Percy Jackson, pertenece a Rick Riordan.
Corrige tus errores y sonríe al futuro.
La siguiente mañana, junio 14, siete días antes del solsticio, nuestro tren pasó por Denver. No hemos comido desde esa noche en el vagón del restaurante, en algún lugar de Kansas. No habíamos tomado una ducha desde la montaña de Mestiza, pero estoy seguro que eso era obvio. El aire era caliente y seco, lo que se sintió raro después de la humedad de St. Louis. En todas partes donde pasamos, las rocosas montañas parecían estar mirándome, como una ola a punto de estrellarse contra la ciudad.
Entonces, mi estómago y el Clarisse, rugieron de hambre y mientras que nosotras nos sonrojábamos, Thalía lanzó una carcajada, mientras volvía a reírse, cuando nosotras la miramos con enfado. Bastó con mirar hacía nuestra derecha, que los ojos de mi bella niña de la guerra (y los míos) se iluminaron. —Vamos, encontremos la cena.
Unos minutos después, estábamos sentados en puesto de comida. A todo nuestro alrededor se encontraban familias comiendo hamburguesas y bebiendo malteadas o soda.
Finalmente, la mesera, la misma mesera grosera de la última vez, se acercó. Ella levanto la ceja con escepticismo. — ¿Y entonces?
Agarré el menú que Clarisse tenía. Parecía a punto de saltarle encima y despellejar a la perra, por ser tan grosera... y viniendo de mi niña de la guerra, eso era algo. —Un Combo 5 para mí.
—Un Combo 4 para mí —le gruñó Clarisse.
—Que sean dos —dijo Thalía.
Todas las conversaciones en el local pararon, cuando escucharon un nuevo vehículo, detenerse en la entrada. Todos vimos, como una limusina, estaba allí y del interior, salió una mujer despampanantemente bella. Tenía el cabello largo, atado en una trenza. Llevaba un traje de negocios, de color verde y amarillo, varias pulseras en las manos, unos tacones negros y caminaba con decisión, al local.
Mientras entraba al local, una caliente, y seca brisa entro al lugar. Todas las personas se levantaron, como si estuvieran hipnotizados, pero la mujer de negocios/modelo levantó la mano despectivamente y todos tomaron asiento. Todos volvieron a iniciar sus conversaciones. La mesera parpadeó como si alguien le hubiese dado al botón de reinicio para que su cerebro trabajara de nuevo. Ella volvió a preguntar —Y ustedes niños ¿tienen con qué pagar?
—Yo invito. —Dijo la mujer de negocios/modelo, deslizándose en nuestra mesa. Ella miro hacia la mesera, quien lo miraba, y le dijo. — ¿Sigues aquí? —Señalo hacia ella, lo que hizo que se ruborizara. Se voltio como si la hubiesen movido, y después marcho hacia la cocina. La mujer me miró, se retiró las gafas y sus ojos, se encontraron con los míos. Era la misma miraba de mi madre, una mirada maternal. —Me alegra verte viva... viva e ilusionada, Penny.
Una sonrisa cariñosa, se dibujó en mi rostro. —Lady Hera.
—También eres una diosa, nena.
—Y tú, eres la reina de los dioses olímpicos —contesté yo, asintiendo —y hasta donde yo sé, soy una Olímpica y no Celta, Nórdica o de cualquier otra denominación.
—Y somos esposas. —recalcó ella —Deja de llamarme "Lady", cariño. —tras esas palabras, me robó un beso, la abracé por el cuello y pedí permiso, para meter mi lengua en su boca. Permiso que recibí, mientras sus manos acariciaban la piel desnuda de mi espalda, por debajo de mi camiseta y yo la imitaba, sus manos se movieron hacía mis pechos, mientras la escuchaba maravillarse por mi tamaño de copa, diciendo que era perfecto y que podría estar masajeándolas todo el día, sin aburrirse. —El destino, tiene formas curiosas de enredarse. Allí están unas réplicas de excelente calidad de los artefactos, que (supuestamente) estás buscando. Si se pierden mágicamente, en tu viaje al palacio de mi hermano mayor, no te preocupes. —una sonrisa malévola, apareció en los labios de Hera —Papi estaría MUY enfadado, al ver que le estamos jugando una broma. —La mesera regresó con un montón de bandejas llenas de comida, hamburguesas, papas, cebollas y malteadas de chocolate. Hera sacó su billetera y le entregó dos billetes de cien y unos cuarenta dólares en billetes de diez. —Lo otro, es tu propina, chica.
—Gracias —A la camarera, se le vinieron las lágrimas, ante la generosa propina y supuse, que era la primera vez, que alguien le daba tanto dinero, ella hizo una venia y se alejó.
—En la cuadra de atrás, estará la parada del autobús. —nos indicó Hera, nosotras asentimos. Yo la miraba embelesada, mientras que mis dos novias semidiosas, la miraban con algo de enfado y supe que estaba muerta y que llegaría muy rápidamente, donde el tío Hades —Tomen el primer bus Transcontinental que aparezca y, como ya lo he dicho, el destino tiene formas curiosas de enredarse. —Ella comió su hamburguesa, conversamos un poco y en cuanto terminó su hamburguesa, volvió a besarme, se levantó y se fue del local, contoneando las caderas y su delicioso culito.
Bueno. pensé, en cuanto estuvimos dentro del bus Mejor un bus con todas estas comodidades VIP, como una TV, asientos que se convierten en camas y comida... a irnos en el camión de los traficantes de animales.
Agradezco que no estuviéramos siendo perseguidas por la policía, a causa de que mi madre estuviera desaparecida, un autobús explotó al bajarnos nosotras; como bono para nuestra búsqueda: el Arco de San Luis seguía intacto y mil problemas más, que tuvimos en la última búsqueda.
Tan pronto como cometí el error de cerrar los ojos, comenzó la pesadilla y con mi querido abuelito, tratando de llamar la atención, para que sus nietos y bisnietos, vayamos a visitarlo al asilo de ancianos.
Juro que esta vez, le cortaré la cabeza, en cuanto me lo encuentre.
O aún mejor: Ya que (con suerte, aspiro y deseo) Damian conseguirá un barco y allí pondrá las partes del cadáver del abuelo y me invitará amablemente a su barco (como lo hizo Luke) entonces podré invocar una ola, que arrastre al sarcófago del anciano, hacía la Fosa de las Marianas.
Oh sí, se vale soñar.
Pero como nosotros tenemos el conocimiento del futuro, entonces deberíamos de aprovecharlo y acortar la duración de la guerra, lo máximo que podamos, para así, conseguir no tener tantas bajas.
Hablaré con Clarisse, para saber ella qué piensa e intentaré comunicarme con Atenea a ver ella qué estrategia puede pensar, para lograr esto.
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Corrige tus errores y sonríe al futuro
أدب الهواةEl suicidio de Percy Jackson, es la gota que colmó el vaso de las Moiras, quienes enviarán a los Olímpicos al pasado, con tal de crear un mejor mañana. ¿Todos estaban en el pasado? Sí. ¿Sabían que tenían que corregir sus errores? Sí. ¿Pero quien era...