"Mi devastación está regresando para convertirse en la tuya. Pensaste que podías lastimarme sin consecuencias, pero ahora eres tú quien está sufriendo. Mira todas mis lágrimas convirtiéndose en tus lágrimas, Mira
, todas las cosas que me robaste, ah...
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Epilogo I; "I'll never let you go again like I did" (Until I found you - Stephen Sanchez"
Coriolanus había empezado a odiar los jueves con fuerza. Estaba tan cerca del fin de semana y a la vez tan lejos de él, que la cabeza no se le concentraba en nada más que no fuese ello.
Tenía trabajo por hacer y pilas de lecturas que repasar, y él solamente pensaba en Lucy Gray y que cosa interesante tendría para contarle el próximo sábado. Era como si su hogar se hubiera convertido en algo lejano otra vez, como cuándo dormía en la base de agentes de la paz del distrito doce anhelando con fuerza el día en que estuviese de vuelta en el Capitolio.
Las cosas habían dado un giro interesante.
Lucy Gray se había quedado por un tiempo más, al menos hasta que Sejanus estuvo lo adecuadamente mejor como para marcharse con ella. No había sido placentero, pero había entendido que era lo mejor, aunque esa vez, quizá si le hubiesen dicho que podía elegir marcharse tras ellos no lo hubiera dudado ni un segundo.
Estaban cerca, claro que sí, pero extrañaba sus noches compartidas a diario. Hacía mucho frio sin ella aquí.
Bajó las escaleras con el eco de la maquina de coser de Tigris llenando todo el piso inferior del departamento. A pesar de no tener que seguir esclavizada tras los pasos de Fabricia esa chica seguía dedicando todos sus segundos a la moda. Era lo suyo y parecía que en eso él nunca comprendería.
—Buenos días. —Oh Coryo —se puso una mano en el pecho dejando ver que su repentina aparición le había arrancado un buen susto—. No te oí bajar. —Estabas en otra cosa. —Bueno sí, estaba en otra cosa —sonrió con calidez y él tomó su lugar en la mesa levantando el periódico de la mañana sin prestarle más atención de la necesaria al desvelo de su prima mayor—. ¿Qué quieres beber está mañana? —Un café estará bien. —Bien, tomaré café también —aceptó—. Oh, casi olvido algo importante.
Se levantó de su lugar y él apartó las hojas de su rostro para mirarla por encima de ellas mientras Tigris recorría el cuarto hasta la mesa junto a la ventana.
—¿Qué sucede? —Correo. — ¿Correo?
Sintió algo extraño nacer en su estómago, algo que le recordaba una escena que ya había vivido antes.
—Aquí está.
Los ojos de la chica brillaban con una especie de avidez que él no recordaba haber visto antes. Parecía que se estaba perdiendo una parte.
—¿Es algo malo? —Es del 2 —explicó únicamente—. Yo voy por el café, té dejó un momento.
La siguió con la mirada mientras ella se perdía en otra habitación, posiblemente intentando quitarle peso a la situación que estaba ocurriendo realmente. ¿Esto era lo que realmente creía que era?
