La Busqueda

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Jungkook
Primera parte

Esa misma noche parado bajo la ligera ventisca de nieve, observó a las personas de diversas edades entrar y salir del lugar, todos y cada uno acompañados de sonrisas amplias y ligero aroma agrio

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Esa misma noche parado bajo la ligera ventisca de nieve, observó a las personas de diversas edades entrar y salir del lugar, todos y cada uno acompañados de sonrisas amplias y ligero aroma agrio. 

Bajo la mirada al ramo de flores que he comprado, Jimin me dijo que le gustaban… Pero no estoy seguro de que me las reciba si todavía se encuentra ahí dentro. 

Muerdo mi labio. 

Estaba solo. 

Mingi me había traído y después se había marchado con los chicos a celebrar en la casa bangtang que obtuvo su carnet para conducir. 

Aprieto el ramo de flores decidiendome a entrar pero antes de hacerlo me detengo cuando una pareja a un par de metros — que parece estarse reconciliando— llama mi atención, desde la distancia puedo apreciar las lagrimas que brillan bajo el suave brillo del anuncio de nuestro concierto aquí en Seul que mantiene oculto el rostro del chico más bajo. 

Suspiro. 

A mi mente viene el rostro redondo y angelical de Jimin bañado en lágrimas lo que me hace sentir un ser humano bastante despreciable. 

Desvió la mirada sintiéndome incómodo con la situación. Pero vuelvo la mirada justo cuando el chico más pequeño le entrega una bolsa de papel al más alto. 

Estiró la mano a punto de empujar la puerta para entrar cuando de la nada esta se abre dejando ver a un chico de cabello azul que me ve y sonríe . 

—Hey, Jungkook… —frunce el ceño deteniéndose. —¿Qué haces por acá hermano?

—Vine a… 

Ryu alza su mano pidiéndome espere. Sale del bar y grita al chico que está aún con el más pequeño. 

Estoy tentado en preguntar que sucedió con esos dos pero no me siento capaz. Solo quiero entrar y ver si Jimin sigue ahí dentro. 

—¡Hey Minhyuk, los chicos están preguntando por ti! 

Grita Ryu. 

Así que era Minhyuk, no me parece extraño que haya hecho llorar al pobre chico, el cretino solo juega con los sentimientos de ellos.

Ser un aprendiz y haber aparecido en Produce 101 hizo que el ego llegará a su cabeza. 

—Jungkook. 

Dice Minhyuk sonriendo de lado. Hago un asentimiento con la cabeza, no puedo decir su nombre oh me darán unas tremendas agruras. 

—Quieres… Son dulces mexicanos, me los dio el muñequito. 

Dice Minhyuk a Ryu dándole la bolsa de papel. 

—No los comerás. 

—Sabes que no me gustan los dulces mexicanos. 

No se porque razón me quedo ahí parado pero después de oír su conversación me alejo con una paleta de tarro de cerveza que Ryu me ha obsequiado. 

Sin duda los dulces mexicanos son mis favoritos. 

Maldición, Jimin. 

Recuerdo apresurandome a buscarlo pero por más que miro el rostro de las personas no lo encuentro. 

Se como es, a diferencia de él que no sabe nada de mí… Desde un principio hice las cosas mal. 

Llevó la mano a mi cabello sacudiéndolo, sintiendo los copos de nieve que cayeron en esta, ya derretidos.

Una vez hace años vine a este lugar yo no sabía nada del saxo pero el maestro Adolphe Sax quien era el tataranieto del mismísimo Adolphe Sax quien inventó el Saxofón, me enseñó lo que se. 

—Puedo ayudarte en… ¡Aigo! Eres Jungkook de… 

Me llevo el índice a los labios pidiendo que guarde silencio. Si alguien mas sabe que estoy aquí se armaría un alboroto. 

—No puedo creer que seas tú… 

Dice la chica extasiada. Se apresura a sacar una libreta de adentro del delantal que extiende hacia mí pidiendo un autógrafo que le doy al igual que una foto para el recuerdo. 

Una vez me quedo solo de nuevo, me coloco un gorro más un cubrebocas que siempre traía conmigo en las chaquetas. 

Miro hacia abajo el ramo de rosas, una opresión se instala en mi pecho. 

No imagino lo que Jimin pudo haber sentido mientras me esperaba. 

Derrotado dejó el ramo sobre una mesa y salgo de ahí. 

Quisiera poder tener mi celular ahora mismo pero Jiwon Hyung nuestro coreógrafo lo confisco alegando que últimamente estaba bastante distraído. 

Y quizá lo estaba un poquito pero ahora no podía comunicarme con Jimin. 

Salgo del bar, subiendo el cierre de la chaqueta hasta el cuello.

Echó la cabeza atrás mirando el cielo y después al letrero de Jazz story que parpadea en lo alto del bar. 

Los bellos en la nuca se me erizan. 

Me estremezco y rasco la nuca. 

—Creo que es hora de volver a casa…

Me digo caminando por las calles concurridas camuflandome entre las personas que van y vienen. 

Mientras camino, triste y dolorido por el entrenamiento, una idea salta en mi mente. 

—Maldición porque no lo pensé antes —. Me digo, sintiendo de nuevo ese golpe de adrenalina. 

Iría a la casa que rente para él y su amigo… entonces arreglaría las cosas con Jimin. 

Alzó la mano frente a mis ojos viendo el reloj que reluce en mi muñeca. 

Apuño los labios empujando la lengua contra la mejilla. 

Pareciera que el universo no está de nuestro lado. 

Es demasiado tarde para ir a despertarlo. 

–Mañana… —me digo —Mañana será otro día. 

Asiento, tomando un taxi para regresar a la casa Bangtang. 

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