Escrito #3

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I N F A T U A C I Ó N

Aterrada por sus instintos, enfermos y poco reales a su perspectiva, Mila Zoth, hija del marqués Clarence, se encuentra renuente a esas jodidas sensaciones que la obligan a valorarse como una vil puta. La sangre hierve y aunque quiera evitarlo o no reconocerlo, el frenesí que Chesire le brinda es perfecto. Sin duda está jodida.

-Debes liberar aquella fiera lujuriosa que llevas dentro, mi dulce e inocente Mila. Clavándose en su boca con entusiasmo. Borgia no se detendrá. El besos duro hasta que ambos se quedarán sin aliento se miraron mutuamente.
-¡Serás mi zorra hermosa por esta noche!- su mano deslizó bruscamente sobre su zona íntima y empezó a jugar con ella. Introduce los dedos con gran experiencia. Mila se retorcía y ante la furia de su persona, no podía controlar el flujo de su interior.

-¡Basta!- quejándose entre gemidos y tartamudeos reclama al joven Borgia que ignoro la petición y en venganza continuo jugando más rudo sobre aquel sexo hinchado y colorado pero aún virgen. Aunque llore no serviría de nada, por una parte negaba el hecho que deseaba continuar a pesar del miedo y la incomodidad decidió llevarse y dejar que su cuerpo la domine y consuma su energía por completo.

Borgia lo noto, ella había cedido. La cargo para llevarle sobre la cama y darle duro. Por una extraña razón se encontraba con mas impetu en querer fornicar y la culpa la tiene Mila por ser inocente con cara de niña dulce, que sin razón aparente lo enfada y lo condena quiere desquitar esa furia de la desdichada lujuria lo condena. No le importará el bienestar de Mila sino saciarse de placer y todo ese rencor se aplaque. Quizá Chesire ha perdido la cordura.

-Debo decirte que no soy compasivo ni delicado, aunque sea un sacerdote. Mi verga te dejará sin aliento.

Esas palabras no importan, total ella entendía que Chesire es un cabrón. Un lobo disfrazado con piel de oveja.

Se despojo de los pantalones y la ropa interior y se coloca sobre ella. Un miembro casi erecto está por sucumbir ante su castidad.
Abriendo los ojos como platos Mila se mantuvo atenta sobre aquel verdugo grueso y largo, que podría explotar en cualquier momento por la presión acumulada.

-¿Te gusta lo que estás mirando?

Sorprendida por ser descubierta Mila desvío la mirada, sonrojada y llena de pena. Nunca antes realizó un acto tan desvergonzado.

-Yo no ví nada- mintió tímidamente

-No sabes ocultar tus intenciones sucias- dijo eufórico. Chesire le molesta que no ser admirado como un objeto sexual o simplemente como una escultura artística. Cada botón de su camisa blanca fue desabrochado, el fino cuerpo de Borgia era ventilado y descubierto con una belleza que no se puede explicar "perfecto" es el sinónimo más cercano para catalogarlo Un hombre sin igual y que podría ser de otro planeta. Y la camisa cae al suelo. Mila nunca antes había encontrado algo semejante, ahora podía entender el motivo del porque tantas mujeres lo desean. Trago saliva, el cuerpo le tiembla y no se debe si frío sino al nerviosismo. No se sentía digna de fornicar con tal hombre.

Borgia alzó la fina falda y las bragas de la chica notó que no había algún vello corpóreo que la protegiera, cual resultado lo exitaba bastante.
-Vaya monte de Venus tan pulcro posees-
El tacto de aquellas manos fuertes y finas, recorrían aquel montículo hasta llegar aquellos pliegues empapados y no pudo resistir a probar semejante miel embriagante. Chesire inclinó la cabeza y se dejó llevar por su felación en aquella zona íntima con un deseo enfermizo, mientras disfrutaba viendo un momento eufórico. Mientras la inocente y tierna Mila se retorcía de placer cada vez que Borgia practicaba con ímpetu. Todas esas sensaciones son nuevas para la aristócrata y para él solo una sencilla práctica que no le es totalmente indiferente.

Los pecados de Chesire (Relatos Eróticos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora