38.

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Blue

Aegon y yo nos quedamos hablando hasta que amaneció. Y me descubrí a mi misma deseando que el sol no saliera para poder tener un poco más de él aunque los párpados ya me pesaban.

-¿Lo has escuchado?-preguntó deshaciéndose de la sábana que le había dado y levantándose del sillón- Vaghar acaba de llegar a Desembarco del Rey.

-Puedes quedarte aquí…-susurré- no es necesario que tengas que verla.

-Soy Rey, nací siendo rey- me contestó caminando hacia mí- yo no temo ni me escondo ante nadie.

Terminó de acercarse y mi respiración se desestabilizó cuando estiró su brazo y agarró mi mano plantandome un beso en el centro.

-Gracias por acompañarme esta noche.

Sus ojos conectaron con los míos y mi corazón se saltó algún que otro latido cuando él me soltó la mano sin percatarse de lo que me provocaba, y se fue abriendo una puerta oculta en la pared.

Solo entonces me atreví a levantarme de la cama y acercarme a la ventana para mirar aún a aquel enorme dragón sobrevolando los cielos.

Me humedecí los labios con nerviosismo y me preparé para salir de aquella habitación.

Visenya

La Fortaleza Roja estaba completamente vacía cuando llegamos. Solo nos recibieron los guardias y algún que otro sirviente mientras mis ojos buscaban desesperados a Aegon.

-No te va a hacer daño- Aemond como si hubiera leído mis pensamientos pasó su mano por mi hombro para tranquilizarme.

Suspiré y mi semblante serio desapareció cuando Alicent caminó apresuradamente hacia mi y me abrazó con fuerza.

-Mi niña, jamás podrás imaginar todo lo que te agradezco que me hayas devuelto a mi Aegon.

Sonreí viendo como Aemond se alejaba por el pasillo hacia las escaleras donde Daeron lo miraba con semblante serio.

-¿Está todo bien?- quise saber.

-Ha estado aquí Daemon- me contó Alicent- Aegon tiene a una muchacha que parece ser importante para Daemon y con eso pretende…

-¿Una muchacha?- fruncí el ceño interrumpiendola.

-Si, la misma muchacha que perdió el conocimiento en Rocadragón y que prometió ayudarnos a traer de vuelta a Aegon.

-¿Donde la tiene?¿Le ha hecho daño?- me aparté de Alicent y caminé apresuradamente hacia las escaleras-¿Donde la tiene?- esta vez me dirigí a Daeron que apartó de mala gana la mirada de Aemond para centrarla en mi.

-Tendrás que especificar más, preciosa- puso los ojos en blanco- Aegon tiene a más de una mujer rondando por aquí.

-Hey- Aemond le dió un golpe a su hermano en el brazo- ten mucho cuidado de cómo le hablas, ¿Me has entendido?

Demon resopló con resignación.

-Segunda planta- hizo un gesto con la cabeza hacia las escaleras- tus antiguos aposentos.

Giré mi rostro hacia Aemond y eché a correr subiendo los escalones para quedarme completamente quieta al ver a Aegon bajar y esbozar una amplia sonrisa en nuestra dirección.

-Por fin todos- dijo.

No me dedicó ni un pequeño vistazo, así que me limité a retroceder y llegar hasta donde Alicent me tendía la mano.

-Vamonos muchacha…-susurró.

Tiró de mí obligándome a alejarme de él, pero aún así me giré en busca de alguna señal que demostrara que me había visto.

Aegon lejos de eso, se limitó a darme la espalda y caminar junto a sus hermanos provocandome un terrible dolor en el pecho.

¿Hasta cuándo iba a seguir esto así?

-Tienes que dejar que sane, que se recupere, que asimile todo- Alicent ajena a todo me condujo hacia los jardines- no puedes presionarlo, ¿Me has entendido?

Asentí con la cabeza.

-Conoces mejor que nadie al rey, Visenya- soltó mi mano y me pasó las suyas por el pelo- sabes de lo que es capaz….

-Tranquila…-suspiré. Aunque en el fondo me moría de ganas de entrar al interior del castillo y buscarle- supongo que al dejar que Aemond me buscara y rescatara signifi….

-Aemond no hubiera descansado hasta encontrarte, con o sin la autorización de Aegon- sonrió con tristeza y observó el rosal que teníamos a la izquierda- pero Aegon no lo hizo por ti, sino por él. ¿Que sería capaz de entregar Daemon si ya no puede intercambiarte por la muchacha que tan desesperadamente quiere tener?

-¿Por qué?- quise saber-¿Qué tiene esa mujer tan especial que vuelve loco al hombre que decía estar enamorado de mi madre?

Recordarla me paraliza por unos instantes. Aegon fue el causante de su muerte…él me la arrebató. ¿Fue por venganza?

-No lo sé- Alicent se encogió de hombros sin revelarme nada más- intenta no entrometerte en los asuntos del rey.

-Pero…

-Pero nada Visenya- suspiró y su atención dejó de estar en mi para guiarla justo detrás-¿Qué haces tú aquí?

Me giré lentamente y ahí estaba. Esa muchacha de piel pálida y pelo negro que me había asegurado que traería de vuelta a Aegon.

-He decidido que ya era hora de salir de…

-¿De dónde has sacado el vestido?- la interrumpí.

Blue dirigió su mirada hacia el vestido verde esmeralda por el que deslizó una mano con orgullo y una sonrisa se dibujó en su hermoso rostro.

-Aegon me lo regaló.

Su contestación me dejó completamente paralizada.

-¿Aegon te lo regaló?

Asintió y esa fue la gota que colmó el vaso de mi paciencia.

Comencé a caminar ignorando las llamadas de Alicent y aparté su mano cuando quiso agarrarme mientras me adentraba de nuevo en el castillo.

Estaba enfurecida, me dolía el pecho y el aire comenzaba a fallarme.

¿Cómo había podido entregarle mi vestido a una completa desconocida?¿Era una forma de llamar mi atención?¿De vengarse?

Con fuerza abrí la puerta de la sala del trono y los tres hermanos se giraron para mirarme.

Pero mi atención fue directa a Aegon que esbozó una sonrisa con un brillo triunfante en la mirada.

La semilla del dragón. (Segunda parte). AEMOND TARGARYEN 💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora