Corrige tus errores y sonríe al futuro

20: La Entrada al Mar de los Monstruos.

Percy Jackson, pertenece a Rick Riordan.

Corrige tus errores y sonríe al futuro.

En el Princesa Andrómeda, con: Luke, Annabeth y Grace a bordo, se colocaron junto al HMS Victory, donde veníamos Clarisse, Thalía, Nyssa Atenea y yo.

Luke movió la cabeza, hacía nosotros. Parecía algo estresado y un poco asustado. — ¡NOS VAMOS ACERCANDO A LA ENTRADA Y DEBEMOS DE ELEGIR SI QUEREMOS ENFRENTARNOS A CARIBDIS O A ESCILA!

Clarisse sonreía como loca. Yo la miraba ser feliz, al recordar como hizo esa misión. Ella le constó a Luke: —Usa el Princesa Andrómeda, para disparar dentro de la boca de Caribdis, cuando ella esté tragando agua. Cuando la veas a punto de cerrar la boca, es el momento perfecto para dispararle.

—Así se expandirá, no podrá abrirla y explotará. —Concreté yo. Estaba sorprendido, por nuestra seguridad, hasta que pareció recordar, que ya habíamos hecho esto.

—Entendido —dijo por fin.

—Tranquilo Luke, aquí estoy yo —Luke le enseñó la sonrisa más bella, que yo hubiera visto en un chico; cuando él entendió, lo que intentaba decirle: Le indicaría cuando disparar — ¡Buena suerte con Escila, chicas! —nos gritó Annabeth.

— ¿Qué información tenemos sobre Escila? —Preguntaron Clarisse y Thalía, al mismo tiempo.

—La información de la Chica Sabia —contesté yo.

Clarisse suspiró. —Dispara entonces.

—Escila vive en una cueva, en lo alto de los acantilados. Si nos acercamos demasiado, sus cabezas de serpiente descenderán y empezarán a atrapar tripulantes.

— ¿Alguna idea? —Preguntó Clarisse.

—Siempre puedo crear un tornado de agua, Cara de Pino puede electrificar el agua y la golpeamos con eso dije yo cuando esté cayendo, le atacamos a Cañonazos.

—No será suficiente. —dijo Atenea, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño, mientras me miraba.

Yo me giré para mirarla, pero sin querer parecer enfadada. —Eres una diosa de la guerra: Dales espadas a ellas o armas que sean más potentes que sus lanzas o con ellas, jamás vamos a matar a Escila.

Atenea llevó sus manos a su cintura y sus manos a su cintura, mirándome con enfado. Cosa que solo la llevaba a verse más sexy. —Cuando Escila caiga, Thalía deberá de asegurarse y cargar al máximo poder voltaico su lanza, clavarla en una de las cabezas de Escila y la harás explotar. —Thalía y yo, hicimos una mueca de asco ante eso —Entonces, Clarisse y yo, atacaremos la segunda y Penny se quedará con la tercera.

Una sonrisa apareció en mi rostro, desenfundé mis dos espadas y las rodeé con tanto viento, que era incluso chirriante. —Esto dotará a mis espadas de mayor capacidad de corte.

Disparamos los cañones y Escila cayó desde lo alto.

Sentí el empujón en la boca del estómago y controlé las aguas, creando bajo el mar, pilares de agua endurecida, que empujaron a Escila, más y más, hacía abajo.

Thalía disparó un rayo desde lo alto y electrificó el mar. Disparó un segundo relámpago, con mayor concentración. —No he liberado la electricidad, como el primero nos dijo, mientras respiraba agitadamente no... no voy a soltarlo, hasta... hasta... golpearla...

— ¿Se vuelve más difícil, disparar bajo el agua? —tuve que preguntarle.

—Sostener la forma del relámpago bajo el agua y no sé hacía donde está Esci... —abrió los ojos y frunció el ceño, un geiser salió despedido y Escila apareció rugiendo. Giramos el barco, para quedar horizontales con ella y disparamos nuestros cañones, hasta haberla derribado y se convirtió en polvo dorado, mientras que Thalía y yo, caíamos exhaustas, sobre el piso del barco, casi inconscientes.

—Lo han logrado, par de locas. —nos decía Atenea sorprendida —Ahora, gracias a ustedes, tenemos dos caminos, hacía el Mar de los Monstruos, andando: Tenemos que encontrar el Vellocino y a las hijas de Bellona, ¡A sí y a Grover!