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Giovanna cogió el móvil, todavía nerviosa por la conversación de su padre, y llamó a Angelique.

Giovanna: ¡Vamos, responde! - preguntó, caminando de un lado a otro de la habitación.

Ángel: ¡¿Hola?!

Giovanna: Ángel, sucio, voy a necesitar tu ayuda hombre.

Ángel: ¿¿Qué pasó?

Giovanna: Mi padre me castigó por lo que hice ayer... Le dije que tenía prohibido salir de casa, excepto para ir a la universidad y a los ensayos.

Ángel: Maldito amigo, ¿así que no podrás pasar el rato conmigo y Chris?

Giovanna: Lamentablemente no... Si puedes encontrar una manera de escapar, te lo haré saber, pero ten cuidado, ahora te voy a necesitar más que nunca, ¿de acuerdo? ¡Besos!

Ángel: De acuerdo, cualquier cosa se conecta... ¡Hasta luego, besos!

Giovanna: ¡Hasta! - Contestó y colgó, luego marcó otro número. —A ver si hiciste lo que te pedí, Aaron.

Aarón: ¡Hola princesa! - La voz sonó al otro lado de la línea.

Giovanna: Hola, te llamo para ver si hiciste lo que te pedí. - replicó secamente.

Aarón: Lo hice, mis amigos y yo hicimos el trabajo correctamente, le dimos una buena paliza a ese tipo hasta que cayó al suelo, lo habrían golpeado más si su hermana no hubiera aparecido. - respondió alardeando.

Giovanna: ¿Qué hiciste?... ¿Me estás diciendo que le pegaste?

Aarón: Sí... ¿No es eso lo que querías, gatito?

Apretó el teléfono con fuerza en sus manos y respiró hondo, quería maldecir, pero no en su teléfono celular.

Giovanna: Mira, encuéntrame en 15 minutos dentro del teatro de la universidad, quiero hablar contigo adecuadamente y explicarme lo que hiciste.

Aarón: Está bien, te estaré esperando caliente. - se rió maliciosamente.

Giovanna: Nos vemos en un ratito. - respondió y colgó.

Cogió el bolso y las llaves del coche y bajó las escaleras lentamente. Cuando vio que su padre no estaba a la vista, bajó corriendo los últimos escalones y abrió la puerta, escabulléndose de la casa. Se necesitaría algo más que un simple castigo para encerrarla en casa.

Any entró en la habitación de Poncho trayendo la bandeja con el almuerzo de los dos.

Poncho: Um, eso se ve bastante bien. -Sonrió.

Any: Por lo que comprobé, no sabía que su padre, además de ingeniero, era cocinero.

Poncho: Parece que cocinar es un hobby para mucha gente, ¿verdad? - sonrió mirándola.

Any: Sonrió, encogiéndose de hombros. - Ucker es el que debería adorarlo.

Poncho: En efecto. - sonrió divertido.

La puerta se abrió y entraron Ucker y Dul.

Ucker: ¿Estamos aquí para hacerte compañía, de acuerdo?

Poncho: Oh, claro, tú y tu falta de discreción. - sonrió, asintiendo con la cabeza.

Dulce: Es mi culpa Poncho, me siento mal ahí en la habitación a solas con él.

Poncho: Y no basta con cuidarlo. -Sonrió.

Ucker: Gracias... Gran amigo tú. - respondió ofendido. - Pero cambiando de tema... El lunes, vamos a hablar de ese pequeño, ¿verdad? - miró fijamente a Poncho quien asintió con la cabeza.

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