Welcome To Corea

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Los ojos se me cristalizan y los labios me tiemblan conforme vamos bajando del avión para entrar al aeropuerto, es una sensación inexplicable; es miedo, es pánico, es terror, o solo una mezcla de todo

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Los ojos se me cristalizan y los labios me tiemblan conforme vamos bajando del avión para entrar al aeropuerto, es una sensación inexplicable; es miedo, es pánico, es terror, o solo una mezcla de todo.

Había tomado un vuelo a Corea sin avisar a mis padres; sin conocer el país y sin tener a ningún conocido.

Bueno. Papá era de Corea, pero no tenía idea de quién era su familia, solo conocía a los abuelos pero vivían en Minnesota desde hace años.

Las lágrimas se agolpan en la esquina de mis ojos; y el nudo en la garganta cada vez se hace más grande, Mike a mi lado parece en el mismo estado de shock que yo me encuentro, me toma de la mano apretando fuertemente mis dedos en su palma... como si estuviera tratando de infringirse dolor para verificar que esté, no sea un sueño más de los tantos que hemos tenido.

"Estamos aquí... estamos en corea"

Y es difícil de creerlo... pero lo estamos porque las personas que van y vienen a nuestro costados de ojos rasgados y vestimenta alucinante como si fueran famosos, no pueden engañarnos.

-Creo que me va dar una taquicardia -llevándome la mano al pecho trató de calmar la emoción que me invade, mientras caminábamos por el aeropuerto de Incheon, el hangul deslizándose por las paredes en señalizaciones y advertencias. Mi mente estaba trabajando horas extras traduciendo y poniendo en práctica -Al fin- los años estudiando el idioma.

Un tirón en mi mano me hace quejarme, y regresar abruptamente como resorte hacia atrás, mi almohada de conejo cae al suelo, pero no puedo recogerlo a menos que Mike suelte mi mano.

Mike era mi mejor amigo.

Un chico rellenito que solía llevar gafas de montura gruesa de diversos colores.

Era extravagante y totalmente gay... La única diferencia entre nosotros era que su familia sabía sobre sus preferencias sexuales y la mía no.

Y no era porque no quisiera decirles; en mi escuela era de los pocos chicos gays salidos del closet y me sentía libre de ser yo mismo y no aparentar ser alguien que no era.

La razón por la cual mi familia no sabía era que mi madre solía culparse por mi manera de ser; era un chico poco masculino y ella creía que al ser puras mujeres en casa había influenciado en mi crianza de alguna forma. Lo que no creía. Y por ello además del divorcio de mis padres, prefería seguir siendo solo Jimin, sin etiquetas en casa.

-Jim, ¿Realmente lo hicimos? ¡¿Estamos en Corea!? -me dice Mike con su voz chillona a nada de llorar, parece estar en una especie de letargo, como si alguien le hubiera lanzado un hechizo de petrificación, sus ojos brillan incluso más que los míos que sienten culpa por haber engañado a mi madre. Paso saliva y remojo mis labios antes de hablar.

-Puedes verlo por ti mismo, ¿no?

Asiente. Aunque no luce muy convencido.

Se quita los anteojos limpiándose los ojos, y asiente.

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