II

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El viaje a Liberio sí que resultó como una mini odisea.

Luego de que arribara al tren e ingresara a uno de los vagones, Levi agradeció a Jean y Connie y se quedó un momento a solas cuando ellos decidieron salir nuevamente para ver si conseguían algún botiquín con lo básico que les permitiera tratar un poco su herida. La molestia había disminuido apenas pero era lo suficientemente soportable en ese contexto, y aunque les dijo que no era necesario que se preocuparan, insistieron y no volvieron hasta que, afortunadamente, encontraron lo que buscaban gracias a una señora enfermera, misma que se ofreció a ayudar y lo atendió mientras escuchaba cómo los demás eldianos empezaban a subir a otros lugares del tren.

Percibió un pequeño alboroto al que no prestó demasiada atención antes de que se pusieran en marcha. Con la pierna desinfectada y vendada, pudo relajarse un poco y desvió la vista hacia la ventana a un costado para distraerse, pero al encontrarse con un panorama desolador y deprimente que se extendía cientos de kilómetros de norte a sur, gruñó y apartó la mirada, centrándose unos instantes en los mocosos que supuestamente iban a estar de custodios y que yacían dormidos uno al lado del otro, en diagonal a donde él estaba.

"Cayeron exhaustos. Como era de esperarse".

Suspiró sonoramente. También estaba cansado y le hubiera gustado mucho hacer lo que ellos, pero sabía que a lo máximo que podía aspirar era dormitar y eso no le resultaría más que fastidioso en pleno día, por lo que los dejó estar y se enfocó vagamente en una conversación al otro lado del vagón en la cual se expresaba el alivio por el fin del retumbar, además del ligero intercambio rudo de palabras con algunos de los militares del ejército marleyano.

—Es entendible que se mostraran a la defensiva tras vernos convertidos en titanes, pero el que estemos de regreso es la prueba de que ellos ya no existen más, así que espero que ya se acaben los conflictos y dejen de vernos como demonios.

—Eso el tiempo lo dirá, aunque me parece más justo ahora agradecer a nuestros héroes por salvarnos. ¿Qué sería de nosotros sin ellos...?

Eso fue lo último que escuchó antes de que su mente comenzara a divagara alrededor de la palabra "héroes". ¿Así los consideraban? ¿Podía catalogarse a sí mismo como uno? No le veía el mayor sentido ya que él actuó movido por el deber al igual que los demás y eso, a su criterio, no daba para un calificativo como aquel, pero si la gente así lo creía era cuestión netamente suya, por lo que le restó importancia y se sumió en sus reflexiones hasta que, aproximadamente luego de una hora, vislumbró lo que supuso era la ciudad de Liberio.

Una vez el tren estacionó en una ligera sacudida, los muchachos se despertaron y se incorporaron de un brinco al caer en cuenta de que habían perdido el conocimiento durante todo el viaje. Se echaron mutuamente la culpa y luego le pidieron perdón al azabache por no haber cumplido con su palabra, pero él lo dejó pasar con un gesto simple para que no se preocuparan por tal nimiedad y pronto lo ayudaron a salir para luego llevarlo al centro médico indicado por uno de los eldianos.

Dejaron atrás la algarabía que se formó con aquellos que no habían abandonado el lugar y en unos pocos minutos llegaron a su destino. Los enfermeros actuaron de inmediato y los dirigieron a una habitación disponible en la planta baja, y aunque ellos hicieron alusión a que el médico de turno aparecería pronto, tuvo que pasar un buen tiempo para que hicieran acto de presencia no uno, sino dos especialistas provenientes de Marley.

—Su ciencia y conocimiento son de un nivel mayor, así que sabrán tratarlo de la mejor manera de acuerdo a lo que requiere su lesión —mencionó el señor Leonhart, quien fue el encargado de buscar personalmente a los galenos.

Levi asintió y Jean y Connie se retiraron para dejar que los marleyanos hicieran su trabajo tranquilamente. Estos mostraron renuencia a viajar a Liberio al principio cuando se les explicó que necesitaban de sus servicios para atender a uno de los "demonios de la Isla", pero al enterarse de que dicha persona ayudó a detener el retumbar y al titán fundador, accedieron como una forma reservada de expresar gratitud, por lo que se pusieron manos a la obra y examinaron cada una de sus heridas antes de proceder a tratarlas.

🍃MY SECOND CHANCE🍃 (RIVAMIKA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora