Presencia
El aerodeslizador es una experiencia tan distinta y tan igual a su experiencia en tren, que Coriolanus cree sentirse demasiado confuso para poder ponerle razón a tal situación.
El viaje es corto, pero, con todo el ajetreo de las últimas horas, su cuerpo ha empezado a pasarle factura y ha estado dormitando algunas veces.Tuvo una especie de sueños extraños donde el aroma a lavanda lo perseguía por el prado de Lucy Gray mientras los Sinsajos imitaban su voz al canto de "Pure As The Driven Snow", y aunque para los demás no tendría sentido, para él lo tiene. Es como si esas desagradables criaturas lo señalasen con el dedo y lo llamasen traidor mientras la dulce voz de Lucy Gray le atribuía características de las que ahora, se sentía, impropio.
No veía la hora de encontrarse con Tigris y descubrir que todo era una farsa para enmascarar la verdadera razón de traerlo a casa.
Por lo menos así, sus sospechas serían solo otro de sus pensamientos insensatos, y nada más.—Eh soldado —uno de sus compañeros de viaje le toquetea el hombro con dureza—. Arriba, ya estamos en nuestro destino.
«Alégrate soldado, vas de regreso a casa», recuerda las palabras del Comandante Hoff antes de mandarle de vuelta a la habitación a hacer maletas.
Pero no pudo hacerle caso, no pudo alegrarse a sabiendas de que en casa le esperaba un desastre, un desastre del que él podía ser un poco, o completamente, culpable.Se pone de pie, recoge la caja con sus pocas pertenencias y sigue a su compañero por un largo pasillo antes de reencontrarse con la oficina en donde fue asignado su servicio por primera vez. Parece que ha pasado una eternidad desde que le entregó a aquella mujer sus últimos centavos a cambio de que le enviara al doce.
Creía que quería volver con desesperación, pero ahora aquí, solamente siente desconcierto.
Anhela el calor de la mano de Lucy atrapada entre la suya, anhela su aroma a vegetación, a sol de primavera...a libertad.¿No es libre ahora?
No llega a comprenderse.
Él no es así, no es un inseguro.Todo eso es culpa de Lucy Gray.
—Soldado Snow —la mujer de la primera vez aquí ya no está—. Su documentación —le alcanza un sobre cerrado, un sobre que ya tenía listo, como si supiera de antemano que él se le iba a presentar en frente.
Parece que es el único que no sabe lo que va a suceder.
Todos siguen un plan, un plan que el desconoce.—Gracias.
—Bienvenido.Recorre otro pasillo más, tras el mismo hombre que antes, hasta llegar al estacionamiento. Odia dejarse llevar, odia seguir los planes de alguien más... necesita centrarse y encontrar la forma de que alguien le de la información que le hace falta.
—Van a escoltarlo a casa.
—¿Por qué tantas molestias? —escupe—. ¿Siempre hacen algo así?
—Siempre no, pero supongo que usted comprende que solamente seguimos ordenes.
—¿De quién?
—Su familia.Le da una palmada en el hombro, como si le compadeciera, y quizá sin querer, esboza una pequeña sonrisa.
¿Una sonrisa de qué?Si todo lo que él ha estado pensando es real, entonces es una sonrisa de burla.
—Disfrute de la fiesta, Snow.
*
De repente, sentado en el asiento delantero de aquel camión blindado, observando la ciudad tras el cristal de la ventana, empieza a sentirse como si, otra vez, estuviera en camino a aquella jaula llena de jóvenes hambrientos. O como cuándo tuvo la obligación de ir a sacar a Sejanus de aquella arena en medio de la noche, una noche desagradable que prefería dejar allí, en lo oscuro de sus recuerdos.
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all the things you stole from me ✔
Fanfiction"Mi devastación está regresando para convertirse en la tuya. Pensaste que podías lastimarme sin consecuencias, pero ahora eres tú quien está sufriendo. Mira todas mis lágrimas convirtiéndose en tus lágrimas, Mira , todas las cosas que me robaste, ah...