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Ucker caminó con Dulce en un caballito hasta el estacionamiento del centro comercial y solo entonces la puso en el suelo.

Ucker: Y ahora, ¿a dónde quieres ir?

Dulce: No... Tú das la sugerencia. Sonrió encogiéndose de hombros.

Ucker: De acuerdo... Entonces, ¿qué tal ir a tomar un helado grande?

Dulce: ¿Por qué no lo hicimos aquí? Se cruzó de brazos sonriendo.

Ucker: Ah, porque aquí solo hay quioscos, quiero sentarme en una mesa y tomar un helado sin prisas, hablando contigo, luego podemos dar un paseo por el parque y por la noche te dejaré en casa.

Dulce: ¿Desde cuándo te volviste tan romántico? Arqueó las cejas.

Ucker: Desde que te conocí... Me inspiras a hacer las mejores cosas Dul y nada de lo que haga pagará por eso... Por eso creo que mis padres se van a volver locos cuando te conozcan.

Dulce: ¿De verdad quieres ir a visitarlos y llevarme?

Ucker: Claro... Como mi novia tienes todo el derecho de ir y lo harás. - sonrió, arqueando las cejas.

Dulce: Vaya, qué salida tengo, ¿verdad?... Pero realmente tenemos que irnos, solo nosotros dos?... ¿No podemos tomar a los demás?

Ucker: Puede ser... Podríamos quedarnos unos días en Monterrey y luego acampar en una de las playas desiertas que nos sugeriste, ¿qué te parece? Él sonrió y la abrazó.

Dulce: Estoy totalmente a favor. Ella asintió, sonriendo y le rodeó el cuello con los brazos. - Me gusta cuando haces planes así conmigo... Has cambiado tanto que a veces incluso me hace un poco tonto.

Ucker: Al principio me equivoqué, sí, pero ya no lo haré, lo prometo. - sonrió dándole un beso.

Dulce: Creo en ti... Te quiero mucho, ¿ves?

Ucker: Yo también, mi hermosa. Él le devolvió la sonrisa y la besó.

Giovanna sonrió mientras miraba fijamente al médico.

Giovanna: ¿Me ayudará con este pequeño favor, doctor?

Doctor: No sé, lo que me pides es muy serio. - respondió levantándose y se dirigió a la puerta, cerrándola con llave.

Giovanna: Necesito que me ayudes... Con solo decir que perdí al bebé me voy a librar de este problema. -Suspiró.

Doctor: ¿Estás dispuesto a que te ayude? - sonrió mientras se acercaba.

Giovanna: El dinero es cualquier otra cosa que quieras. - sonrió poniéndose de pie.

Doctor: ¿Y si te digo que además del dinero, te quiero? Le levantó la barbilla y le lamió los labios por el cuello.

La mano que estaba en su barbilla bajó y apretó sus pechos con fuerza. Giovanna gimió sensualmente.

Giovanna: Usted sabe que tengo cierto deseo por los hombres vestidos de blanco, doctor. - le susurró al oído.

Doctor: ! Él le sonrió y le desabrochó la blusa a toda prisa, tirando la pieza junto con su sostén al suelo. Apartando las cosas de la mesa, el médico acostó a Giovanna y comenzó a lamerle los pechos con deseo. Su mano bajó ansiosamente hasta sus pantalones, desabrochando los botones y alcanzando su intimidad. La penetró bruscamente con fuerza mientras le mordía los pechos. Giovanna gimió, retorciéndose.

Doctor: Te mostraré mi estetoscopio travieso. Él sonrió mirándola y se abrió los pantalones.

Besándola y mordiéndole el vientre, le quitó los pantalones junto con las bragas y lamió la zona. Sin más preámbulos, la penetró satisfecho. Giovanna se mordió los labios tratando de ignorar el dolor que sentía buscando algún tipo de placer. El hombre continuó sus embestidas hasta que llegó al clímax.

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