El Departamento

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Los vidrios del coche se cubrían de blanco conformé las finas plumas de nieve caían del cielo nublado, el sol había quedado oculto tras una nube en forma de flor, quiza era un preludio sobre la proximidad de la antesis de las flores de cerezo; per...

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Los vidrios del coche se cubrían de blanco conformé las finas plumas de nieve caían del cielo nublado, el sol había quedado oculto tras una nube en forma de flor, quiza era un preludio sobre la proximidad de la antesis de las flores de cerezo; pero todavía estábamos en diciembre y los adornos navideños decoraban la mayor parte de las fachadas de los negocios y sus interiores.

Las calles estaban limpias con señalizaciones sobre no tirar basura —cosa que en México era difícil de ver— y aunque en los videos de los youtubers mostraban otro lado de la moneda en corea; estaba segura que este era uno de los mejores barrios del país.

Haber tomado la decisión de venir a corea había sido lo mejor que pudimos hacer.

El señor DongJin fue muy amable en darnos un —no paseó— hacia nuestro apartamento rentado…

Mike había pensado en todo, parecía que llevaba años planeando este "escape". 

Llevaba una amplia sonrisa de labios; pero las veces que lo mire por el rabillo del ojo sus labios parecían temblar bajo una mueca externa.

Dejó de prestarle atención a Mike para enfocarme en los paisajes que vamos atravesando.

—Ji… Ji-min —tartamudea. 

—Si.

—Este no es el lugar.

Me giró a mirarlo rápidamente, sus ojos puestos en el celular.

—Mira —señala con el dedo la pantalla del celular —el departamento que rentamos era en un pequeño edificio en… como sea que se pronuncie el lugar.

Le echo un vistazo al celular, seguido pegó los ojos en los letreros de las calles.

Mi corazón rápidamente se empieza a agitar, es una sensación extraña. Pero en lo primero que puedo pensar es en mi madre y sus constantes advertencias sobre no hablar con extraños por internet…

Se-se-ñor —Este levanta la vista apartandola del camino brevemente para verme por el retrovisor—. Señor este no es el camino. 

Sonríe y asiente, volviendo la mirada a la transcurridas calles.

Lo sé. El señor Jungkook me pidió que las trajera a este departamento.

Pero

Pegó la espalda en el respaldo del asiento, las puertas están sin seguro pero… «¿De cuanto seria la posibilidad de quedar con vida si nos lanzábamos del carro en movimiento?», Pongo la mano en el agarre de la puerta mordisqueando el pulgar de la mano izquierda con nerviosismo.

«¿Cuánto llevábamos en movimiento?»

—I'm sorry Mike. 

Niega. Sus grandes ojos marrones me miran; brillosos y rojizos en el contorno. Parece estarse aguantando las ganas de llorar.

Sus labios se abren y cierran un par de veces, tratando de decirme su secreto mejor guardado… Soy su mejor amigo y se supone que no hay ese tipo de secretos.

—Jimin, yo…

Hemos llegado jovenes. —dice el señor deteniéndose en una elegante residencia con decoraciones navideñas. Eran dos grandes cubos minimalistas con paredes de vidrio, estacionamiento tipo subterráneo y una elegante escalera que daba directo a un pórtico pequeño en la puerta de entrada, había muchas plantas típicas de Corea en los alrededores.

Después de abrirnos la puerta y bajar las maletas, DongJin no dijo mucho. Dejó nuestras pertenencias en la puerta del pórtico, nos hizo una reverencia de 80° y se despidió sin más.

Oh, si. Lo estaba olvidando —rebusca en sus bolsillos y cuando encuentra lo que buscaba me lo tiende en un puño—. Esto lo dejó el señor Jungkook para usted Jovencito —me entrega una cajita de terciopelo, es pequeña de un azul intenso —y esto otro son las llaves de la casa.

Asiento tomando los dos objetos con una sonrisa llena de curiosidad en los labios.

—No te quedes ahí parado como si no supieras lo que hay dentro de la cajita —dice Mike apareciendo en mi campo de visión. Me arrebata las llaves y se aproxima a la puerta abriendo esta. —Tienes que estar bromeando… ¿Qué es todo esto, Jim? Tú amiguito virtual es millonario… solo mira, —señala el inmueble, algunos todavía conservaban su envoltorio como dulces sin comer, hay muchos adornos navideños y en la esquina de la sala junto a la chimenea moderna se levanta un pino natural de 2 metros—. O es que es parte de la mafia coreana.

—Deja de decir bobadas… el solo es…

Me quedo callado tratando de recordar si alguna vez me dijo a que se dedicaba. 

—Siquiera sabes en qué trabaja.

—Por supuesto. Es saxofonista en un grupo de Jazz, —digo recordando —¿Que tal si vamos a verlo tocar esta noche?

—No lo sé, estoy muy agotado Jimin. 

—Y si mejor echamos un vistazo al resto de la casa. —inquiero entusiasmado. Mike asiente corriendo hacia algún lugar.

[...]

Mike tenía razón, la casa parece recién remodelada, los muebles aún expiden ese penetrante olor a nuevo, incluso algunos conservan su plástico original.

Después de explorar la casa completamente y arrastrar de vuelta la maleta pero esta vez hasta uno de los 4 dormitorios en el segundo piso me siento en la cama observando la delicada cajita de terciopelo en mi mano.

Una sonrisa se plasma en mis labios, dentro de la cajita hay un cadena de oro demasiado fina —que fácilmente podría perderse en mi cuello— pero no es la cadena lo que llama mi atención, si no, el dije en forma de luna que completa el collar.

Sonriendole a la nada como un completo loco busco mi celular entre mis prendas. El clima fresco acompañado de viento y nieve, hace mecer las hojas de los árboles que adornan el patio de la casa. Me pongo en pie caminando hasta la ventana que da al patio. Hay una piscina —cubierta con una especie de tapa transparente— bordeada de piedra blanca y mesas circulares con paraguas. La nieve viste con su manto de pureza sus alrededores, un árbol de duraznos yace en la esquina del patio, es una casa grande y luce como si jamás la hubieran habitado.

Me siento en un puf que adorna el cuarto pegado a la ventana y mientras veo la nieve caer mensajeo a Gguk.

«No puedo creer que hayas rentado una casa para nosotras… Gguk, no puedes gastar tu dinero de esa forma. Aun así, la casa es bellísima»

«PDT: me encantó la cadena. ¡es hermosa!»

Coloco muchos emojis tiernos suspirando como un loco enamorado.

Y es que realmente estaba enamorado en secreto de él. Pero eso no podía ser posible. En primera: vivimos en países distintos. Segunda: no nos conocíamos en persona. Y tercero tal vez no fuéramos compatibles. En corea ellos se basan mucho en ese tipo de cosas, y aunque el ya me había visto en fotos… Yo, lo único que conocía de él, eran sus manos, boca, silueta y sabía que era un maestro con el saxo.

Suspiró. Derrotado, me levanto del puf cuando Mike toca la puerta y al segundo entra con un pesado abrigo de lana en las manos.

—Donde dices que es el lugar donde toca tu amigo que no conocés.

Como resorte saltó en mi lugar emocionada… ¡Al fin, conocería a Gguki!

—Jazz story, cerca del palacio de Changdeokgung en Seúl.

—Bien, ve por tu abrigo y vayamos, porque si no lo hacemos ahora no se si pueda callarte más tarde.

—Eres el mejor Miki.

Aplaudiendo me desplazo por la habitación sacando ropa de mi maleta bajo la divertida y desaprobatoria mirada de mi mejor amigo.



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