(Y Atenea anda de pervertida con mi tía Atte.: Palas)
Percy Jackson, pertenece a Rick Riordan.
Corrige tus errores y sonríe al futuro.
A la mañana siguiente, Chiron me trasladó a la cabaña tres.
No tenía que compartirla con nadie. Tenía toda una habitación para todas mis cosas: el cuerno del Minotauro, un set de ropa de repuesto, y una bolsa de aseo. Me sentaba en mi propia mesa, seleccionaba todas MIS actividades, mandaba apagar las luces cada vez que me daba la gana, y no escuchaba a nadie más.
La cabaña once estaba demasiado alterada y nerviosa como para tener clase de espada conmigo después de lo que le había hecho a la gente de Ares en los bosques, así que mis lecciones con Luke resultaron ser de uno-en-uno. Él me empujaba más fuerte que nunca, y no temía que me contusionara en el proceso. —Vas a necesitar todo el entrenamiento que puedas conseguir, —prometió, mientras trabajábamos con espadas y antorchas encendidas. —Ahora vamos a intentar ese golpe de decapitar a la víbora otra vez. Diez repeticiones más.
Thalía se encargaba de enseñarme a atacar y bloquear ataques con lanzas y, al igual que Luke, ella también me presionaba bastante.
Annabeth siguió enseñándome griego por la mañana, pero ella parecía distraída. Cada vez que decía algo, me fruncía el ceño, como si la hubiera atizado entre los ojos. Después de las lecciones, ella se alejaba hablando para sí misma: —Buscar... ¿Poseidón? ... ¿De nuevo?... Ella jamás me aceptará...
Ante esto, Atenea se pasaba una mano por la cara y observaba con enfado y disgusto a su hija... Para luego sonreírme, acercarse y besarme, mientras yo leía en voz alta, los pergaminos y libros en griego antiguo, bajo su supervisión directa. Pronto, comprobamos que, al igual que en la línea de tiempo pasada, el latín se me daba sin problema alguno. —Curioso que... —se quedó en silencio por un instante, mirándome de arriba abajo, una sonrisa arrogante apareció en mis labios, cuando noté que se me quedaba mirando los pechos. Cuando me miró al rostro, yo volví a mi seriedad — ¿Segura eres hija de Poseidón y no de Neptuno?
—Es lo mismo que en la línea de tiempo pasada, nena. —dije yo, encogiéndome de hombros y ella me miró fijamente, prestándome toda la atención del mundo. No sé si ella estaba viendo la lanza que yo hacía bailar en mi mano derecha, con mis agiles dedos o no. —Mamá no vio a Papá como Poseidón o Neptuno. Sino como una amalgama, como lo que él era realmente: Su esencia como dios del mar, soy... Grecorromana. El campamento me dejó entrar, no por ser una Semidiosa y ya, sino por reconocerme como hija de un dios griego, pero mi latín es estupendo.
—Veamos que puede más, mi amor. —dijo ella, colocándose en posición de batalla, con su lanza. — ¿El instinto de una diosa y de su padre divino o los años que cargo encima y mi habilidad de haber entrenado con una lanza, por más de tres mil años? —la imité, colocándome en posición de batalla y chocamos lanzas de frente.
Estocadas al frente, hacer girar la lanza, para desviar la de Atenea, mantenerme cerca de ella, bailar con la lanza en manos. No era solo cosa de lanzar estocadas al frente e intentar encajar la punta en su corazón, era mover la lanza, como si empuñara una espada. Una espada más larga, que podía incluso cortar la piel de mi enemigo o encajarle un buen golpe, cuando menos se lo esperara.
¿Estaba yo realmente, entrenando con Atenea, en lugar de Minerva?
Y lo pregunto, por la fuerza de sus golpes, cada vez que debía de protegerme con el escudo y agradecer que ella me hiciera entrenar con una pechera o en caso contrario, ya sería filete a la Penny.
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Corrige tus errores y sonríe al futuro
FanficEl suicidio de Percy Jackson, es la gota que colmó el vaso de las Moiras, quienes enviarán a los Olímpicos al pasado, con tal de crear un mejor mañana. ¿Todos estaban en el pasado? Sí. ¿Sabían que tenían que corregir sus errores? Sí. ¿Pero quien era...