Capítulo XLIV

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Qué es lo que había ocurrido? Por primera vez la pelinegra estaba operando en terreno desconocido, alguien como ella no estaba capacitada para tener sentimientos por algo ajeno a sus ideales y su deseo pronto se convirtió en furia.

- Vístete - ordenó mientras ella cogía su ropa y se vestía a toda prisa.

La castaña pestañeó perpleja frunciendo el entrecejo por el cambio repentino de Lisa, cubrió sus pechos con su brazo para arrastrarse por la cama y así obedecer a lo que le habían pedido, un minuto después notó que la presencia de Lisa había desaparecido, así que se apresuró a terminar y salir tras ella.

Cuando llegó donde habían estado anteriormente vió a Lisa parada firmemente con los brazos descansando a sus costados mientras las otras castañas se mantenían detrás de ella observandola con un ligero toque de impetuosidad.

- Ahora nos iremos - dijo para empezar sus pasos hacia la profundidad del bosque.

Las menores siguieron sus pasos cautelosas muy de cerca, hasta que Lisa se detuvo cerca de una camioneta negra con cristales polarizados, abrió la puerta trasera quedando parada junto a esta mientras iba nombrando a cada una de las chicas para irles poniendo nuevamente un pañuelo en los ojos y atar sus muñecas, confiaba en ellas en que no harían nada estúpido mientras manejaba pero prefería no arriesgarse además de que le gustaba en lo absoluto tener el control de esa manera.

El camino se mostraba seguro con la carretera despejada en medio de la noche, no hubo ningún sonido ni intento de algo parecido, ninguna actitud extraña por parte de las chicas más que su habitual paciencia mientras eran llevadas a un nuevo destino.

Poco rato después Lisa se detuvo y con mucho cuidado guió a cada una de las menores al interior de lo que sería su nueva casa, cada una se mantenía sentada sobre una especia de base acojinada pero bastante fría a su criterio, los suspiros de impaciencia comenzaban a salir al notar el total silencio, al rato Lisa volvió para liberar sus manos y su vista.

- Bienvenidas a casa caritas dulces - extendió sus brazos sosteniendo un cigarrillo en su mano.

Los tres pares de ojos se estaban a acostumbrando a la vista nuevamente en un lugar nuevo y bastante extraño para ellas, era demasiado diferente a lo que era su primer hogar, el anterior era más alegre a pesar de carecer de decoraciones ilustrativas y al menos los ventanales dejando ver el agradable bosque eran parte de paisaje, sin embargo; este nuevo sitio tenía aspecto más acorde a la personalidad de su dueña: Oscuro, Frío y Tenebroso.

- Dónde estamos? - preguntó una de ellas.

Las menores miraban con cautela cada rincón de lo que lograba distinguir su vista periférica en el momento, era demasiado diferente, su aspecto casi medieval no podría relacionarse con nada bueno, teniendo en cuenta las especiales formas que tenía Lisa de satisfacerse y asociarlo a este nuevo lugar su mente de inmediato viajo a la época de la Santa Inquisición, y pensar que podrá haber ciertos juegos de ello solo les hacía tragar en seco.

Estaban en la sala, todo el interior de la casa parecía hecha de piedras de río, y las paredes color negro y vino, las ventanas eran grandes pero demasiado altas para que alguien pudiera abrir una persiana sólo con las manos, de hecho las cortinas eran oscuras a la par, los muebles parecían una extraña colección de antigüedades que si fueran conocedoras sabrían el alto precio que tendrían. Las alfombras psicodelicas rojas en juego con dorado solo causaban depresión, todo era en colores oscuros, no había nada blanco como en su anterior hogar, tal parecía como el castillo de Drácula en el siglo 15 y pensar que Lisa podría ser un vampiro en realidad era una posibilidad no muy alejada de todos sus deseos sádicos sexuales, solo esperaban que al menos si decidía volver a satisfacerse, fuera con algo de lo que ya estaban acostumbradas.

Insane (Lisa GIP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora