Malleus nunca antes se habia sentido asi de bien en su vida, lo que había leído numerosas veces en el pasado en libros para adultos no hacía justicia a lo que describen, el rey dragón estaba fascinado con esta tierna y dulce humana, que pese a su pequeño tamaño comparada con él, era capaz de montarlo, ya que ahora la tenía sentado en su regazo frente a él, con su miembro entrando tan profundo dentro de ella, era tan cálido y placentero, se daba gusto besando y mordiendo a su ahora esposa mientras la abrazaba, al mismo tiempo que movía tu cuerpo sobre su miembro haciendo que entrara muy profundo en el.
Tú que abrazabas como podias al dragón para poder aguantar el vaiven de sus envestidas, era delicioso por a la vez una tortura para ti, ni siquieras sabias esa bestia escondida en la entrepierna de Malleus pudo entrar en ti en primer lugar, pero aqui estas, montando al dragon en todo el mal sentido de la palabra, rasguñando su espalda con tus uñas, pero a él no parecía molestarle todo lo contrario, más bien parecía gustarle esos pequeños atisbos de dolor que le dabas, solo emocionabas mas a la bestia.
-Mmmmh~.. Mi humana...mrrrr~ Mi bella esposa... No puedo creer que quisiera pensé en maldecirte, solo para molestar a Basile... Cuánto me alegra no haberlo hecho- Dijo Malleus con una sonrisa socarrona, soltando leves gemidos y gruñidos
-Eeh... De mmmmh~ de verdad me ibas ah~ a maldecir... ¡Aah~! M.. maaas ,l...lentooo ~- Preguntaste asustada pero te interrumpiste a ti misma cuando sentiste como el oji-verde enterraba sus garras en tus caseras, obligándote a saltar sobre el más rápido
-Oh no te preocupes... Nunca maldeciria a mi bella esposa- Dijo con tono dulce ignorando tus súplicas -Además no es mucho mejor~... Hacerte mía y solo mía~... Mira que tan bien me recibes~-
-¡AAah~!... Pe.. Pero duele~...- Dijiste mientras lagrimeabas algo y sentiste la lengua de Malleus sobre tus mejillas mientras seguía moviéndose.
-Siempre duele la primera vez...Mmm~... Solo resiste.... Ya comenzaras a solo gozarlo tanto como yo~..- Te susurro Malleus al oído esperando con eso calmarte, por el no pensaba detenerse, una vez se enciende el fuego de la pasión de un dragón es casi imposible extinguir.
Tu te abrazaste a él con más fuerza, hasta rodeaste sus caderas con tus piernas, buscando soportar mejor las estocadas salvajes del pelinegro, pero Malleus interpretó esto como que querías aún más de él, haciendo que su sonrisa y lujia creciera con intensidad, sentirlo más remodelando tu interior, estar más juntos y unidos que casi se les olvide la sensación de estar separados, así que soltar su agarre en tus glúteos te dejo caer sobre la cama, con la enorme figura del dragón sobre ti, el rey del valle de las espinas con su cabellera pegada a su piel reluciente con sudor y una sonrisa coqueta se relamió los labios, con todo su cuerpo escultural desnudo y sudado, con su pecho subiendo y bajando por sus respiraciones profundas que remarcaban su cuello fornido y las escamas se movían a través de su respiración, era como ver una escultura viviente, toda una obra de arte que estaba dispuesta a devorarte, todo su ser desprendía este calor que te envuelve y te excitaba como la llamarada de una bestia que respira fuego.
Mientras Malleus también te miraba con fascinación, esta era la primera que tenía una pareja con la que compartir este tipo de intimidad, no sabía que el cuerpo de una mujer podía ser tan delicado y frágil, tú en particular eras preciosa a sus ojos, con tu piel suave al tacto y blanca, como los pétalos de una rosa blanca, tu cabellera rubia cual oro esparcida de manera desordenada por la cama, tus pechos rebotando ligeramente con cada una de tus respiraciones lo podían hipnotizar, al igual que tu tierno rostro sonrojado y pequeña boca entreabierta, tus brillantes ojos azulados que aún derramaban lágrimas, mirándolo con una mezcla de dolor y expectación, ya que no sabías si el dragón seguiria siendo rudo contigo o si ya se iba a calmar.
-De verdad eres un tesoro...mmmh~- Dijo Malleus con profundo empezando de nuevo sus embestidas profundas y rápidas -Tan hermosa... Tan encantadora... Nunca voy a dejarte ir... Eres mi pequeño tesoro humano, ahora-
-¡Aah~! Ma.. Majestad~- Exclamaste sintiendo que pese al aumento de ritmo comenzabas a disfrutarlo más
-Mmmmh~.. No me llames así~- Dijo con tono hacía parecer que estaba enojado y te asustó un poco, pero solo estaba jugando contigo, quería conocer todas tus expresiones -Mi dulce esposa no necesita usar honoríficos conmigo~... mrrrr~.. Tam.. Tampoco tenerme miedo- Dijo eso ultimo acercándose más a ti y empezando a devorar tus labios en beso apasionado que estaba dejando sin aliento
Tu te abrazaste al cuello el pelinegro mientras sigues disfrutando de los besos y caricias que este te daba, ya para este punto la estocadas de Malleus ya no te torturaban tanto, parecias que tenias tendencias medio masoquistas para te gustaran tanto el placer como el dolor que te ofrece ahora tu esposo, ya sabías que el final estaba cerca, por que les embestidas del dragón se estaban tornando irregulares, enterraban más garras en tus muslos y los jadeos que salían de su garganta se convirtieron en gruñidos de bestia en celo.
En una penetración particularmente honda y dolorosa alcanzaste el clímax al mismo tiempo que el rey dragón, sintiendo una corriente eléctrica de placer y escalofríos recorrer todo tu cuerpo, mientras tu vientre parecía hincharse por toda la semilla que Malleus había dejando en ti, él tambien sentia que tocaba el cielo tras esa potente corrida, pero eso no era suficiente para él, no aun, no tras ver tu cara de satisfacción, además... El fuego en su interior aún no se ha apagado.
Al día siguiente por los pasillos del palacio se veía a su majestad Malleus caminando con paso tranquilo, tenía sonrisita feliz que nadie le podía quitar, incluso iba con tarareando una cancioncita alegre para sí mismo, el cielo estaba más despejado que nunca y el clima era simplemente perfecto, ni muy caliente ni frio y con la cantidad de brisa perfecta para que sea el dia mas agradable en todo la historia del reino... Y no es una exageración, hasta salió un arcoiris.
-Uno pensaria que sus majestad estaria de malas después de lo de su prometida el dia de ayer- Le susurro un ministro a su asistente viendo pasar a Malleus de lejos
-¿Aún no le contaron el chisme completo, verdad jefe?- Le susurró de vuelta él asistente con varios documentos entre sus manos -Majestad tambien se robo a la novia-
El ministro se sorprendió tras escuchar eso, era el chisme del momento en la corte... Y el reino... Y los reinos vecinos... Quizás del continente, no se hablaba de otra cosa que no fuera de la boda fallida del Principe Stefan, las amantes, que la novia estuviera del temible Malleus Draconia y que este mismo se la robó, al Rey del Valle de las Espinas no le podía importar menos, es más quería que esa historia se esparciera más y la exageraran si era posible, para Malleus fue la mejor noche de su vida, humilló a su rival, descubrió que tenía una chica tan linda enamorada de y la hizo su esposa, nada podía quitarle su buen humor.
-Disculpe alteza, su prometida... Ex-prometida... La señorita Everspring solicita una audiencia con usted- Dijo tímidamente un sirviente que ya no sabía cómo referirse a la hada
-.... Señora Everspring- Corrigió Malleus con tono serio y mala cara, al acto el clima frío y nublado de siempre volvió
Continuara...
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No quiero al héroe, quiero al villano
Fanfictionestabas en tu cama, leyendo tu último libro y tenias que admitir que lo odiaste. lo odiaste tanto que dijiste, si tu hubieras escrito el libro lo hubieras hecho mejor, y cuanti estabas por dar tu último aliento escuchaste ¿a sí? pues hazlo mejor qu...