La semilla del dragón. (Segunda parte). AEMOND TARGARYEN 💚

16.

Blue

-Te lo advertí- Yara se llevó las manos a la cabeza con nerviosismo sin dejar de dar vueltas por mi habitación- ese Usurpador se ha ido directo a intentar matar a Rhaenyra.

-Eso no lo sabes- dije desde la cama- no sabemos que hay en la cabeza de una persona que acaba de volver de entre los muertos.

Ella me miró con incredulidad.

-¿Le defiendes?

-Solo digo que ese hombre murió asesinado por su cuñada, ¿No se supone que ella es una persona de la que debería fiarse?- me encogí de hombros- estará asustado.

-Ya sabes que de los Targaryen uno no debe fiarse.

Suspiré.

-De todos modos ya es tarde para…

Interrumpí lo que iba a decir cuando escuché la puerta abrirse y la voz de Fede interrumpiendo el silencio.

-Tienes que irte- me puse de pie justo cuando Fede abrió la puerta de mi habitación y nos miró completamente borracho, casi incapaz de sostenerse de pie.

-Yara ya se iba- dije con rapidez- he preparado la cena y…

-¿Irse?- me interrumpió deslizando la vista por el cuerpo de mi amiga.

-Fede- chasqueé los dedos para que me mirara- mi amiga se va a su casa y nosotros como familia decente cenaremos en silencio.

Fede soltó una carcajada y caminó hacia mí.

-¿Te he contado que las putas de mi burdel favorito han escapado porque un desgraciado ha decapitado a otro por una de ellas?

-Fede…

Yara continuó quieta, casi ni parpadeaba al ver a mi hermano así.

-Blue, sal de la habitación.

-Vamos Yara- dije dando un paso hacia adelante.

-No- se llevó las manos al pelo para peinarselo con los dedos- Yara no.

-Fede, deja de decir tonterías- me interpuse entre los dos- vamos a cenar los dos juntos.

Pero él continuaba con la mirada fija en mi amiga, por eso mismo no esperé a que me golpeara con fuerza en el rostro con su mano abierta.

-¡Soy tu hermano mayor!- gritó escupiendo a cada palabra-¡Sal de aquí!

Con rabia le empuje, ese fue el momento que aprovechó Yara para pasar por la puerta y correr fuera de la cabaña.

Fede se tambaleó y se golpeó la cabeza con la pared.

-Siempre has sido una hermana nefasta…-murmuró resbalando por la pared hasta acabar en el suelo- la peor de todas.

-Lo que has intentando hacer es asqueroso-le propiné una patada en la pierna- repugnante.

-Es lo mismo que te hará Lord Baelish- sonrió.

-¿Lord Baelish?

-Sorpresa hermanita- tosió y se rió- llevo mucho tiempo ahorrando monedas para poder permitirme ir a un burdel donde más de un noble va.

Fruncí el ceño.

-Le hablé de ti y de lo dispuesta que estarías a complacerlo si se casara contigo y nos sacara de aquí.

-¿Qué estás diciendo?- retrocedí aterrorizada.

-No ha aceptado casarse contigo por desgracia, pero le he logrado poner precio a tu pureza- levantó la cabeza y me miró- hay hombres que pagan una buena fortuna por ser los primeros en entrar- se rió- ya me entiendes.

Mi mirada se difuminó a causa de las lágrimas.

-¿Me has vendido?

Se llevó las manos a los bolsillos y dejó que las monedas de oro cayeran de sus bolsillos.

-Me has vendido…-dije para mí misma completamente en shock- a tu propia hermana..

-Tranquila- le restó importancia con la mano- solo será un momento y te prometo recompensartelo.

Una lágrima resbaló por mi mejilla viendo como se quedaba dormido a causa de la borrachera mientras yo me hacía mil pedazos por dentro.

Retrocedí y salí de la habitación cogiendo mi capa antes de abandonar la cabaña.

Cuando quise darme cuenta, las lágrimas ya mojaban todo mi rostro.

Desenrosqué la cuerda que retenía la barca al tronco de un árbol y me subí con rapidez.

Me llevé las manos al rostro y lloré en silencio hasta que sentí como la barca se movía hacia los lados por el peso de alguien más.

Aparté las manos de mi rostro y ahí estaba. Aún oculto bajo la capucha, aún con el rostro repleto de desconfianza.

-Sacame de Desembarco del Rey.

Esas fueron sus palabras.

Me limpié las lágrimas del rostro con las manos antes de coger dos de los remos.

Aegon me imitó agarrando los otros dos restantes y en completo silencio nos alejamos de Desembarco del Rey.

Nos alejamos de la ciudad que tanto nos vió sufrir.