Azora Pov's
-¿Estas segura de que no nos siguió?
-Me asegure yo misma de dejarlo dormido con unas pastillas potentes. -respondió acomodando cajas y asentí- Y bien ¿te gusta? -preguntó y asentí viendo el espacioso lugar, quedaba alejado del café, pero el alquiler era de precio bajo al ser algo así como una caseta de la azotea, y también por estar alejado de New York.-
Ahora vivíamos en el distrito el bronx
-Quiero salir a la azotea.. ¿vamos? -pregunté y asintió saliendo conmigo, abriendo una puerta de madera que daba paso inmediato a la azotea-
Nos dejamos caer en el piso mirando el cielo completamente azul y despejado, disfrutando de la brisa que poco a poco se comenzaba a tornar cálida por la reciente llegada de la primavera, sin embargo esa calidez habitual se había ido de mi pecho. Extrañaba a mi niño de rizos, extrañaba la cercanía y sus besos, extrañaba oírlo, odiaba no poder avisarle que no lo estaba ignorando, odiaba pensar que por su cabeza se podía cruzar la idea de que lo había dejado de querer. Siendo sincero no creo poder dejar de querer a ese mocoso.
-¿Bleu.. puedo ir a ver a Conrad? -pregunté dudoso y esta negó-
-Busca el libro de animales, ahí está su número y llámalo, en el primer piso tienen teléfono. Y no le digas sobre Talasa, solo dile que se perdió tu celular, no podemos ponerlo en peligro. -advirtió demandante pero asentí sin rechistar, comprendiendo en su totalidad el porque.- y no tardes mucho, debemos desempacar, tengo turno en la tarde.
-Oui.
Baje con velocidad por la escaleras, el ascensor era tardado, mi corazón latía con fuerza mientras mantenía aquel libro en mi mano con el número de Conrad.
-Disculpe ¿podría prestarme para hacer una llamada? -pregunte y el hombre asintió-
-Deme el número.
Finalmente marcó las teclas y se escucho aquel pitido detrás de la línea, una vez.. otra vez.. y contestaron.
-¿Conrad? -pregunté con emoción, pero a su vez la voz familiar de alguien que no deseaba oir al otro lado de la línea cogio el celular-
-Hola, Conrad esta ocupado ahora mismo conmigo. Le daré tu recado.
-¿Puedes dejar de jugar Collins?
-creí no intereferirías, debo colgar. Hasta luego. -sin más colgó y maldecí devolviendo el celular molesto, con un vacío en mi pecho y una amargura latente en mi garganta-
Que hacía el con su celular.. cuanto más debía esperar para saber de él... No quiero que Collins.. no.. Conrad no haría algo así.
-Gracias..
Subí por el ascensor hasta el penúltimo piso, para luego tomar la escalera de emergencia para llegar a la azotea y comenzar a ordenar las cosas. El nuevo departamento que habíamos rentado se trataba de nada más y nada menos que una caseta colada en la azotea que antes se usaba de bodega, pero que la desocuparon y pensaron en rentar a bajo costo.
-¿Que tal te fue? -preguntó Bleu acomodando los libros, y yo los vinilos-
-No quiero hablar de eso. -supliqué y esta asintió sin decir nada más-
-Debo irme -aviso Bleu y asentí despidiéndome de ella- si sales recuerda mirar hacia todas partes antes de salir. -advirtió y sin más se fue-
-Mi corazón latía con fuerza, lo extrañaba.. lo extrañaba mucho, pero por seguridad de ambos no podía salir de este lugar, no por ahora. Termine de acomodar todo, la madera del suelo no rugía en cada paso a pesar de ser también un edificio bastante viejo. En este lado de New York vivía una cantidad exagerada de gente, dejando ver solo edificios por cada vez que me asomaba a la ventana. Había tenido la suerte de quedarme con el único cuarto con una vista accesible a un parque, uno donde podía ver con claridad a algunos pandilleros drogarse.

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Metanoia. (Completa)
Romantizm"A nada te acostumbres para que nada te haga falta" ese es el lema de Azora Holmelund, cuya visión del romance carece de interés por todo lo que ha sucedido a lo largo de su vida. Conrad Miller, un hombre dulce, cálido y amable llegará a poner en du...