La Ex

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Los árboles se mecen en una lenta danza romántica, siguiendo el compás de su compañero, un pato en la lejanía grazna al tiempo que sacude sus alas en cortejo. 

El viento trae consigo el delicioso aroma de las flores de cerezo; una relajante fragancia dulce y frutal. 

—Espero te guste. 

—Porque no habría de gustarme. 

Tomó el vaso que Jungkook me entrega y doy un sorbo desde el envase quemándome la boca. 

—Oh, maldición yo… 

Agito la mano abanicando para que el aire entre en mi boca quemada. 

—Espera deja te ayudo. 

Parándose frente a mí, todo parece detenerse cuando Jungkook sostiene mi barbilla con gentileza, como si yo fuera una pieza de arte demasiado frágil la cual debe ser tratada con delicadeza; baja su rostro a centímetros del mío… está tan cerca que soy capaz de percibir su calor corporal, tanto como la colonia demasiada cara que usa. 

No se que tiene planeado hacer pero… esta posición podría malinterpretar la situación para cualquiera que viera desde lejos.  

—Puedes entreabrir los labios. 

El aliento cálido golpea mis belfos acolchados y rojizos, parpadeo anonadado mientras obedezco sin rechistar. 

—¿E-en-tre-a-abrirlos?

—Si.

Levantó la vista encontrándome con su manzana de Adan, —¡dios, porque es tan alto!—, sus dedos suaves rozando la piel de mis mejillas mientras desliza casi imperceptiblemente el pulgar. 

Se inclina un poco más, casi rozando sus labios con los míos entreabiertos para él, el sonido de mi corazón late demasiado rápido y va en aumento. 

Trago saliva ruidosamente sin despegar la mirada de su boca que se abre juntando sus labios en un pico para empezar a soplar. 

Parpadeo lento, quiero guardar este momento en mi memoria, para siempre. 

Saco la lengua remojando mis labios, los ojos de Jungkook siguen esa acción, tan sutil. 

Nuestras respiraciones son erráticas y van al mismo compás, como si fuéramos uno mismo en ese preciso momento.

Las luces brillan al fondo y las avecillas que se mantienen ocultas en los árboles cantan alegremente. 

Todo parece planeado, esta parece mi propia escena de K-drama y en cualquier momento nos besaremos. 

—Creo que ya está, ¿Te sigue ardiendo? 

Parpadeo un tanto confundido. 

Suspiro enamorado volviendo a la realidad. 

¡Sin duda este es el efecto Jungkook!

—¿Ardiendo? 

Inquiero, ladeo la cabeza frunciendo ligeramente el ceño. 

Jungkook sonríe toma mis labios en sus dedos dando un apretón. 

—Lindo, realmente eres como un pollito Jimin. 

Suelto una risa, suspirando, todo sonrojado y enamorado. 

Me alejo un paso señalando hacia donde hay una especie de kiosko, y un piso rodeado de pasto muy cerca del lago. 

No quiero alejarme mucho de Jungkook, se siente bien estar a su lado. 

—Uhhh —me estremezco —qué frío. 

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