37.

147 25 4
                                    

Visenya

Salí de mis aposentos y caminé por los pasillos con un horrible nudo en mi estomago.

¿Por qué había elegido Daemon ese lugar?¿Por qué recordarme todo lo que pasó en Dorne?

Aproveché que Jace y Daemon habían salido y me escabullí hasta llegar a los enormes jardines.

Ninguno de los guardias me impidió llegar hasta allí, ninguno de ellos me miró ni interactuó conmigo mientras yo me adentraba en uno de sus laberintos de setos.

Y entonces me permití llorar en aquel oscuro y silencioso laberinto, me permití un momento para recordar a mi hija, para recordar a Aegon, para recordarme porqué había decidido acabar con su vida.

Aegon iba a acabar con la vida de Aemond y yo simplemente elegí. ¿Era mala persona por haber decidido quedarme con el hombre que amaba desde pequeña?

Pero entonces…¿Por qué me comenzó a doler tanto el pecho cuando Aegon desapareció de mi vida?

Me llevé las manos a la cabeza con confusión y dejé de caminar para pegar mi espalda en uno de los setos.

Daemon me había traído aquí para volverme loca, para hacerme perder la cabeza como venganza por no haberme unido a ellos en la guerra.

Tragué saliva y entonces lo escuché, el inconfundible rugido de un enorme dragón que sobrevoló el castillo provocando los gritos de todos los que jamás habían visto criatura semejante.

Y yo levanté la vista fascinada cuando Vaghar dió media vuelta y rugió de nuevo.

Algo en mi castigado y maltratado corazón se encendió, una luz de esperanza,  un latido fuera de lo común que inmediatamente me hizo correr hacia su encuentro cuando Vaghar descendió.

-Aemond- frené mis pasos y le vi bajar con una agilidad asombrosa de su dragón mientras los guardias continuaban huyendo despavoridos.

Su ojo se posó en mi y me repasó mientras yo intentaba controlar los latidos acelerados de mi corazón. 

-¿Pensabas que no iba a remover cielo y tierra para encontrarte?- preguntó caminando hacia mí.

Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras sonreía como una completa idiota, pero él, él no mostro ni un ápice de alegría al verme. Se limitó a acercarse a mí y mirarme con atención.

-No me han puesto una mano encima…-susurré viendo como la tensión de sus hombros disminuía.

Levantó la mano deshaciéndose de su guante y me la pasó por el pelo hasta llegar a mi nuca, y solo entonces me empujó hacia él para abrazarme.

-Has venido…-sollocé rodeándolo con mis brazos-aun después de todo has venido…

-Eres mia, Visenya…-sus palabras se hundieron en cada ápice de mi pecho- nadie me quita lo que es mío.

Se apartó de mí y no esperó a que yo dijera nada más. Tiró de mi mano y me ayudó a subir a Vaghar mientras él observaba de forma amenazante su alrededor.

Estaba en territorio enemigo, no había dejado de estarlo desde que había dejado que Vaghar descendiera hasta el jardín. Y aún así, aún en esas condiciones y en completo peligro, se había tomado su tiempo para venir hacia mí y abrazarme.

Mi corazón se derritió y mis ojos se llenaron de lágrimas cuando abracé su espalda para mantenerme sujeta mientras él alzaba el vuelo con su enorme dragón.

Blue

Cuando creía que ya me había quedado dormida después de llorar durante horas, escuché un ligero ruido en mi habitación que me hizo incorporarme de inmediato para encontrarme de frente con Aegon.

La semilla del dragón. (Segunda parte). AEMOND TARGARYEN 💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora