Chapter 15

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Chapter 15;
"I had the shiniest wheels, now they're rusting"
(This Is Me Trying - Taylor Swift)

Coriolanus había asistido a su primera clase en la universidad solo físicamente, porque en su cabeza, seguía en el segundo piso de su nueva casa con Strabo Plinth confesándole que sabía todo lo que él había hecho.

Ya había dicho que no se sentía culpable, pero, ahora hasta dudaba de ello.

Nunca se habría imaginado que Strabo no querría salvar a su hijo una vez más. Claro que odiaba que Sejanus tuviera la suerte de salir ileso de todas sus estupideces, pero, no por ello deseaba que le sucediera tal cosa.

Volvió a casa con el estómago delatando el poco alimento que había consumido. Antes vivía acostumbrado a aquel sentimiento, pero, ahora que llevaba tanto tiempo teniendo un plato sustancioso a la hora del almuerzo, ya no podía disimularlo.
Bueno, había muchas cosas que no podía disimular. 

Entró en el comedor encontrando la mesa repleta de platos con diferentes bocadillos y servidas en distintos estilos de vajilla. No necesitaba una explicación. 
Esta era la prueba del menú.

—Coriolanus —Ma Plinth se acercó con esa mirada compasiva en sus ojos— ¿Cómo ha ido tu primer día?
—Hola —soltó incapaz de apartar la vista de la mesa.
—Strabo ha decidido apresurar los últimos detalles. Enviaron las invitaciones a la fiesta de compromiso hace un rato.

¿Qué?
Sintió que las piernas le fallaron por un momento, y al parecer, la mujer frente a él también lo notó porque inmediatamente se le acercó y le sostuvo un brazo ayudándolo a mantener el equilibrio.

No podía ser verdad.
Si esas invitaciones ya habían sido enviadas entonces ¿Qué podía hacer él?
Había fracasado.

—Cariño —lo miró con real preocupación.
—Y-yo —no sabía que quería explicar, de repente, le ardían los ojos—. No sé.

Coriolanus nunca era vacilante con sus palabras, al menos no a posta. Si le servía ser un niño inseguro lo era, pero, por primera vez en toda su vida, lo era realmente.
No sabia que decir. Estaba shockeado.

—Tranquilo, ven, siéntate un momento —lo guio hasta la silla más cercana y él se dejó caer como si fuera un muñeco de trapo.

Enseguida notó las lágrimas ardiéndole en los ojos.
Parecía que su actuación era tan buena que hasta lo sorprendía a él mismo.

Ya no quería nada de esto.
Ya no le importaba vivir con la soga al cuello temiendo que en cualquier instante descubrieran su ruina. 
Solamente quería su vida de vuelta.

Ya no quería esto.

—Coriolanus —le puso una mano sobre la suya con calidez y eso solamente le produjo más dolor.

Extrañaba que esa fuera la mano de Tigris. 
Extrañaba a la Tigris que él conocía. A la chica que salía de casa a trabajar para mantenerlos a salvo, la que tenía todas las esperanzas puestas en él. No a esta nueva chica que había tomado todas esas decisiones erróneas en su ausencia. No a la Tigris que estaba a punto de casarse con Sejanus Plinth.

—No sé que debo hacer —soltó con una honestidad que le causaba miedo.

Nunca antes podría haberse imaginado que la mujer de Strabo Plinth sería una de las pocas personas que lo oiría hablar con sinceridad, pero, se le escapo de una forma tan abrupta que no pudo contenerlo.

—Cariño —apretó su mano que él no había notado tomar—, como lo siento. De verdad, ojala hubiera podido yo hacer algo antes.
—Yo pensé que teníamos más tiempo —soltó—. ¿Por qué hay tanta prisa? 

all the things you stole from me ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora