Percy Jackson, pertenece a Rick Riordan.
Corrige tus errores y sonríe al futuro.
Estábamos cruzando el río Potomac cuando divisamos un helicóptero. Un modelo militar negro y reluciente como el que habíamos visto en Westover Hall. Venía directo hacia nosotros. —Han identificado la furgoneta —advertí—. Tenemos que abandonarla.
—Odio a los mercenarios —gruñó Bianca, furiosa. Pero Hazel nos sorprendió a todos, cuando levantó su brazo y el helicóptero, se convirtió en joyas malditas. Decidí obviar la muerte por caída de los mercenarios y el viaje continuo, hacía el oeste.
Nos acercamos al metro y lo tomamos, más hacía el oeste y mientras que viajábamos, yo iba robando algo de dinero de las carteras de los mortales. Suerte que tengo una delantera tan grande y los hombres se me quedan mirando embobados, intentando ponerme mano encima, sin percatarse de que les robo algo de dinero de sus billeteras.
Durante la media hora siguiente, sólo pensamos en escapar, Zoë estuvo guiando los cambios de tren. Cambiamos dos veces de tren, consiguiendo cerca de más de dos mil dólares, gracias a mis manos hábiles, robar no solo es algo de los niños de Hermes, los de Poseidón lo tenemos como algo innato.
Finalmente, salimos de la estación del tren, bastante desorientados, mientras que Artemisa y Zoë sonreían triunfantes, nos había acercado lo máximo posible a nuestro objetivo.
Artemisa nos miró a todas. —El último tren que tomamos, no era del metro, era el Carro Solar de mi hermano, con forma de tren, atravesó las paredes y recorrió muchísimos kilómetros, hasta aquí. San Francisco.
—Entraremos al Jardín al atardecer. —dije yo —Arti y Zoë: Vayan por los monstruos, Thalía y Bianca: Vayan por Damian y yo... me encargo de mi suegro.
Nos quedamos allí de pie, hasta que comenzó a atardecer y la luna salió. Entonces y solo entonces, Artemisa trajo su Carro Lunar, montamos en él y partimos hacía el Othis.
Sobrevolamos el Jardín de las Hespéridas y a Ladón y comenzamos a disparar flechas a los monstruos que estaban en la playa, yo llamé al mar, para que una ola monstruosa, se tragara a los monstruos, mestizos traidores y al barco.
Sentí a mi padre, sentí su poder y también sentí a mi madre, a Lady Anfitrite, mientras que, entre ambos, causaban que el barco descendiera más y más bajo el agua, yo salté desde el carro lunar, sumergiéndome en el agua y me encontré con un viejo amigo: Un Tiburón Mako, agarré su aleta y descendimos, hasta donde él pudo hacerlo y luego, yo seguí descendiendo más y más, hasta que ya no era posible, ni siquiera para buceadores, llegar hasta esas profundidades. Los tres, nos paramos allí, pero pronto, llegaron mis otras hermanas: Kimopolea, Roda y Bentesicima, estábamos allí, delante del sarcófago del abuelo Kronos.
«¿Te atreves a presentarte ante mí, mocoso ingrato?» Rugió el abuelo «¿Te atreves a destruir nuevamente el Amanecer de la Plaga, luego de lo del verano pasado, estúpida mestiza?»
—Acabas de perder padre, reconócelo —dijo mi padre.
«¡JAMÁS!» Rugió (nuevamente) el abuelo. No da miedo, dentro de un ataúd, parcialmente destrozado y sin poder renacer.
—Estás a cientos, sino miles de metros bajo el mar, el territorio de mi padre y la presión está causando la destrucción de tu ataúd, es el fin. —dije yo.
Una corriente fría nos causó un escalofrió y una mujer apareció allí. Jamás la había visto en persona, pero sabía exactamente, quien era ella. También sabía que era la responsable de mi resurrección: Lady Caos.
«¿Tú?» Ahora sí, el abuelo sonaba asustado «¿Aquí, junto a estos dioses?»
«Hola Kronos» dijo Lady Caos, extendiendo su mano derecha y causando que la esencia del abuelo se desintegró (o eso pensé yo) «Sabiendo que estoy activa, Gaia se horrorizará, por lo que le he hecho a su hijo y no se atreverá a venir y mostrarnos su feo rostro. Ahora debes de ir, enfrentar a Atlas y volver a atraparlo bajo el cielo, Penélope.» me ordenó y yo asentí y comencé a nadar hacía arriba, el tiburón me esperaba y me llevó a toda velocidad «¡TOMA LO QUE ENCONTRARÁS EN LA PLAYA Y COLOCA UNO, EN CADA EXTREMO DEL MONTE!» Me pidió Lady Caos, mientras que yo volvía la superficie, tomé una bolsa allí mismo y miré su contenido, una sonrisa salvaje, apareció en mis labios: Explosivos.
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Corrige tus errores y sonríe al futuro
FanficEl suicidio de Percy Jackson, es la gota que colmó el vaso de las Moiras, quienes enviarán a los Olímpicos al pasado, con tal de crear un mejor mañana. ¿Todos estaban en el pasado? Sí. ¿Sabían que tenían que corregir sus errores? Sí. ¿Pero quien era...