gemelas

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Giovanna y Marichello llegaron a casa y la madre se quedó mirando a su hija.

Marichello: Voy a buscar un poco de agua, ¿la quieres?

Giovanna asintió, quitándose las gafas de sol de la cara, y las dos se dirigieron a la cocina. Se detuvieron cuando escucharon risas.

Marichello: Parece ser su hermana. - miró fijamente a Giovanna, que se puso seria.

Los dos fueron a la oficina y abrieron la puerta lentamente. Se sorprendieron al ver a Any y Poncho de espaldas, sentados en el suelo y con diversos materiales a su alrededor y por toda la habitación.

Any: Ahora que hemos demarcado toda la base del modelo, ¿cómo quieres hacer nuestro hogar? - sonrió mirándolo.

Poncho: Micrómetro... Pensé en hacer dos plantas, pero dejando un gran espacio para la zona de garaje y otro para un jardín.

Any: ¡Me encanta el jardín! - sonrió radiante.

Poncho: ¡¿Por qué crees que quiero?! Se cruzó de brazos. - Cuando nos casemos voy a construir una casa como esta para nosotros y tú me vas a ayudar como ahora.

Any: Puedes dejarlo. Ella sonrió y lo besó.

Giovanna salió furiosa y Marichello fue tras ella, encontrándola en la cocina.

Marichello: Hija...

Giovanna: ¡¿Apenas me mira y ella le va a pedir que se case con él?! Hizo una mueca de odio.

Marichello: La hija los deja, los dos se aman, mi amor...

Giovanna: No mamá... ¡No los dejaré solos nunca! - Perforó el fregadero.

Marichello: ¡¿Qué ganas tienes para que estés enojado así?! -Acercado.

Giovanna: Fuerza para seguir adelante... Escucha lo que te digo mamá, Poncho va a ser mío. - Prometió y fue a la nevera a buscar varios alimentos.

Marichello: ¡¿Qué estás haciendo?!

Giovanna: Necesito comer algo antes de volver allí y arruinar su sueño azul de una vez por todas. -Murmuró.

Marichello: Calma... Me quedaré aquí haciéndote compañía. Se sentó en la silla frente a ella.

En la biblioteca...

Any: Y si hacemos una gran entrada y ponemos una fuente, me encantan las fuentes. - Dibujó en el borrador.

Poncho: La fuente es cara de montar, ¿sabes? ... ¿Quieres una casa o una mansión?

Any: No importa, siempre y cuando te guste. Ella sonrió y lo besó.

Poncho le acarició la cara y le levantó la barbilla. Con la otra mano apartó las cosas que estaban en el suelo y se inclinó sobre ellas. Cualquiera se acostó sin ofrecer resistencia, sino que tiró de la cadena que llevaba puesta llevándolo consigo.

Poncho suspiró, mordisqueando su labio inferior y Any gimió, enterrando sus dedos en su cabello.

Sus labios terminaron en su cuello, explorando la zona. Solo ahora se habían dado cuenta de lo mucho que echaban de menos estar así el uno con el otro. Poncho le mordisqueó la oreja y la besó en la frente, listo para alejarse cuando se sorprendiera.

Any: ¡Hazme el amor mi amor!

Poncho: ¡¿Aquí?! - preguntó sorprendido, recordándole que estaban en el suelo de la biblioteca.