gemelas

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Derrick, Maite y Ucker se detuvieron en el mostrador e hicieron pedidos para todos.

Grúa: Sano... Tres margaritas, un vodka y dos tequilas.

Ucker: Toma las margaritas que son de ustedes dos y Poncho y yo tomaré el vodka para mí y el tequila de Any y Dul.

Maite: Traeré un tequila para que sea más fácil. - respondió sonriendo.

Una pareja se detuvo a su lado y, cuando miró hacia un lado, Derrick lo reconoció.

Grúa: Chris, Ángel... ¡¿Qué están haciendo aquí?!

Chris: ¡Grúa! - sonrió abrazándolo. - ¡¿Cuánto tiempo amigo, ¿cómo estás?!

Grúa: Bueno, ¿y tú? Sonrió, mirándolos fijamente a ambos.

Chris: Pozo... ¡Ah, hola Mai, Ucker! - sonrió yendo a saludarlos a ambos.

Grúa: ¡¿Qué pasa?! ¿Tampoco tienes una clase universitaria mañana?

Angelique: No... Nuestro ensayo se trasladó a la tarde. - respondió de mal humor.

Maite: ¿Cómo estás, Ángel? - sonrió educadamente abrazando a su novio.

Angelique: Pozo. - forzó una sonrisa.

Maite: ¿Está Giovanna contigo? - preguntó cautelosamente.

Angelique: No... Somos solo nosotros dos. - respondió ella con seriedad.

Grúa: Chris, ya que estás solo, los dos podrían sentarse a la mesa con nosotros, ¿verdad? - sonrió mirando a su amigo.

Chris: Oh, sí, lo hago. Ella sonrió de acuerdo y Angelique frunció el ceño.

El camarero les dio a todos las bebidas de todos y cada uno tomó la suya.

Grúa: ¿Vienes a la mesa con nosotros?

Chris: Belleza. Sonrió, tomando la mano de Angelique, sin darle otra opción.

Maite: Gracias, ¿ves? Le dio las gracias al camarero y siguió adelante con Derrick y los demás detrás de ella.

Grúa: Está por aquí... Any, Poncho y Dulce también están aquí. -Sonrió.

Chris: Oh, eso es bueno. - comentó emocionado y miró fijamente a su novia.

Angelique: No nos vamos a quedar mucho tiempo, ¿verdad?... Quería bailar. Ella refunfuñó en su oído.

Chris: No nos demores, ahora mejora esta cara. - respondió con seriedad.

Angelique suspiró, pero lo siguió hasta el grupo, no muy contenta, pero sin otra opción.

Anahí miró fijamente el club y suspiró, sintiéndose perdida en medio de un bosque, temerosa de retroceder o avanzar. La comparación era ridícula, pero tenía miedo de pasar junto a toda esa gente para irse o quedarse entre ellos para disfrutar de la noche. Miró fijamente la mano de su novio entrelazada con la suya sintiéndose más segura, parecía que el miedo se había calmado con solo recordar que él estaba allí a su lado.

Poncho disfrutó de la música, al igual que Dulce, y los dos bailaron sentados en la silla, relajados. Any sonrió. En casi tres meses de noviazgo, los dos nunca habían estado juntos en un club y ahora esa primera vez ella estaba muerta de miedo.

Se obligó a recordar que había guardias de seguridad en el lugar y que sus amigos y Poncho estaban con ella y que no le iba a pasar nada. Siempre le habían gustado las discotecas y merecía relajarse y disfrutar de la noche, para que todos pudieran disfrutarla también.