C A S T I G 0
Encerrada en un frío y oscuro calabozo aquella chica de ojos marrones y mirada inocente es claramente vulnerable ante el dolor, llenándose de lágrimas y desgracia de lo que está sucediendo en estos momentos. Chesire descarga toda su furia desde la primera vez que la capturó. Su muñeca gira cada vez más de arriba hacia abajo creando una fuerza descomunal osilante en su grueso latigo. Una piel manchada de color carmesí brota deslizándose por las líneas de su frágil cuerpo. No puede más, cada marca, cada golpe hecho con zaña. Chesire tan desvergonzado contempla el esplendor del acto sintiéndose victorioso ante la timidez y miedo de esa frágil mariposa.
«¡No llores!». Se repetía una y otra vez, pronto el gran sacerdote intachable dejará de torturarte. Pero esta vez no sería así. Chesire ha abusado de su autoridad y ya perdió la cuenta de tantos latigazos. ¡Quizás hoy sería el fin! De su maldita desdicha o eso es lo que quisiera porque sabe bien no será rescatada. Es una simple plebeya sin valor alguno y que su peor crimen fue robar un bolillo duro para poder alimentarse y llevar su supervivencia pero al menos morir de hambre era más digno que esto. La respiración de Chesire es agitada, se está cansando, ¿Esa era una bendición o una maldición? Si sobrevive tendrá una próxima sesión y ella tal vez ya quiere que acaben con su sufrimiento de una vez. Resoplando le entrego el látigo a su fiel verdugo.
—Continua golpeando, y si su espalda ya está totalmente aboyada, ahora golpes los glúteos.
—Si, su majestad—. El verdugo inclino la cabeza por unos segundos y después se incorporó para continuar con la orden.
Y aunque en sus entrañas sabía que este acto es tan inhumano prefirió ignorar su remordimiento, conoce a Chesire. Sabe perfectamente que si se retracta sustituirá a esa chica y pondrá a alguien de su familia en su lugar. Inhaló aire y cerro los ojos. Golpeo de manera decente, pero la chica dió un grito escandaloso casi quebrando su garganta, para liberar aquello que reprimía por su simple orgullo, con llorar era más que suficiente, pero un escándalo simboliza debilidad.
El verdugo se experimenta duda y remordimiento, creia que era suficiente porque además si ella moría, él sería el responsable. Chesire es un respetable sacerdote. Temeroso miro a su entorno y no hay presencia de nadie que lo pusiera en evidencia así que se detuvo.
—¿Qué habrás hecho muchacha para merecer esto?
Hay casi un silencio sepulcral, pues la muchacha sollozaba muy por debajo, el verdugo es anciano y por supuesto no escuchaba aquel llanto lastimero.
—Entiendo que no respondas... Descansa mientras su majestad vuelve.
Ella no quería que regrese, sabe lo que le hará después de esto. Tomarla a la fuerza, es la diversión más desastrosa, sin embargo ya está acostumbrada, ha perdido noción del tiempo y los días, había olvidado cuando fue la primera vez que Chesire la tomaba por la fuerza..
Minutos más tarde él regreso.
Miró al verdugo enfurecido. —¿Por qué te detuviste?
El verdugo dió una te reverencia.
—Me temo que ya soy un anciano, mi señor.
—Está bien, déjanos solos...
El verdugo obediente salió de la sala..
Los ojos lujuriosos de Chesire brillaban cada vez que tomaba la fragilidad de esa mujer. Pero como gran desgraciado de su túnica saco un rosario de color negro con la imagen de cristo crusificado lo entiendo al rededor de su muñeca para llevarlo a sus labios y como tal hipócrita lo beso.
—¡Señor perdona los pecados de esta mujer que se dirige al Averno por sus actos! Sabe que soy siervo suyo y debo corregir su camino antes que muera en desgracia y su alma caiga al infierno. Oró el padre nuestro y la mujer mentalmente también lo hacía suplicaba por su alma. Cerro los ojos fuertemente mientras un miembro duro y tosco la penetraba una y otra vez por su conducto anal... Las manos del sacerdote se clavaban entre su piel hinchada y ensagrentada de su espalda, mientras él seguía empujando con audacia y exitacion no le importa ensuciar la túnica de sangre o sus manos era absurdo tener vergüenza al profanar sus prendas y su persona con actos tan vulgares. El rose del artefacto sagrado se acaricia sus glúteos aún sin ser maltratados y por supuesto ella si sentía pena pues todo aquello que tenga relevancia hacia Dios es simplemente debe ser respetado.
«¡Por favor perdona a este hombre que no sabe respetar tu voluntad!»
Un líquido vigoroso cayó al suelo, Chesire es algo precavido en no dejar evidencia sexual. Sus labios susurraron al oído de la chica.
«Nos vemos la próxima sesión»
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Los pecados de Chesire (Relatos Eróticos)
Teen FictionLas fantasías sexuales son bellas... Pero se convierten en pecado si las provoca un sacerdote.