Despedidas, Añoranza y una Lección

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Fue triste ver partir a sus amigos. Harry no sabía qué fue peor, si la expresión de tristeza en los ojos verdes de Theo que intentaba ocultar con una máscara de serenidad y en tranquilos abrazos de despedida hacia sus visitantes, evitando mirar a los ojos un poco ansiosos de Neville quien parecía no resignarse a la idea de que debía irse ya y le miraba con mucha frecuencia con una expresión aturdida, era como si el Herbologista hubiera olvidado que esta semana no era infinita y que el domingo les iba a llevar de nuevo a Londres.

Además, estaban los ojos húmedos de Luna, quien no se iba a tomar la molestia de disimular qué tan triste se sentía por tener que partir, y que abrazó tan fuerte y tanto rato a Draco, quien hundió su rostro en su cabello quedándose muy quieto y dejándose abrazar, con expresión triste pero resignada, hasta que Anthony tuvo que tomarla del brazo, separarlos para poder despedirse del rubio y que pudieran llegar a tiempo a la Estación de Trasladores.

Harry abrazó a uno por uno, repitió su invitación a volver cuando gustasen, y sonrió con tristeza cuando Luna, a quien abrazó primero que al resto, le dijo al oído, "Gracias por haber hablado con él, Harry. Estoy tan orgullosa de ti". Harry asintió y a su vez le dio las gracias por haber venido y le dijo que la iba a extrañar demasiado. "Te prometo que la próxima vez hablaremos un poco más", le dijo ella sonriendo tristemente y él asintió sabiendo que esta no podía ser la única vez que la bruja viniera a París, no si Draco seguía en la ciudad y se sentía igual que ella.

Hannah tampoco disimuló su tristeza, soltó lágrimas cuando se despidió de Anthony y de Neville, y le hizo prometer a Luna que iba a volver pronto. Cuando los tres fueron a tomar el cenicero de vidrio que hacía de Traslador, Harry la abrazó y ella recostó su cabeza en su hombro mientras que con el otro brazo halaba a Draco y le ponía la mano en el hombro, y este a su vez halaba a Theo y le estrechaba por la cintura.

Harry se sintió reconfortado. De alguna forma, se sentía tranquilo y en paz en medio de este grupo tan distinto a él, y que a la vez reconocía de una forma natural como suyo. De alguna forma, se sentía de nuevo entre una familia.

-*-

Esa noche, él preparó la cena para todos porque Draco se fue a encerrarse en su habitación. Harry hizo sopa de cangrejo, unas de las favoritas de Hannah, y además, chuletas de cordero con vegetales, la comida favorita de Theo y encargó la tarta de moras azules favorita de Draco de la pastelería que tanto le gustaba.

Tuvo casi que arrastrarlos a los tres a la mesa. Hannah decía que le dolía el estómago, Theo que le dolía la cabeza y Draco ni siquiera se molestó en excusarse, simplemente alegó que no tenía hambre. Harry insistió como buen Gryffindor a cada uno, hizo que Hannah le apoyara en sacar a Theo de su cuarto mientras él se encargó de Draco, y como suplicar no sirvió, acudió a la manipulación: "Claro, está bien, no bajes, Prince", agachó la cabeza y puso su mejor expresión triste. "Sé que una cena hecha por mí no se puede comparar a una hecha por ti, y que seguro no sé poner la mesa como debería, pero bueno... yo pensé que querías ser mi amigo, que te complacería saber que hice la cena para todos... incluso encargué tu tarta favorita", chasqueó la lengua y agachó la cabeza... "bueno, te dejaré tu porción en la cocina, después de todo, mi intención era solo agradarte...", y se dio la media vuelta cabizbajo esperando la réplica que sabría no tardaría el rubio en soltar.

"Oh, Merlín, Potter... ¿quieres que ponga música de violines y te pase un pañuelo? ¡Pareces un Hufflepuff!... qué dramático... ¡ni Nanette llega a semejante nivel!", y salió de su cuarto con el ceño fruncido y menando la cabeza mientras Hannah decía, "¡Ey! ¿Más respeto por los tejones!" mientras Harry reía por lo bajo y se dirigía a la escalera casi suspirando de pesar fingido.

"Espero que no hayas quemado mis ollas, Potter, sino vas a tener que ir a una tienda por abrillantador mágico de Monsieur Lumineux y limpiar como un elfo doméstico cada pieza hasta que pueda verme el rostro en cada cacerola que usaste...", Harry bufó y le miró serio bajando las escaleras a su lado.

Perdido y Encontrado en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora