🍃MY SECOND CHANCE🍃 (RIVAMIKA)

I

Dolía como la mierda.

Sentado contra aquel pedazo de roca, solo podía pensar en cuán duro resultó ponerle punto final a esa batalla que tanto caos ocasionó. Estaba siendo sincero al declarar que en ningún momento de su vida imaginó un enfrentamiento de tal magnitud y, peor aún, estando lejos de su cien por ciento, pero su fuerza de voluntad y ese sentimiento de no querer dejarles la carga a los más jóvenes fueron el impulso necesario para no dejarse amedrentar por las circunstancias y luchar con el único propósito de detener a Eren.

"Ese mocoso...".

Aún le resultaba increíble que hubiese sido capaz de poner el mundo de cabeza por el supuesto concepto de querer el bien para ellos, sus más allegados. Comprender las razones se volvió un ejercicio tan complicado que simplemente desistió de intentarlo y se convenció de que no quedaba nada de lo que fue cuando ingresó a la Legión de Reconocimiento, por lo que desconectó toda su mente cuando subió al titán mandíbula de Falco y se centró en crear la oportunidad exacta para que, junto con la ayuda de Armin, Mikasa lograra asestar el golpe definitivo.

Chasqueó la lengua. No recordaba con precisión cómo fue que llegó al lugar donde se encontraba y tampoco es que le importara demasiado, pero en medio del relativo silencio y el manto de polvo y humo que tardaba en desaparecer solo pudo rescatar nuevamente el hecho de que al fin todo acabó. Ya no existían más titanes, no habría más guerra ni destrucción, la incertidumbre no pesaría más como un yunque sobre su espalda...

Y, por supuesto, sin la maldición de Ymir no habría más poder Ackerman.

Miró de reojo su pierna lastimada. Quizá por la adrenalina, el dolor apenas y fue perceptible, pero ahora se manifestaba de una forma tan espantosa que no hizo ningún intento por moverse, quedándose como una estatua mientras respiraba pausadamente con la vista en algún punto... hasta que los vio.

Parpadeó un par de veces con parsimonia. No sabía si era por el cansancio o por algún golpe en la cabeza que sufrió sin darse cuenta, pero a pocos metros a su delante yacían todos sus compañeros caídos de la Legión. Era una imagen tan nítida que removió algo en su interior, pero al verlos sonreír y hacer el gesto clásico de "Entregar el corazón", entendió que ellos siempre estuvieron observando y le reconfortó, más que nada, saber que sus muertes no habían sido en vano a pesar de los tantos giros circunstanciales que sucedieron uno tras otro.

Una especie de emoción inusual lo embargó, algo que no sentía desde hace mucho y que creyó sinceramente extinto, y aunque no se caracterizaba por ser alguien expresivo, en ese instante canalizó todo lo que sentía en una lágrima mientras imitaba a sus colegas con el puño sobre el pecho, siendo ese el último homenaje a su memoria.

Pronto los vio desvanecerse con el viento y se dedicó a observar el cielo que parecía más azul de lo usual. Tener esa oportunidad luego de tantas cosas no se podía describir con palabras, y menos cuando para él tenía un significado aún más especial, pero aquel momento se vio interrumpido cuando escuchó pasos a lo lejos y, casi enseguida, una voz pronunciando su nombre junto al apelativo de siempre.

Se giró apenas a un costado y vislumbró dos siluetas conocidas, las cuales se acercaron hasta hacerse más claras y mostraran, efectivamente, a Jean y Connie, quienes se apresuraron en su dirección al verlo.

—Hasta que al fin lo encontramos, Capitán —dijo el primero.

—Sí. Por un momento creímos que no sobrevivió al último ataque contra Eren y...

—A ver. ¿Cuándo di a entender eso? —lo interrumpió Jean—. Yo nunca dudé de que estaría vivo.

—Pues sé que el fondo se te cruzó esa idea, así que no me recrimines —contraatacó.