XVI

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Luego de arribar a la estación de trenes, esperó unos instantes para luego subir a uno que la llevó, en menos de lo que esperaba, a su próximo destino: el puerto. Vislumbró el barco a lo lejos y se dirigió hacia él ignorando por completo lo que sucedía a su alrededor hasta hallar, sin demora, a los chicos en el muelle a excepción de Armin. Estos parecían inmersos en una interesante charla ya que se los veía especialmente animados, pero en cuanto se percataron de su presencia, se voltearon para saludarla y respondieron brevemente su pregunta posterior sobre la ubicación de su amigo, quedándose en silencio a la vez que se cernía sobre ellos un inusual aire de intriga que no le pasó desapercibido.

—¿Sucede algo? —se atrevió a preguntar al cabo de unos segundos.

—De nuestra parte no, pero quisiéramos saber si en la tuya va todo bien —dijo Connie.

—¿Por qué no habría de estarlo? —inquirió un poco confundida.

—Razones nos sobran para pensar lo contrario —comentó Pieck, ganándose su atención—. Dinos, Mikasa, ¿estás realmente segura de querer volver a Paradis?

—... Sí —sonó confiada bajo su expectante mirada y la de los demás—. ¿Algún problema con ello?

—En lo absoluto. No es que no queramos que nos acompañes: de hecho, eres más que bienvenida, pero... si te somos honestos, nos parece una decisión demasiado inesperada —acotó Jean, recibiendo el respaldo de los otros muchachos.

Sonrió: —Entiendo que piensen de ese modo, pero lo de regresar a la isla era un plan que tenía pendiente, y llegó el momento de ejecutarlo.

Habló con tanta convicción que, de cierta manera, despejó la duda de todos a excepción de Annie, quien no estaba para nada convencida pero prefirió abstenerse de mencionar palabra alguna.

Transcurrieron unos pocos minutos hasta que se anunció que podían subir al navío. Así lo hicieron y la ojigris se dirigió al costado izquierdo de la cubierta, dejando su maleta en el suelo y apoyando los brazos sobre la barandilla mientras la suave brisa marina chocaba contra su rostro y hacía bailar su cabello, y aunque no tardó en perderse en sus pensamientos con la mirada fija en algún punto, una palmada repentina en su hombro la sacó de su burbuja, misma que reconoció al instante.

—Te lo preguntaré para cerciorarme —Armin se ubicó a su lado—. ¿Esto es lo que quieres de verdad?

—Al parecer, también te cuesta creerme —murmuró, aunque no a modo de reproche.

—No se trata de eso, sino de la certeza de lo que estás haciendo. ¿Acaso cambió algo para que decidieras de la nada unirte a nosotros?

"Sí, y no puedes imaginar de lo que se trata", habló su subconsciente, pero al no sentirse de ánimos para pronunciarlo en voz alta, lo único que dijo fue:

—No. He tenido buenos tiempos aquí, es cierto, pero siento que ya es hora de volver a casa.

—Ah, ¿sí? —ella asintió con firmeza, y si bien había algo ahí que no le cuadraba, optó por no insistir ya que la notó, en medio de su sonrisa forzada, un poco triste y no quería forzarla a hablar así—. Como digas —se encogió de hombros.

La acompañó unos instantes más hasta que el barco finalmente zarpó, adentrándose en el vasto océano. Evitó mirar hacia Liberio como una forma de mostrar que iba en serio en su decisión de dejar todo atrás, y en cuanto el rubio la dejó a solas para regresar con los chicos, soltó un largo suspiro y se centró en el infinito horizonte y las escasas nubes que adornaban el cielo, no percibiendo el paso de los minutos transformados en horas hasta que visualizó, algo distraída, las sencillas edificaciones que daban forma al puerto de Paradis.

🍃MY SECOND CHANCE🍃 (RIVAMIKA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora