Capítulo XV

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Lisa era una persona con un intenso apetito sexual el cual no siempre se manifiesta abiertamente, en otras palabras casi todas las actividades y hábitos asociados a ella poseen una fuerte carga de simbolismo sexual pues para ella existían dos métodos de alimentación, la normal a base de alimentos y la que más le gustaba, la asociada al sexo pero en las antipodas de la seducción. Donde seduce, somete psicológicamente y luego se alimenta.

Lisa somete de tal manera a sus víctimas qué casi siempre da la impresión de que son ellas las que se entregan voluntariamente a sus apetitos, por el momento no hay violencia directa contra la voluntad de la víctima, sino una especie de danza de la seducción qué finalmente acabará con una entrega total, absoluta... La relación de poderes y el anhelo de someter como único vehículo de satisfacción del deseo.

El abandono absoluto de las castañas ante el poder de persuasión de Lisa es análogo a la entrega sexual, ofrecer la propia vida, sacrificarse, es una sublimación del acto de entregar el cuerpo a la persona deseada y en el acto sexual son ellas las que se arrodillan a Lisa, no hablamos de sometimiento sino de entrega y confianza. Y la mujer que entrega su confianza está otorgando un don: Le permiten a Lisa acceder a su cuerpo sin ofrecer resistencia siempre que ella haya cumplido los requisitos y burocracias del cortejo.

Lisa logró conquistarlas desde luego con la astucia a las resistencias femeninas, como reflejo actúa de la misma manera y se alimenta de su presa sólo cuando esta se encuentra totalmente subyugada.

Ella sabía que cuando varias mujeres fértiles conviven en el mismo hogar, sus ciclos menstruales tienden a unificarse, es decir, con el tiempo comienzan a sincronizar su período una con otra, así que debía someterlas a un tratamiento anticonceptivo pues para los deseos sexuales de ella no podía interponerse una ligera capa de látex qué hiciera sentir completamente suyas a las tres chicas, no buscaba procrear ni nada por el estilo pero si deseaba sentirlas totalmente.

Lalisa Manoban era un caso exquisito y perturbador, era un estado de ánimo caótico y sensual, era un pensamiento sublime y aterrador que se hundía en lo más profundo del corazón y la mente... Ella era una tortura al amor que gozaba de ser el verdugo, era un callejón sin salida lleno de ilusiones vanas, sus manos sostenían a sus víctimas cual si fueran marionetas, era una ilusión y un deseo errante, una lunática muy ruín.

Lisa era el infierno ardiente donde sus víctimas gozaban quemarse.


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El primer mes y medio todo había salido a como Lisa lo había querido, tener a las tres castañas únicamente para ella, en su habitación y sobre todo en su cama donde les dejaba más que claro que no solo era su protectora sino su dueña, la pelinegra se satisfacía con ellas de manera gradual teniendo sexo con cada una de ellas una noche por semana, para Lisa tener sexo tres veces a la semana era suficiente pero no la satisfacía por completo, necesitaba empezar a formar a las chicas a su objetivo principal y es que para ella decir que eran simples esclavas sexuales no le era algo que necesariamente debían saber.


Insane (Lisa GIP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora