Café bajo la Pirámide

78 7 0
                                    

Harry le escribió a Hermione, revisó el diario más popular en la ciudad, L'alchimiste, caminó por la parte mágica de la ciudad, visitó las tiendas de antigüedades y de arte, los museos, los cafés cerca de la zona más bohemia, pero a pesar de todo esto, no la consiguió.

Hermione le contestó que las noticias que había sobre Hannah eran contradictorias. Solo sabía con certeza que ya no vivía con su familia, los Abbotts, y que una prima suya, al parecer de algún lugar de los Estados Unidos de América, había sido nombrada la heredera y futura Matriarca de los Abbotts. Hermione suponía que todo lo sucedido era consecuencia de lo que había salido a la luz durante los juicios sobre la joven bruja pero no tenía datos más certeros. Le recomendó escribirle a Neville o a Anthony Goldstein, quienes siempre fueron cercanos a Hannah y su familia.

Harry se preocupó un poco por la información. Él sabía que los Abbotts no eran una familia desprovista de dinero o bienes. En algún momento Hermione le había hablado de los Sagrados Veintiocho y las familias que los componían, y los Abbotts, definitivamente estaban en esa lista originalmente aunque luego fueron considerados Traidores de la Sangre cuando dejaron de ser sangre pura. Harry se dijo que tendría que escribirle a Neville porque no le tenía suficiente confianza a Goldstein, aunque si estaba seguro que las sospechas de Hermione tenían una base real: si Hannah ya no estaba con los Abbotts y estos habían nombrado una nueva heredera, tal vez ella estaba sola en París y por eso trabajaba tan duro tanto en el mundo mágico como el Muggle.

Sin embargo, no fue necesario que Harry enviara una lechuza a Neville. Aunque luego de dos semanas de búsqueda en la inmensa ciudad se sentía descorazonado, un jueves en el que volvió a su deambular por el Louvre, Harry vio a Hannah tomando notas junto a un hombre frente a una escultura de una colección bizantina y sintió su corazón desbocado, sin embargo, dejó que ella finalizara su conversación en rápido francés y luego se acercó antes de perderla de vista nuevamente.

"Hannah", llamó en voz baja cuando iba cerca de la guapa bruja. Esta se giró y le miró. Luego le sonrió.

"Potter", contestó sobresaltada, y le sonrió contenta. "Vaya, qué coincidencia. Por segunda vez te consigo en el sitio menos pensado", su sonrisa le dio la impresión de que parecía encantada. Más encantado se sintió Harry al notarlo y se prometió no desaprovechar esta oportunidad.

"¿Trabajas también con el Louvre?", le preguntó Harry interesado en su trabajo mirando las esculturas con admiración.

"Oh, oui", contestó la joven. "No muy frecuentemente pero si. A veces el mundo Muggle también requiere de mi servicio, aunque no sucede tan seguido como quisiera, aquí hay ya demasiados expertos. Más aprendo yo, honestamente", dijo Hannah y le miró con la cabeza un poco inclinada como esperando saber qué se proponía.

"Eso es grandioso", dijo Harry. "Yo, me preguntaba, si hay alguna posibilidad de que nos tomemos un té, o algo, no sé si prefieres un café, es agradable ver un rostro conocido estando lejos de casa", le sonrió esperanzado deseando con todas las fuerzas que Hannah aceptara.

"Oh, vaya... claro", contestó Hannah asintiendo, "Tengo que terminar de hacer un trabajo en las oficinas privadas del Museo, pero en treinta minutos estaré disponible. ¿Piensas seguir en esta Sala o te busco en otra área del Museo?", y alzó las cejas mirándole con una expresión amable. Harry sintió que vibraba de contento. Miró alrededor y la Sala le pareció muy interesante.

"Si, voy a estar por aquí, definitivamente. Creo que aquí hay tanto que ver que treinta minutos no será suficiente", contestó sonriendo. "Entonces, ¿te espero por aquí?".

"Si, absolument", contestó y Harry sintió su corazón bailar de contento. "Te buscaré al finalizar entonces" le sonrió y se fue caminando ágil y elegantemente y Harry notó su traje verde aguamarina y zapatillas de un bonito verde antes de perderla de vista cuando entró por una puerta un poco disimulada en un pasillo cercano.

Perdido y Encontrado en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora