ahora luchaba por hacerse un nombre dentro del mundo de la Alquimia y las Pociones.

Harry sintió que al igual que sus amigos de Francia, Anthony era un luchador y su situación le daba empatía hacia Draco y Theo que fueron sus antiguos detractores, ya que estudiaron con él en Hogwarts y en el colegio Harmony igual que Hannah, y al igual que a esta, jamás lo trataron; por eso apreciaba que trabajara con Neville y con Luna y se alegró que hubiera venido con ellos. Era evidente que sus amigos sabían muy bien a quién valía la pena brindarles su amistad.

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Luna visitó el lugar de trabajo de Draco un día que salió temprano del Seminario, aunque Harry sospechaba que ella se había saltado algunas conferencias de esa tarde para poder hacerlo. El mago le trataba con extrema timidez y amabilidad, ella no se dejaba desanimar por la forma en que él intentaba rehuirle, al contrario, mientras más él se mostraba retraído en su presencia – y en la de los otros visitantes – ella más amable era con él, incluso, Harry se sorprendió cuando ella le pidió a Draco que la llevara a conocer las zonas turísticas más importantes una tarde/noche, incluida la Torre Eiffel, ya que durante el día se le hacía imposible ir. Draco se ruborizó y dudó un poco, pero no pudo encontrar excusas para negarse. Cuando él salió de su trabajo, fue a casa, se cambió de ropa y luego la fue a buscar a la salida del Seminario, la llevó a caminar por París y se tardaron horas.

"Eh, ¿Nina?", le preguntó Harry a su novia,

"Dime Harry", le contestó ella perezosa. Estaban en la habitación de ella pasando un rato juntos mientras Theo había llevado a Goldstein y Neville al Louvre durante las últimas horas de la tarde, cuando ella había alegado que debía trabajar en un cuadro comparativo que tenía que incluir en su tesis y Harry que debía terminar un dibujo para entregarlo al día siguiente. Esto no era mentira, pero en realidad ambos habían terminado juntos en la cama aprovechando el rato libre aunque sabían que en un momento se debían separar y él debía volver a su casa.

"¿Son ideas mías o Luna está intentando... eh... conquistar poco a poco a Draco?", preguntó este un poco dudoso. Hannah rió brevemente y asintió.

"He pensado lo mismo, Harry, pero honestamente, con ella nunca se sabe. Tal vez solo quiere ser amable, o demostrarle que no le guarda rencor por lo sucedido en la guerra y que quiere ser su amiga. No lo sé. Y honestamente, creo que Draco tampoco y está igual de confundido que el resto, además, me parece que se siente halagado por su amabilidad e interés en él", Harry asintió sonriendo y besó la cabeza de Hannah que estaba recostada en su pecho. Luego frunció el ceño un poco preocupado.