Chapter 13

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Chapter 13;
"all right, I'm bad, but then, you're no prize either"
(The Ballad Of Lucy Gray Baird - Lucy Gray)

La cena ha sido un evento agradable. Realmente, ha sido un momento en el que su cabeza se ha creído un poco el cuento de que esta es su nueva vida. La vida que siempre se ha merecido.
Pero en la madrugada, los gritos de Sejanus lo han devuelto a su sitio.

Ha dormido mejor que otros días, eso no puede negarlo, pero, aún así, los gritos de su nuevo compañero de piso se han colado en sus pesadillas. 
Lo veía allí, sentado en aquella silla del laboratorio de la Doctora Gaul rogando piedad mientras serpientes le rodeaban el cuello. Eran sus manos la que liberaban las víboras una por una hasta que toda la habitación estaba repleta de colores arcoíris. 

Aunque no quería, era él quien lo torturaba todavía más mientras Sejanus le suplicaba ayuda.

Se desperraba con el cuerpo totalmente alerta, como si en cualquier instante su sueño se fuese a volver realidad y él no tendría el poder de frenarlo. 
Después de tomarse unos momentos para respirar con más calma, se convencía de que si podría.

Lo haría. 
Frenaría toda esta locura.

Se dio una ducha antes de arreglarse para su primer día oficial como alumno de la universidad. Tendría que estar más emocionado, pero tenía demasiadas cosas en la cabeza.
De cualquier forma, se apresuró para desayunar rápido y llegar pronto. Tenía muchas cosas con las cuales ponerse al día.

Bajo las escaleras y otra vez el aroma a los pastelillos de la Señora Plinth le inundaron los sentidos. A eso si que podía acostumbrarse, no a Sejanus siendo el marido de su prima, pero podría quedarse con el lado bueno. 

Descartó la idea, era solo el pensamiento de un niño que había pasado hambre muchos años. Nada más.

Entró al comedor sin vacilar, pero en lugar de encontrar la mesa lista, encontró a Tigris subida a un pequeño caballete vestida con un elegante traje blanco. Casi dejó caer su bolso.

— ¡Coryo! —se apresuro a cubrirse el pecho, como si sus pequeñas manos pudieran ocultar el enorme vestido que traía puesto—, no creí que despertarías tan pronto.
—Q-quería ponerme al corriente.

No podía apartar los ojos del diseño. Era realmente algo que Tigris habría ideado, aunque, jamás habría podido costearlo en su situación anterior.
Era un vestido fino con bordados por todas partes, para nada estrecho, más bien, se adecuaba perfectamente a su figura (que ya no era tan delgada como la última vez que la había visto, ahora si parecía que comía más que sopa de repollo y carne cruda) y tenía una larga cola que se extendía tras ella.

—Bueno, puedes pasar a la cocina. Ma está cocinando todavía, si es que no te molesta. Esto no nos llevará demasiado rato.
— ¿Esto?

Le sorprendía un poco que ella le hablará con tal normalidad, como si ayer no le hubiera dicho cosas horribles por estar enfadado. Así era Tigris, siempre amable, siempre comprensiva.

Como el estúpido de Sejanus.

—Es la última prueba antes de la ceremonia —respondió—. ¿Te parece lindo?
—Te ves bien.

¿Qué más esperaba de él?
La ira le ardía en el pecho.

Todo esto iba demasiado rápido.

—Gracias —sonrió realmente agradecida—. Cuando sepas que quieres usar puedes hablar conmigo.

No serviría de nada, él iba a conseguir que esa boda no se celebrara.
Aunque cada vez parecía más lejos de ese objetivo.

—Bueno, voy a la cocina —concluyó la charla y atravesó el salón a toda prisa.

all the things you stole from me ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora