Chapter 04

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Fantasma

Coriolanus no supo que decir, otra vez tenía la mente en blanco. Ahora entendía que no se trataba de su escaso descanso en los últimos días, más bien, se trataba de que no tenía idea de como reaccionar ante una situación de tal magnitud, especialmente, si se escapaba de su control como sucedía ahora.

¿Un Snow casándose con un Plinth? Era lo más descabellado que podían decirle. 

¿En qué estaba pensando Tigris cuándo se le ocurrió que aquello era una buena idea?
No podía serlo, de ningún modo.

No podía dejar que ella cometiera tal error.

—¿Sejanus es el hombre del que hablabas?
—S-si, él es mi prometido.
—Esto es una insensatez.
—Por favor Coryo, solo medítalo un segundo.
—¿Qué tengo que meditar? ¡Los Plinth son la burla del capitolio! ¿Qué esperas obtener atándote a una familia como esta?
—¿Cómo es posible que hables así? Creía que Sejanus y tú eran amigos.
—Sabes bien que no es así.
—¿No?
—¡Por favor! Nunca me ha caído bien, solamente lo toleraba porque era lo correcto pero Sejanus siempre ha sido un imprudente. 
—De verdad que no puedo comprender tal reacción Coryo...
—No puedes jugar a la sorprendida conmigo Tigris, lo sabías, sabías que no iba a estar de acuerdo con esto y por eso esperaste a que esté aquí para decírmelo.
—Fue para no preocuparte durante tu viaje ¿De qué me serviría que pasaras todo el trayecto angustiado? Quería que descansaras, pensaba que habías pasado días terribles y quería recompensarte, después de todo, lo que hiciste fue por nosotros...Además —suspira con pesadez—, después de lo que le ha pasado a Sejanus imagine que tu estadía en el doce no había sido grata como esperaba que fuera.
—¿Lo qué le ha pasado? —su enojo no se ha disipado, pero su sed de información es más grande.

Necesita juntar las piezas restantes de este embrollo ahora, antes de decir algo que podría ponerlo en una situación comprometedora.

—¿Es que no han preguntado por él?
—Asumí que había vuelto a casa, eso de estar lejos no se le estaba dando bien, y me alegré por él.
—¿Pensaste que se iría sin despedirse?
—No somos amigos —repite.
—Entiendo...
—¿Entonces? ¿Qué es lo que le pasa? ¿Por qué no ha dicho palabra desde que llegué aquí?
—Los rebeldes lo secuestraron.

Por un momento cree haber oído mal.

—¿Cómo dices?
—Es lo que sabemos, agentes de la paz lo encontraron en el bosque, lejos de la base. Estaba herido y decidieron que lo mejor era traerlo de vuelta a casa, no hace falta que te explique la carencia de atención medica de calidad en los distritos. No es lo habitual, pero, tampoco es habitual que dos chicos del capitolio terminen prestando servicios en el distrito doce.
—¿En el bosque? En la base no teníamos idea.
—Me dijeron que había una pareja de rebeldes que habían conseguido atrapar. Creen que se trataba de su banda tratando de recuperar a alguno de ellos.
—A ella —corrige—, él ya estaba muerto para entonces.
—Todo es una suposición, no hay nadie que pueda darnos razones reales porque él no habla con nosotros, ni con nadie.
—¿Por eso vas a casarte con él? —vuelve a sentirse furioso.

Es que no puede entender como es que ella no ve lo grave que es esta situación.

—No, voy a casarme con él porque es lo mejor para esta familia.
—¿Lo mejor? ¿Casarte con un chico del distrito dos?
—¿Qué opción mejor crees que tengo? —puede escuchar el dolor en su voz—. Hay impuestos que pagar, y aunque, sé que te esfuerzas, que siempre intentas tener todo bajo control, no puedes hacer nada para arreglar eso. Aunque lo intentásemos mi sueldo y lo poco que nos dan por tu servicio solo habría atrasado un par de meses más lo inevitable.
—No sabes lo que estás haciendo.
—Sí que lo sé, claro que lo sé...
—Tigris...
—Tienes que calmarte Coryo, de verdad, yo lo tengo todo bajo control. Ya no tienes que preocuparte por mi.

all the things you stole from me ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora