VII

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Los días transcurrieron a paso firme en cada una de las realidades que presentaban distintos matices. Las naciones avanzaban a su ritmo entre reestructuraciones, nuevas incursiones en diferentes ámbitos y convenios con sus similares, pero en medio de todo no se olvidaban de los tratados firmados y se mantenían fieles al compromiso de seguir enviando ayuda a todos los puntos que requerían recursos, conscientes de que aún faltaba un largo camino por recorrer para llegar a la restauración de los países más afectados.

En la franja del norte de Marley, las cosas se desarrollaban sin inconvenientes de acuerdo a los cronogramas y sus objetivos. Como se había mencionado antes de partir, hubo rotación de tareas cada semana en base a la división inicial del territorio para un manejo logístico más óptimo, y aunque Levi y Mikasa trabajaron por su lado durante un lapso considerable en funciones distintas, coincidieron cuando les asignaron el rol de ayudantes de enfermería, mismo que no representó mayor reto ya que se encargaban de cuestiones sencillas, siguiendo siempre las indicaciones de la brigada médica.

Dicha experiencia, además de brindarles conocimiento, también les permitió ser testigos de algunas anécdotas que las personas contaban sobre sus vidas antes del holocausto y de cómo unas sufrieron más golpes en el sentido psicológico que otras. La empatía fue fundamental y aprendieron a tenerla guiándose de lo que veía de otros voluntarios ya que, en sus épocas de soldados, no era un concepto que manejaran dadas sus obligaciones y el contexto mismo que los envolvía, pero más allá de eso, lo que quizá tuvo mayor significado fue su trabajo en equipo y su implicación en la forma cómo se llevaban, generándose así un vínculo especial de confianza que se reflejó en el trato hacia el otro y que deshizo de a poco esa línea imaginaria que, inconscientemente, los mantenía en la ya inexistente relación capitán-subordinada.

Cumplida aquella labor en el tiempo establecido, nuevamente se les asignó a áreas distintas. La azabache quedó a cargo del nuevo subprograma que involucraba a los niños y se las ingenió, con ayuda de otros chicos y de los psicopedagogos, para crear actividades didácticas y de recreación con el fin de que se integraran entre ellos, y aunque tratar con miembros de un grupo tan joven conllevaba un gran reto, hizo su mayor esfuerzo y, a la larga, logró grandes resultados que vinieron de la mano con un naciente cariño que no tardó en volverse recíproco.

Tan contentos estaban los pequeños que los subcoordinadores decidieron prolongar su rol. Por supuesto, eso fue inesperado pero no menos bien recibido ya que disfrutaba mucho interactuar con ellos, por lo que continuó gustosa con lo suyo y con una nueva y peculiar ayuda hasta el momento actual donde, tras terminar el almuerzo, los reunió a todos y los hizo sentarse sobre mantas al aire libre.

—¡Tarde de historias! —exclamó un niño.

—¿Qué nos va a contar esta vez, señorita Mikasa? —preguntó una niña tras acomodarse cerca suyo.

—Es algo bastante interesante y basado en una vivencia, así que ¿están listos para escucharlo?

—¡Sí! —mencionaron todos al unísono.

—Muy bien. Entonces aquí vamos con este relato que he decidido nombrarlo "Las murallas" —el silencio se hizo presente al igual que la expectación, ganándose atentas miradas—. En una tierra muy lejana, existía un pueblo que vivía rodeado de grandes muros que llegaban hasta el cielo. Según contaban los ancestros, estos servían para protegerlos de amenazas místicas y la gente se convenció de que eran un regalo de los cielos que impedía su extinción, creando incluso un culto en su honor, pero hubo un grupo de valientes guerreros que, cansados de esa realidad que limitaba de alguna forma su libertad, decidieron arriesgarse y hacer un plan que les permitiera salir a explorar más allá.

—Ellos se sentían como aves enjauladas, ¿verdad? —ella asintió—. ¿Y por qué los demás preferían quedarse en esa jaula?

—Hay personas que se conforman con poco y le tienen miedo a lo desconocido. Son como pájaros cuyas alas han sido cortadas, lo que les priva de ver muchas otras maravillas que ni siquiera pueden imaginar.

🍃MY SECOND CHANCE🍃 (RIVAMIKA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora